Leemos mensajes en el móvil "a todas horas", ¿por qué no leer la Biblia todos los días?

Agustín Giménez González, profesor adjunto a la cátedra en la Facultad de Teología San Dámaso, reflexiona para ECCLESIA sobre la celebración del Domingo de la Palabra

San_Damaso

Redacción Religión

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"Con frecuencia se tiene la idea de que los católicos, a diferencia de los protestantes, dedican poca atención a la Palabra de Dios. Sin embargo, para un católico —al igual que para cristianos de otras confesiones— la Palabra De Dios es esencial, porque la Palabra, el Verbo de Dios, es una Persona Divina, es Jesucristo, la segunda persona de la Trinidad, y Él es nuestro Salvador, nuestro Redentor, nuestro acceso al Padre, y el que nos regala su vida divina por medio de su Espíritu".

Con estas palabras, ha reflexionado para ECCLESIA Agustín Giménez González, profesor adjunto a la cátedra en la Facultad de Teología San Dámaso, sobre las claves de la delebración del Domingo de la Palabra de Dios.

Una Jornada que instituyó el papa Francisco el 30 de septiembre de 2019, con la firma de la Carta apostólica en forma de «Motu proprio» Aperuit illis, con el fin de dedicar un domingo completamente a la Palabra de Dios.

"Él está vivo y resucitado en su Iglesia, y de modo especial en la Biblia, leída y vivida en su Iglesia, que es una palabra escrita e inspirada por Dios que testimonia a Jesucristo de un modo único e incomparable", explica el profesor. Por ello, dedicamos un domingo completo a la Palabra de Dios, en primer lugar, "para tomar conciencia cada vez más profunda de la unión y conexión que hay entre Cristo, que es la Palabra, y la Sagrada Escritura, que contiene a Cristo en cuanto que da testimonio divino de Él".

Transmisión de la revelación en el presente

El Concilio Vaticano II, subraya la diferencia y la unión de un modo muy sutil en la Constitución dogmática “Dei Verbum": "Cuando se refiere a Jesucristo utiliza la mayúscula, y le llama “Verbum Dei”, y cuando se refiere a los libros sagrados como palabra inspirada emplea la minúscula: “verbum Dei”, o “locutio Dei”. Se indica así que la Palabra De Dios por antonomasia es Jesús, nuestro Dios, que nos habla como Dios y el que nos habla de Dios, y es en sí mismo el Verbo hablante de Dios. La Biblia es palabra de Dios de un modo dependiente de Cristo, en cuanto que lo contiene, lo transmite y lo testimonia, como un elemento importante (pero un elemento más) dentro de la vida De la Iglesia, que es la transmisora de la revelación en el presente".

Una vez entendida esta relación, "la Iglesia celebra la importancia de conocer la Palabra De Dios puesta por escrito en la Biblia precisamente para conocer a Cristo, a Dios. Cuando uno ama a alguien quiere conocerlo todo de Él. Y cuanto más conoce más puede amar. Por eso es tan importante adentrarse en la palabra De Dios, en la Sagrada Escritura. Porque desconocerla es desconocer a Cristo, como recuerda San Jerónimo".

¿Cuál es la importancia de promover entre los católicos el amor a las Sagradas Escrituras?

Es la importancia misma de promover el amor a Cristo, "promover el conocerle, comprenderle, intimar con Él, y meterse a fondo en su plan de salvación, no solo para obtener un conocimiento teórico de él, sino para ser protagonista de esa historia de salvación en la que nos insertamos y cuyo núcleo testimonia la Sagrada Escritura". Por eso estudiamos la Escritura. Sobre esto, ha querido apuntar una indicación: "Muchas veces empezamos el estudio de la Escritura leyendo tratados o manuales, pero sin llegar nunca a leer la Biblia misma… y al final nunca entramos en contacto con la Palabra misma. Aquello es importante, pero sin dejar nunca de conocer el texto sagrado, de leerlo, y de meditarlo".

Para fomentar la formación y estar preparados para defender la Verdad “en este mundo de confusión” hay que "invitar continuamente a participar de los cursos existentes. Los hay de todos los niveles". En la UESD, por ejemplo, existe desde un bienio de Teología Bíblica, donde se estudia incluso el griego, el hebreo o el arameo para leer la versión original del texto sagrado, hasta títulos propios de Expertos en Biblia o cursos gratuitos sobre los manuscritos en el canal de YouTube… "Es verdad que a veces un estudio sistemático de la Biblia puede asustar, pues es un mundo complejo y amplio… pero es necesario adentrarse en él, y el premio que se recibe es muy grande… y además, hoy día no podemos conformarnos con conocer tres ideas básicas. Nuestro mundo necesita testigos valientes y conocedores profundos de la Palabra para poder anunciarla a todos".

La Biblia, el libro más vendido del mundo

"La Biblia es el libro más vendido del mundo; pocas casas hay que no tengan una Biblia adornando sus estanterías… pero casi seguro que proporcionalmente es también el libro menos leído por sus compradores. Por eso, hay que cambiar esa dinámica. Y entre otras cosas, eso es lo que pretende este domingo especial dedicado a ella", sostiene el profesor de la USED.

El Papa Francisco alentó a los fieles a leer la Biblia todos los días, sea cuando están solos o con sus familias. "Así debería ser", responde Giménez. "Muchos leen todos los días las noticias, los mensajes que reciben en el móvil… ¿y no vamos a gastar todos los días un poco de nuestro tiempo a leer lo que Dios nos ha escrito? Además de leer las lecturas de la misa, sería muy interesante hacer un plan de lectura para leer toda la Biblia y poder obtener una visión de conjunto. No pasa nada por no entender todo lo que se lee. Las cosas complicadas se pueden apuntar para buscar más tarde su sentido, pero que no sirva para interrumpir la lectura continuada".

La catequesis, lugar idóneo

En el marco de esta celebración y teniendo en cuenta que el 27 de enero es la fiesta de san Enrique de Ossó, patrón de los catequistas de España, este año se se propone como novedad dedicar estos días a concienciar sobre la responsabilidad que tiene la comunidad parroquial en la catequesis: "La catequesis es un lugar idóneo para que los catecúmenos empiecen a familiarizarse con la Palabra, a conocerla, a amarla, a leerla, a quitarse el miedo… una actividad parroquial muy bonita y útil, en este sentido, sería ofrecer la lectura de la Palabra De Dios, en el Templo: el sacerdote, diácono o una persona que declame muy bien podría leer pausadamente mientras los demás simplemente escuchan".

Dedicando media hora cada día, por ejemplo, "quizá permita que en pocos años se haya leído en comunidad toda la Escritura. Mejor si además la lectura se acompaña de pequeñas explicaciones a los diversos libros bíblicos. Sería una actividad catequética también apta para los ya iniciados en la fe cristiana".