El inesperado acontecimiento religioso en una cárcel de Murcia
El obispo auxiliar de Cartagena, Mons. Chico, ha confirmado a más de 60 presos de una cárcel en Murcia
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El pasado sábado 18 de mayo, el Centro Penitenciario Murcia II, en Campos del Río -Murcia-, vivió un acontecimiento inusual: por primera vez se celebró en la prisión, la celebración del sacramento de la Confirmación. El Obispo auxiliar de la Diócesis de Cartagena, Mons. Sebastián Chico Martínez, administró este sacramento a 62 internos que confirmaron así su fe.
Antes de comenzar la celebración Mons. Chico Martínez recibió personalmente en el salón de actos (donde tuvo lugar la misa) a cada uno de los internos que se iban a confirmar. Los capellanes de este centro penitenciario agradecieron la asistencia del Obispo auxiliar recordándole que su presencia “daba esperanza, fuerza y servía como reconocimiento a esas personas”.
Durante la Eucaristía, en la que también participó el coro penitenciario, el Obispo auxiliar de Cartagena recordó a los internos que ellos y la cárcel son importantes para la Iglesia. "Después dejó a un lado la homilía que llevaba preparada y quiso que sus palabras salieran del corazón”, explica Antonio Sánchez, capellán del Centro Penitenciario Murcia II, quien asegura, además, que Mons. Chico “les repitió, por activa y por pasiva, que no perdieran la esperanza, que se atrevieran a soñar porque su vida no la marcaban las equivocaciones sino sus sueños, y Dios sueña con ellos”.
Al terminar la Eucaristía los internos quisieron expresar su agradecimiento al Obispo auxiliar por elegir esta cárcel como su primer destino para administrar el sacramento de la Confirmación como obispo. “Le dedicaron una oración, una rima tipo rap y le entregaron un presente, de parte de todos los confirmados, que consistió en una cesta de flores hecha con migas de pan que había cedido, voluntariamente, otro interno musulmán”, explica el capellán.
Tras la celebración hubo un encuentro festivo al que se unieron la dirección y los jefes de servicio del centro penitenciario. Finalmente, los capellanes de la prisión agradecieron la colaboración del centro y de los voluntarios de Pastoral Penitenciaria –que, junto a los capellanes y dos seminaristas, ejercieron como padrinos– para llevar a cabo la celebración. “Aunque fue complicado, creemos que ha merecido la pena porque hemos sentido la presencia de Dios y cómo, a través de este sacramento, Él ha podido llegar a muchas personas”, destaca Antonio Sánchez.