La cúpula de la CEE viaja esta semana a Roma para reunirse el jueves con el Papa Francisco

El presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Juan José Omella; el vicepresidente de la CEE, cardenal Carlos Osoro, y el secretario general, Luis Argüello, acompañados por el vicesecretario para Asuntos Generales, Carlos López Segovia, viajan esta semana a Roma.

El miércoles 6 de abril, serán recibidos por la Secretaría de Estado del Vaticano, la Congregación para los Obispos, la Congregación para el Clero, la Congregación parar los Institutos de Vida Consagrada y la Congregación para la Doctrina de la Fe. También visitarán la Embajada de España ante la Santa Sede para reunirse con Isabel Celaá.

Esta visita se celebra al cumplirse los dos años de la elección del presidente y del vicepresidente de la CEE, con la intención de presentar al Papa el esfuerzo de la Iglesia española en su empeño por la evangelización. Por tanto, es una visita de carácter general, aunque los abusos tendrán una gran importancia, ya que presentarán el camino recorrido durante estos años hasta hoy.

El jueves, 7 de abril, serán recibidos por el Papa Francisco.

Trabajo y prevención

Así, durante la visita informarán al Papa de todo lo referente al trabajo de la Conferencia Episcopal en materia de acogida a víctimas, encuentros con varias asociaciones, prevención, así como de la reunión del pasado jueves, 31 de marzo, entre las oficinas de protección de menores y prevención de abusos de las diócesis, las congregaciones religiosas y otras instituciones eclesiales.

Desde la puesta en marcha de las oficinas en las diócesis españolas hace dos años, se contabilizaron un total de 506 denuncias por abusos sexuales a menores. Estas oficinas sirven de instrumento para canalizar las denuncias y quieren atender a las víctimas de abusos sexuales en el seno de la Iglesia.

Precisamente, el portavoz de los obispos desgranaba hace unas semanas que la mayoría de las denuncias, un total de 300, obedecen a asuntos ocurridos hace más de treinta años. Todas estas denuncias se han recibido a través de las 202 oficinas abiertas, sesenta en las diócesis y el resto en las congregaciones religiosas. Se refieren a sacerdotes, curas diocesanos y religiosos.

"Queremos apartar a personas que son indignas, que no haya lobos que se disfracen de corderos y que no se pueda decir que la Iglesia es un lugar inseguro para los niños", subrayó el también obispo auxiliar de Valladolid en rueda de prensa posterior a la reunión de la Comisión Permanente.