Finalizan las reuniones en las diócesis para la Semana Social de España

Finalizan las reuniones en las diócesis para la Semana Social de España

Agencia SIC

Publicado el - Actualizado

9 min lectura

Las diócesis de Mérida–Badajoz, Burgos y Valladolid son las últimas en donde se han celebrado las reuniones preparatorias de la Semana Social de España 2021, que dará comienzo este próximo jueves en la Real Cartuja de Sevilla.

Las diócesis han concluido sus trabajos previos a la XLIII Semana Social de España que tendrá lugar en Sevilla del 25 al 27 de noviembre. Desde el pasado mes de septiembre se han ido convocando en distintas diócesis españolas grupos de trabajo en torno a un texto común, la guía de trabajo, «La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación«. También han tenido en común estos encuentros que han reunido a personas de distintos sectores y ámbitos de la sociedad.

Ahora es el momento de poner en común sus conclusiones. Será el viernes, día 26 de noviembre, en la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla. Esta jornada de las Semanas Sociales estará reservada a los portavoces de los grupos de estos trabajo diocesanos.

Las tres últimas diócesis que han mantenido estos encuentros son Mérida–Badajoz, Burgos y Valladolid. En las tres tenían lugar los encuentros el 13 de noviembre.

Aportación a las Semanas Sociales de la diócesis de Mérida–Badajoz

¿Qué puede hacer la Iglesia, o más bien quienes formamos parte de ella, para regenerar la vida pública? El pasado sábado en Badajoz, 13 de noviembre, se intentó responder esa pregunta en la jornada preparatoria de las Semanas Sociales de España. Para esta reflexión se reunió un grupo de profesionales cristianos que trabajan en la universidad y la educación, en la política, la sanidad, la comunicación y el movimiento asociativo juvenil de Extremadura, entre otros colectivos, acompañados por el Vicario General de la Archidiócesis, Francisco Maya.

Durante la mañana de este sábado se trabajó, debatiendo y proponiendo, el documento marco sobre “La regeneración de la vida política. Una llamada al bien común”, para poder hacer aportaciones en la Semana Social de Sevilla del 25 al 27 de noviembre.

El encuentro comenzó con la intervención de Luis Manuel Romero, secretario técnico de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, que acompañaba al grupo de reflexión, presentando la revitalización de las Semanas Sociales como consecuencia del Congreso de Laicos y enmarcando la reflexión del documento marco en la necesidad de un mayor compromiso de los cristianos en la vida pública. Además, mostró que esta reflexión es un claro ejemplo de experiencia sinodal y propuso como pistas para el diálogo “integrar, dialogar y construir”.

Después, moderados por Jesús Pérez Mayo, director de Cáritas Diocesana, los integrantes comenzaron un trabajo valorado por todos como “una mañana muy rica en la que se abordó cómo la Iglesia debería situarse en esta sociedad tan plural, que en algunos casos llega a ser polarizada, en la que se construyen muros en vez de tender puentes”, bajo la visión que marca el papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti.

Se manifestó la necesidad de ver la diversidad como una riqueza, sin olvidar que también es una vulnerabilidad, y la necesidad de la renuncia para el encuentro. Se hablaba de la necesidad de alentar ir más allá de lo inmediato, valorando el mensaje contracultural que lleva la Iglesia en su núcleo que puede satisfacer la necesidad de la sociedad de tener fundamentos sólidos.

En un mundo tan polarizado como el que vivimos, lleno de trincheras, la Iglesia puede convertirse en esa masilla que una a quienes se sienten muy separados. Existen partidos con ideas contrapuestas, colectivos enfrentados que no dialogan entre sí, pero una organización tan diversa como es la Iglesia puede proponer acciones encaminadas al bien común que consigan reunir a quienes se sienten distintos. La misión de la Iglesia debería ser animar al resto de la sociedad a preguntarse “¿qué hay de lo nuestro?”. Para ello debemos dedicar más tiempo a la construcción de un proyecto común y a generar procesos que lleven a una mejora de la sociedad, fundamentalmente de los más débiles.

Como propuestas del equipo, podemos destacar la necesidad de aprovechar bien la malla de recursos con los que cuenta la Iglesia, la mejora de la comunicación buscando la propuesta y no la confrontación, la sinergia y el aprovechamiento de los medios digitales, la necesidad de acompañar a los laicos en la presencia de la vida pública, desarrollar como Iglesia un diálogo gratuito desde la defensa de las personas además del que se hace como institución con lo político desde lo institucional, el impulso de la vocación de servicio público y el compromiso socio–político en los laicos por parte de la Iglesia, el acompañamiento en las distintas etapas de la vida de las personas y la construcción de estructuras de mensaje desde la Iglesia que conecten con las necesidades profundas de la sociedad.

Encuentro de trabajo en la diócesis de Burgos

El grupo de trabajo se reunía el pasado 13 de noviembre y se abordaron los siguientes temas:

1.– Las nuevas esferas públicas

A) Sobre la Pluralidad en la vida pública y el diálogo

B) Sobre los Procesos

C) Sobre la sociedad civil

2.– Religiones en Público

3.– Escenarios para la vida pública

A) Vida personal

B) Criterios de Discernimiento

Síntesis de los trabajos en Valladolid

La nueva esfera pública

Para lograr un diálogo entre las distintas confesiones y con los no creyentes, buscando la amistad social y el bien común, debemos de partir de la realidad y priorizar causas comunes que nos permitan unirnos en acciones concretas. Éstas nos han de llevar a abrir sistemas y procesos internos de conocimiento entre entidades, comunidades y religiosos, generando procesos compartidos, abrir nuevos caminos y nuevos relatos.

También hemos de aprovechar los espacios que se abren, tanto institucionales como en las redes sociales, como lugar de encuentro para estar presentes. La Iglesia en su “cabeza”: clero y obispos han de intensificar esta visión de diálogo con no creyentes y otras confesiones.

Para recuperar el protagonismo de la sociedad civil y alentar procesos a largo plazo que incluyan pobres y excluidos tenemos que aprovechar las formas de participación actual o crear las que necesitemos: como en plataformas asociativas y foros que ya existen en la sociedad civil, partidos políticos, sindicatos, asociaciones de base popular, vecinal… en barrios, grupos culturales, deportivos, de acción social. También en la Iglesia: parroquias, movimientos, asociaciones de laicos, grupos de distinta índole… siguiendo los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.

Para mantener un diálogo efectivo es necesario que desarrollemos una actitud de vulnerabilidad, sencillez y humildad, así como capacidad de escucha. De igual modo la defensa de los derechos humanos nos ha de unir en ámbitos de participación centrándonos especialmente en los más vulnerados, aunque hay que definir quiénes son hoy en día los más vulnerados.

Para conseguir la inserción de jóvenes emigrantes es clave la educación. Acciones concretas que podrían desarrollarse pasan por la necesidad de reformas educativas en las que se fomente una formación profesional básica y práctica dirigida a la incorporación laboral, lo que facilitaría su participación real en la sociedad, evitando el asistencialismo y haciéndoles partícipes de su proceso educativo y de inserción en la sociedad. Es necesario ampliar las opciones de formación y permitir una flexibilidad horaria que se pueda conjugar con la jornada laboral.

Otra cuestión a tener en cuenta sería el potenciar el desarrollo de los excluidos con herramientas de incorporación laboral mediante las Empresas de Inserción Social, así como identificar en cada lugar las realidades de pobreza y exclusión e intervenir, desde la fe para alentar procesos de participación o apoyar los que ya estén en marcha.

La Religión en la vida pública

Para regenerar la vida pública no podemos separar vida privada y vida pública, sino reconocer la reciprocidad entre ambas. Las religiones son impulso para la defensa de los Derechos Humanos y alientan una mirada profética, valiente y sincera en la búsqueda del bien común y la defensa de las libertades.

La religión debe llegar a los mismos espacios en el ámbito público y privado que el resto de las entidades y gozar de los mismos derechos y obligaciones, manteniendo todas las libertades, entendiendo el respeto mutuo entre el creyente y el no creyente. No se trata de volver a un pensamiento único de unión entre Iglesia y Estado.

Para plantear la presencia y participación de lo religioso en lo público hay que resolver problemas en la organización eclesial. Todos somos representantes de la Iglesia, no solo los obispos. Los laicos deben participar en la toma de decisiones, en la organización y funcionamiento eclesial y asumir sus responsabilidades como tales.

El proceso sinodal es una oportunidad, pero sin embargo es vivida por algunos sectores como una ocurrencia del Papa sin deseos o apertura a un proceso de mayor participación y de cambio.

Se ve necesario activar realmente los Consejos Parroquiales o Diocesanos de laicos, pastorales, que en muchas ocasiones no existen o no funcionan correctamente.

Los católicos, como tales aportamos, nuestros valores y testimonios a la perspectiva de la Encarnación desde lo específicamente humano: sufrimiento, dolor, exclusión… Por otro lado debemos asumir que cuando surgen conflictos y escándalos en la Iglesia debemos aceptar nuestra fragilidad, que choca con la intención de mostrar una imagen pura.

Escenarios para la vida pública

Para integrar vida personal, profesión, trabajo por el bien común debemos entender la vida como vocación, como donación al servicio de los demás, cultivando la oración y haciendo lectura creyente de la realidad en grupo o comunidades de referencia.

Es importante que aprovechemos los diferentes ambientes en los que pasamos más tiempo: familia, ámbito profesional, amigos, vecindad, parroquia, grupos, asociaciones y medios de comunicación y redes sociales.

Dentro de los espacios donde nos movemos los laicos son clave: el educativo, social (enfermedad, marginados, mayores), empresarial y político. Desde lo político se pueden hacer grandes contribuciones al bien común.

Como criterios de discernimiento para la presencia en la vida pública es fundamental partir de la promoción de la vida digna como principio fundamental y seguir los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, priorizando según disponibilidad de carismas, tiempo, dones, capacidades concretas y desde ahí ver en qué espacios estoy llamado por Dios y por los hermanos. Seguir el modelo de Cristo, con autenticidad y honestidad para trabajar por el bien común, dando prioridad a los más desfavorecidos y con una actitud de servicio.

Hemos de tener muy en cuenta a los que están al margen, en las periferias, sin voz en la sociedad. Un ejemplo sería los procesos de presupuestos participativos donde no siempre participan esos colectivos y no siempre están tenidas en cuenta sus necesidades.

(Conferencia Episcopal Española)

Escucha en directo COPE, la radio de los comunicadores mejor valorados. Si lo deseas puedes bajarte la aplicación de COPE para iOS( iPhone) y Android. La aplicación de COPE es el mejor canal para escuchar la radio en directo, pero es también un completo medio de información digital que cuenta las noticias cuando se están produciendo, que te alerta de lo que sucede mediante notificaciones en tu móvil.

Temas relacionados