"Juntos y hasta la meta": Los consejos del obispo de Astorga para vivir el sacerdocio "en clave sinodal"

Jesús Fernández explica a ECCLESIA la necesidad de hacer presentes "distintas voces, grupos y sensibilidades para realizar juntos un discernimiento"

Sara de la Torre

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Las cuatro cercanías del sacerdote

El obispo ha explica a ECCLESIA que para ello, "debemos poner el acento en primer lugar en “caminar juntos” en la sinodalidad”.

“El sacerdote camina y en ese caminar se relaciona, no va encerrado en sí mismo. Por lo tanto, el primer primera relación sinodal que el sacerdote tiene que tener en ese caminar juntos es con Dios. La segunda relación sinodal sería con el propio obispo diocesano, porque evidentemente somos parte de la Iglesia. El sacerdote es el colaborador inmediato del ministerio episcopal. También con los sacerdotes, porque él no es un funcionario más, sino que comparte el carisma sacerdotal. Por último, con el pueblo de Dios, porque no puede estar de espaldas a él, sino ser cercano al pueblo, estar preocupado por sus por sus problemas y en comunión con sus esperanzas”.

Junto a las cercanías, el Papa habla de tres ministerios de la Palabra, de la santificación y del gobierno, “y en ellos edifica también la comunión”, ha expresado el obispo.

La corresponsabilidad

Cuando hablamos de ese gobierno, el obispo refuerza la idea de la “corresponsabilidad, el trabajar en comunión con el pueblo. Distintas voces, grupos y sensibilidades se deben hacer presentes y por lo tanto, también con el Espíritu, que es al fin y al cabo, es el protagonista de ese discernimiento, se van dando respuestas a los problemas”.

De la misma forma que el prelado ha resaltado el “juntos” anima a seguir caminando “siempre” ya que “nadie hemos llegado a la meta”.

Invitaba a los sacerdotes a caminar siempre, porque nunca ha llegado “Tenemos que sortear muchas dificultades como la fragmentación social y comunitaria, pues la satisfacción de los deseos hasta la liberación sexual, que en el contexto cultural que vivimos, es difícil, y son piedras en el camino que nos pueden hacer tropezar”.

La importancia de la formación

Con este panorama, el obispo ha llamado también a la formación y a la preparación. “Necesitamos formarnos en una espiritualidad sinodal, que es una espiritualidad de la comunión y la corresponsabilidad, donde se viven los consejos evangélicos y donde, sobre todo se trabaja también valores humanos como la escucha o la apertura a la novedad, a la novedad. A veces nos cerramos en nuestras fórmulas, damos respuestas antiguas a problemas nuevos y e incluso estamos cerrados a cualquier novedad.