Fray Abel de Jesús: “Estamos a tiempo de devolver a la vida religiosa al puesto que le corresponde”
El religioso ha participado en la Semana Nacional para la Vida consagrada junto con Birgit Weiler, desde la Pontificia Universidad de Perú y el jesuita Bert Daelemans
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“Creo que estamos a tiempo de devolver a la vida religiosa al puesto que le corresponde porque, entre otras cosas, creo que la vida religiosa debe estar a la vanguardia de la Iglesia”. Así lo ha explicado fray Abel de Jesús, carmelita descalzo y youtuber, colaborador de la Revista Ecclesia, que ha participado de una mesa redonda en la 51 Semana Nacional de la Vida Consagrada organizada por el ITVR.
La vida religiosa ha de volver a ser significativa, ha expresado, “y esto no depende de la edad media de sus miembros, sino del vigor de su fidelidad a Cristo”. El carmelita, que ha hablado de Internet como “una mediación de la existencia que ha transformado el modo que tenemos de relacionarnos”, ha advertido que “esto representa una serie de desafíos sobre los que la Iglesia debe reflexionar”. La Iglesia, ha subrayado, “tiene que estar atenta a los signos de los tiempos para interpretarlos a la luz de los tiempos”.
Una manera de entender el mundo marcada por Internet sobre todo en los jóvenes, que tienen también “una vocación digital”. Internet no se usa como una herramienta, “sino una puerta abierta de par en par al continente más habitado del mundo”.
La relación con la Casa Común
En la mesa redonda, moderada por la directora de Ecclesia, Silvia Rozas FI, ha participado también Birgit Weiler, desde la Pontificia Universidad de Perú, quien, en este Día de la Tierra, ha reflexionado acerca de la propuesta de la ‘casa común’ aplicada a la vida consagrada. “Tenemos que sanar nuestras relaciones entre nosotros y con la tierra. Tienen que ser transformadas como la ecología integral nos invita a hacer”, ha señalado.
En cuanto a internet, la religiosa ha invitado a plantearse “cómo habitamos ese espacio, porque no podemos pretender sanar nuestras relaciones heridas sin sanar nuestras relaciones básicas entre nosotros mismos”.
El Sínodo de la Amazonía vino para provocarnos, ha destacado, “que tengamos la capacidad de ponernos en el lugar del otro”. La naturaleza no es un simple marco, sino que estamos llamados a vivir en relación: “Se trata de vivir en armonía consigo mismo, con la naturaleza, con los seres humanos y con el ser supremo, ya que hay una intercomunicación entre todo el cosmos, donde no hay excluyentes ni excluidos, y donde podamos forjar un proyecto de vida plena para todos”.
La belleza de la vida consagrada
Por su parte, el jesuita Bert Daelemans, ha destacado que el mundo necesita espacios donde se puede experimentar la belleza de la vida consagrada: “En un tiempo que da tanta importancia a lo visual y a lo identitario, ¿dónde estamos y cómo estamos allí?”. Por eso, ha explicado, “hemos de ser más epidérmicos que superficiales, más proactivos que asertivos, más contemplativos que apagados, más esperanzados que optimistas”.
Una comunidad de consagrados “que no usa su espacio sagrado o solo en raras ocasiones, es decir, que se alimenta poco en este banquete y no se deja construir por el misterio celebrado en este espacio, se atrofia”, ha concluido.