La historia de Mary Salas Larrazábal: 100 años de una mujer vocacionada al amor

Acción Católica rinde homenaje a Salas, quien fue una parte importante de la asociación y que hubiera cumplido cien años en este mes de noviembre

ctv-ctu-mary-salas-768x528

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

ha querido rendir un homenaje a Mary Salas Larrázabal, quien fue una parte importante de la asociación y que hubiera cumplido cien años en este mes de noviembre. Su vida según sus palabras fue una vida plena.

Entre 1944-1953 fue nombrada Vocal del Consejo Superior de Jóvenes de Acción Católica. En 1948 fundó y dirigió la revista

y al año siguiente la Residencia Universitaria Femenina Ntra Sra de la Antigua junto con su hermana Pura. En 1951 obtuvo el título de Periodista y el carnet oficial de periodista. En la peregrinación que hacen a Roma las Jóvenes de Acción Católica conversan con Pio XII. Ya en la rama de Mujeres de Acción Católica (1953) dirigió la revista

y fue nombrada Vicepresidenta del Consejo Superior de Mujeres de A.C. hasta 1968.

Desde la asociación se indica que Mary siempre estuvo preocupada por la situación de la mujer que también le afectaba a ella. Decía que el feminismo lo descubrió en la Iglesia y sus amigas feministas se extrañaban de esta afirmación. Junto con

y su equipo del Consejo Superior de Acción Católica comenzaron a estudiar la situación de la mujer en España. Durante cuatro años profundizaron en la personalidad de la mujer bajo la inspiración de Pío XII.

Ella misma indicó que “

, supuso para las mujeres católicas españolas que vivimos aquellos momentos históricos, una extraordinaria experiencia.”

Tras ese estudio Acción Católica decidió combatir el hambre. Para luchar contra el hambre de pan organizaron la Campaña contra el Hambre, hoy Manos Unidas, de la que Mary Salas fue su primera presidenta. Para luchar contra el hambre de cultura y educación pusieron en marcha los Centros de Formación Familiar y Social, hoy Centros Católicos de Cultura Popular y Desarrollo de Adultos y asumió el cargo de presidenta de la Comisión Nacional. Finalmente para luchar contra el hambre de Dios establecieron un proyecto formativo muy ambicioso apoyado en la Doctrina Social de la Iglesia, la Semana Impacto. Fue una mujer valiente.

Vocación del Señor

Sus responsabilidades la obligaron a viajar y a participar en la reuniones internacionales de educación de adultos que el INODEP (Instituto Ecuménico para el Desarrollo de los Pueblos) organizaba. Fue nombrada (1968) Responsable de la Comisión de Educación de Adultos de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) y se gradúa como Experta en Educación de Adultos (ESSEFA), otro campo para el que siente la vocación del Señor.

Tras dejar sus responsabilidades en Acción Católica (1968), el Ministerio de Educación y Ciencia la contrató como técnica en educación de adultos. Fundó la asociación NORAY para la formación de Educadores Adultos, con la que impartió cursos en toda España y más tarde la Asociación Centro de Investigación y Acción Cultural (CIAC). Su recia conciencia cristiana le llevó a sumarse al proyecto político de Izquierda Democrática, liderado por

en la transición española. Disuelto el partido sus dirigentes fundan el Foro de Pensamiento Político y la Asociación para la Formación Social, del que Mary será miembro activo.

Su inquietud por la promoción de la mujer le llevó a asumir la vocalía de la Junta Nacional del Patronato de Protección a la Mujer (1978) y en 1986 a fundar y presidir el Foro de Estudios sobre la Mujer (FEM). En su inquietud constante por la promoción de la mujer toma conciencia, una vez más, que las mujeres son invisibilizadas en su papel durante la transición

y publica en 1999 una obra coral Española en la transición. De excluidas a protagonistas (1973-1982).

Sus dos libros

En 2001 fue nombrada entre las “Cien Ilustres del siglo XX” por el Consejo de la Mujer de Madrid y en 2004 recibió el premio ¡Bravo! de la Conferencia Episcopal Española. Nunca dejó de participar en todo aquello que le pedían colaborar, por eso aceptó los últimos años de su vida formar parte del patronato de los Centros Católicos de Cultura Popular y Desarrollo de Adultos donde sus reflexiones y aportaciones eran muy valoradas y aceptadas. Nos dejó dos libros