De las Heras a la Vida Consagrada: "Es necesario «abajarse» para ponerse al servicio de los demás"

"Evangelizar es la misión más importante" ha explicado el obispo de León, presidente de la Comisión para la Vida Consagrada de la CEE, en el Encuentro de Familias Eclesiales

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Sara de la Torre

Publicado el - Actualizado

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Pastores, laicos y consagrados caminando juntos desde unas «mutuas relaciones» en el ámbito de la colaboración, entendimiento y coordinación para llevar a cabo la misión evangelizadora eclesial, tarea esencial y razón de ser de la Iglesia”. Con este argumento como eje, el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, ha participado este 29 de octubre en el Encuentro de Familias Eclesiales de Vida Consagrada.

Esta jornada, celebrada en Madrid, se enmarca en el proceso sinodal en el que se encuentra toda la Iglesia actualmente, “que debe ser algo prioritario para todos”, ha subrayado el obispo de León, presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada de la CEE. Con mas de 50 participantes y una veintena de instituciones y nuevas Familias Eclesiales y nuevas Comunidades de toda España, se ha vivido “una jornada de encuentro en sinodalidad y búsqueda del querer de Dios para la misión”.

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La misión es evangelizar

La misión de la vida consagrada es evangelizar, ha asegurado el obispo, que ha destacado que “todos nos hallamos, aunque desde distintos carismas y ministerios, en la misma y única «misión evangelizadora» de la Iglesia. La vida consagrada y, por tanto, cada familia eclesial «no es una realidad aislada y marginal, sino que está en el corazón mismo de la Iglesia como elemento decisivo para su misión”.

Por ello, citando el documentoPerfectae caritati, ha afirmado que “en la fundación de nuevos Institutos ha de ponderarse maduramente la necesidad, o por lo menos la grande utilidad, así como la posibilidad de desarrollo, a fin de que no surjan imprudentemente Institutos inútiles o no dotados del suficiente vigor”.

Por ello, el momento de actualización carismática después del Concilio Vaticano II “coincide con el surgimiento de las NFVC. Como señala Vita consecrata, las nuevas formas de vida consagrada se añaden a las ya existentes, no las suplantan y no son alternativas a las precedentes. Además, han de buscar relaciones de entendimiento y colaboración desde la complementariedad de los dones del Espíritu Santo como vida consagrada unida en su multiforme variedad y promotora de comunión en el seno del Pueblo de Dios. Hoy podemos decir que este desafío converge con el de la sinodalidad”.

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Coordinación y cooperación

Por tanto, lo que se refiere a las fundaciones de institutos o familias eclesiales, “ha de seguirse en su desarrollo y crecimiento en la vida ordinaria de las diócesis con la conveniente coordinación y cooperación. No sólo con el obispo, sino también con los sacerdotes, diáconos permanentes, laicos y otras formas de vida consagrada que forman parte de cada Iglesia particular”, ha insistido profundizando en la comunión y participación.

De las Heras ha recordado que en el Discurso del 50 aniversario de la institución del Sínodo, el Papa dijo que “el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. La Iglesia no es otra cosa que el «caminar juntos» de la grey de Dios por los senderos de la historia que sale al encuentro de Cristo el Señor, entendemos también que en su interior nadie puede ser «elevado» por encima de los demás. Al contrario, en la Iglesia es necesario que alguno «se abaje» para ponerse al servicio de los hermanos a lo largo del camino”.

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Propuesta de trabajo en común

Por último, ha terminado cuestionando a los presentes sobre cómo podemos mejorar la práctica eclesial de la comunión y a través de qué cauces y organismos de coordinación hay que revisar y mejorar.

Para ello, ha dicho, “se debe dar la debida importancia al estudio sistemático de la eclesiología, insistiendo en la teología de la Iglesia particular, del ministerio episcopal y de la vida consagrada”. Por otro lado, “hay que fomentar la formación permanente de sacerdotes y consagrados, profundizando en la doctrina conciliar y pontificia sobre la Iglesia particular, el episcopado y la vida consagrada, así como en las relaciones recíprocas entre el obispo y los consagrados”.

Además, “ha animado a promover la información recíproca sobre los planes de formación y sus resultados, siguiendo las orientaciones de la Iglesia, y cooperar eficazmente para asegurar la subsistencia y buen funcionamiento de centros de estudios superiores diocesanos, congregacionales, interdiocesanos o intercongregacionales”. Para finalizar, ha pedido “fomentar encuentros entre consagrados y clero diocesano en las diócesis, vicarías, arciprestazgos y parroquias, para orar juntos, facilitar el mutuo conocimiento y las relaciones fraternas, así como promover acciones conjuntas y mantener viva la conciencia del misterio de Cristo y su Iglesia”.