La historia de Jorge Máximo, imaginero de tan solo 24 años: "Hacemos arte al servicio de la Iglesia"

El joven artista abre su taller a ECCLESIA y cuenta cómo vive y prepara la Semana Santa desde su oficio

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Nos encontramos en el sprint final hacia la Semana Santa. A siete días del Domingo de Ramos y de que las procesiones comiencen a inundar pueblos y ciudades de todo nuestro país, en el programa ECCLESIA de TRECE de este domingo hemos querido conocer uno de los rostros que hay detrás de los pasos procesionales. El artista imaginero Jorge Máximo Pizarraya, uno de los más jóvenes y prometedores de España, nos ha abierto las puertas de su taller para contarnos cómo vive estos últimos días previos a las celebraciones y enseñarnos sus últimos trabajos.

Jorge tiene solo 24 años, y apenas lleva dos dedicándose a la imaginería, después de finalizar su formación en la Escuela de Arte de Sevilla. Ahora ya recibe numerosos encargos de hermandades y particulares. “Un imaginero hace arte al servicio de la Iglesia. Nos acercamos al pueblo a través de lo visual, sobre todo en los templos y en la Semana Santa”.

Para él, resulta motivante que las imágenes en las que él trabaja estén presentes en algo tan importante como las procesiones de Semana Santa. Sobre todo, cuando en Sevilla “forman parte del ser” de la vida de la ciudad. Aunque la profesión de imaginero nunca fue una opción a la que dedicarse cuando era niño.

Jorge no llevaba la profesión en los genes, sino que su gusto por el arte religioso nació a través de la creación y recreación de belenes. A raíz de entra en esos ambientes, comenzó a formarse profesionalmente aconsejado por unos orfebres. “Comencé hace dos años, dándome a conocer en las redes sociales. Estamos en una sociedad un poco más difícil en cuanto al arte y a la imaginería, pero me va bastante bien”. Desde su primer encargo, no han dejado de llegarle pedidos. “Creo que la imaginería es de los artes más completos”.

En su taller, se encuentran imágenes de distinto carácter: San Juan Bautista, San Felipe Neri, la Inmaculada Concepción… Junto a bustos de otros santos, que aún tiene que terminar de montar y hornear, antes de partir a hogares y parroquias de todos los rincones de España. Un trabajo artesano que en estos días cobra todo su esplendor, y brilla al servicio de la evangelización, la tradición y la religiosidad popular.

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