José María Méndez se hace monje tras perdonar al asesino de su hermano: “Todo lo dejas aquí”

Su hermano Alejandro fue asesinado hace 25 años. Sus padres perdonaron al autor, y él dejará el pincel para ingresar en un monasterio cisterciense de Córdoba: "Me siento libre"

Ana Medina

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La vida de

, más conocido como 'Jarén', está inevitablemente marcada por un suceso de hace 25 años:

«Gracias a la fe lo transformas en la esperanza. Es la alegría que nos da la esperanza de la Resurrección», afirma sin tapujos este sevillano en la entrevista realizada en

Alejandro, con 24 años, perdió la vida a manos de otro joven sin razón alguna, si es que una muerte violenta puede tener razones. Aquel hecho, bautizado como "el crimen de la movida", impactó a toda Sevilla pero más especialmente a su familia. José María Méndez, que desde entonces ha ido viviendo este hecho como parte de su historia, toma ahora una decisión trascendental:

tampoco puede olvidar todo lo ocurrido y sus consecuencias. «Es una de esas fechas que, en tu carrera profesional, se te quedan marcadas. El crimen de la movida no nos imaginábamos lo inolvidable que iba a ser, incluso para darnos hoy que hablar en positivo.

dando un testimonio absolutamente demoledor para las conciencias, una lección difícil de olvidar».

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El perdón de los padres de Alejandro a los asesinos de su hijo

«Mis padres siempre fueron un ejemplo de fe, explica José María Méndez, y ante el asesinato de mi hermano, viendo su cara de placidez, se dijeron:

Nosotros para estar contigo tenemos que perdonar igual. Si no, no somos dignos de ti ni de estar en el cielo". Eso te ayuda a sobrellevarlo todo».

Tras 25 años, ha saltado a la opinión pública la noticia de que este reconocido pintor sevillano ingresaba en un monasterio de clausura. «Tenía la opción de callarme este recuerdo y no hacerlo ver, pero era una pena guardarme ese ejemplo de perdón que recibí de mis padres».

Preguntado por su camino para superar el sufrimiento de la pérdida de su hermano, explica: «el dolor se transforma. Y se torna en felicidad. Alejandro era una persona alegre, con intención de ser sacerdote. Y eso te ayuda a seguir para adelante y te enseñan que nada te llevas cuando te mueres, sino que todo lo dejas aquí. Cuando tuve la experiencia monacal en agosto del año pasado, la carga por la muerte de mi hermano se perdió por completo, desapareció, y ahora me siento libre. La labor de rezar es tan importante que se perdería mucho si no lo hacemos».

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El documental 'Libres', clave en la decisión de José María Méndez

En la decisión definitiva de José María ha influido poder ver el documental 'Libres', que acerca el testimonio de hombres y mujeres que han dado el paso a la vida contemplativa. «El documental 'Libres' es fundamental en mi vida. La participación en él de cada religioso y religiosa me conmueve. Y lo que me trastocó por completo fue la frase de que puedes pasar la vida distraído y sin estar llena. Fue una sacudida. Sentí que Dios me decía: "te he dado todo, has cumplido tu misión, y ahora déjalo todo y vente conmigo. Deseando estoy de entrar».

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¿Qué ocurrió la fatídica noche del 7 de noviembre de 1998?

La noche del 7 de noviembre de 1998, un grupo de amigos había salido a tomar unas copas en los Jardines de Murillo de Sevilla. Entre ellos se encontraba Alejandro, de 24 años.

Aquella noche todo transcurría como un día cualquiera para estos jóvenes. Alejandro y sus amigos se divertían. Era sábado por la noche. Querían irse muy pronto a bailar a una discoteca cercana. Detrás de ellos, en un banco había otra pandilla de chicos con motos que, sin mediar palabra, empezaron a amenazarles. Les tiraron una botella y los ánimos se caldearon. José María Méndez contó en 'Mediodía COPE' lo ocurrido aquella noche y cómo lo afrontó su familia el pasado 7 de noviembre, cuando se cumplían 25 años del crimen.

Alejandro quiso poner paz cuando un chico de 17 años le dio un navajazo en el pecho. La herida afectó a su corazón y perdió su vida. Su padre, José Méndez, era profesor de dibujo en los Salesianos de Sevilla. Aquel día se desveló. Iba a amanecer y su hijo no había llegado a casa. Sonó el teléfono de su casa lo cogió creyendo que iba a ser su hijo y le dieron la noticia. Lo habían matado.

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