El gesto de la niña de San Ildefonso antes de enfrentarse a "cantar" los números de la Lotería

Una de las niñas del colegio de San Ildefonso, quienes tradicionalmente "cantan" los premios de esta emblemática jornada, ha protagonizado uno de los momentos más emotivos

¿Cuál fue el Sorteo Extraordinario de Navidad con 'El Gordo' más tardío y a qué hora se conoció?

Redacción Religión

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Es común ver a mucha gente realizar lo que llamamos “santiguarse”, es decir hacer la señal de la cruz. Durante este tradicional sorteo de la Lotería de Navidad este 22 de diciembre, hemos visto hacerlo a una de las niñas del colegio de San Ildefonso, quienes tradicionalmente "cantan" los premios de esta emblemática jornada.

Una de las niñas se ha santiguado unos instantes antes de cantar los números del sorteo, y este gesto que no ha pasado desapercibido por miles de españoles en las redes sociales. Esta señal la hacemos cada vez que comenzamos una oración, quizás al comienzo y al final del día, pero también ante determinados momentos importantes que están por vivir, o antes de comenzar alguna actividad.

El realizar esta acción no es otra cosa que invocar a Dios en su realidad, tal como nos la ha revelado Jesús y que además constituye el gran “misterio de nuestra fe” y lo que nos identifica.

Un gesto que también hizo "viral", Araceli Rosario Hidalgo, interna de la residencia de mayores Los Olmos de Guadalajara se convertía en la primera persona en recibir la vacuna frente al Covid-19 en España. La anciana de 96 años se santiguaba poco antes de que le inyectaran la dosis cuando apenas pasaban unos minutos de la nueve de la mañana.

¿Qué significa?

El sacerdote Javier Sánchez, de la diócesis de Córdoba, explica estos signos que nos ayudan a vivir plenamente la liturgia. "Muy pronto la cruz se incorporó como un signo en la liturgia. La entrada en el catecumenado consiste en trazar la señal de la cruz en la frente del catecúmeno: “Recibe la cruz en la frente: Cristo mismo te fortalece con la señal de su caridad. Aprende ahora a conocerle y a seguirle”

En el bautismo de niños, se les dice: “La Iglesia de Dios os recibe con gran alegría. Yo en su nombre os signo con la señal de Cristo salvador” (RBN 114). La cruz será la señal en la frente de los elegidos; con la cruz somos crismados para recibir, por esta señal, el Don del Espíritu Santo, en el rito de la Confirmación (RC 34). Por la cruz nos vienen todos los bienes, toda gracia.

Al inicio de la santa Misa, el sacerdote pronuncia las palabras “En el nombre del Padre y del Hijo…” mientras todos se santiguan y responden: “Amén” (IGMR 124). Al leer el evangelio, se signa la página y diácono y fieles, trazan la cruz en la frente, labios, y pecho, por reverencia a la Palabra que se va a proclamar (cf. IGMR 133-134).

En las Misas más solemnes, es rito exclusivo del obispo bendecir con el Evangeliario trazando la señal de la cruz. Por último, los fieles se santiguan con la bendición final que imparte el sacerdote respondiendo “Amén” (IGMR 167).

Trazando la señal de la cruz y con las palabras: “Y yo te absuelvo de tus pecados…”, se confiere el perdón de los pecados en la Penitencia (RP 19). En la Liturgia de las Horas, todos se santiguan al decir “Dios mío, ven en mi auxilio” o se signan los labios al inicio: “Señor, ábreme los labios”; en los cánticos evangélicos del Benedictus, Magníficat y Nunc dimittis, todos se santiguan.

Con todo cuidado tracemos reverentemente la señal de la cruz al santiguarnos (de la frente al pecho, del hombro izquierdo al derecho), o signarnos bien en la frente, labios y pecho, despacio y conscientes del valor de la Cruz, con gran amor. “¡Si vuestro sitio es ése: al pie de la cruz! ¿Cómo?... Procurando en vosotras y en las demás signarse y santiguarse bien y lentamente, a ver si hacemos desaparecer esos garabatos que innumerables cristianos trazan en el aire o sobre la cara y pecho en lugar de la cruz” (San Manuel González, Florecillas de Sagrario, Obras, nº 717).