Cumplir un siglo de vida de entrega a los demás y a Dios: la historia de Don Virgilio

La Casa Sacerdotal de San Millán en Ávila está de celebración: Don Virgilio González, el "eterno párroco" cumple cien años.

Cumplir un siglo de vida de entrega a los demás y a Dios: la historia de Don Virgilio

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Uno experimenta a lo largo de su vida infinidad de vivencias y situaciones que nutren nuestra existencia y completan cada tramo de nuestro camino. A medida que vamos cumpliendo años, esas experiencias se acumulan y el aprendizaje aumenta así cada día un poco más. No me puedo imaginar la cantidad de vivencias y experiencias que acumula una persona que alcanza a cumplir un siglo de vida. Y más aún, cuando esa vida ha sido entregada por completo al servicio de los demás y al servicio de Dios.

Don Virgilio González, celebra cien años en esta vida, y 75 años de sacerdocio. En lugares como Casas del Puerto, Navacepedilla del Corneja o Villafranca de la Sierra, localidades cercanas a Piedrahíta (Ávila) ha ejercido su ministerio sacerdotal.

El longevo párroco ha festejado un año más de vida de una forma sencilla: “A él no le gustan mucho estas cosas, no es de festejos, porque siempre ha sido un hombre muy humilde y callado” declaraba un familiar de Don Virgilio.

Entrega y disponibilidad con los fieles

Sin embargo, la Casa Sacerdotal preparó una pequeña celebración para compartir con sus hermanos de presbiterio. Comenzando con una Misa presidida por el obispo D. Jesús. En ella, ha querido dar gracias a Dios por la vida y el ministerio de Don Virgilio, ejemplo de entrega sacerdotal. Mons. Rico, en su homilía, recordaba las claves de vida de un sacerdote como el centenario homenajeado: “humildad (renunciando a toda comodidad y sembrando a largo plazo), fidelidad (que no vale con ser material o aparente, pero por dentro mostrarnos huecos), y gratitud (superando el falso autoconcepto de que no le debemos nada a nadie)”. Si hay algo por lo que ha destacado la labor de D. Virgilio ha sido su entrega a los demás; quienes le conocen bien, destacan de él su disponibilidad siempre con los fieles: “nunca dejó de subir al pueblo, ni faltó a dar la misa, a visitar enfermos, o a lo que se necesitara en el pueblo".

Jotas al ritmo de dulzainas

Además, tras la celebración de la Eucaristía, se brindó con un poco de vino español por el homenajeado y su siglo de vida. Participaron los obispos eméritos de Valladolid y Salamanca (el cardenal Ricardo Blázquez y D. Carlos López), quien vive actualmente all, así como el obispo emérito de Ávila (Mons. García Burillo). Además, no faltó la música, en concreto, unas jotas al ritmo de dulzaina y, por supuesto, el famoso “cumpleaños feliz”.