Los delegados de Familia de las diócesis profundizan "en el planteamiento de la vida como vocación al amor"

Este sábado, 12 de noviembre, se celebra en Madrid la Jornada de familia y vida que se abrirá con la presentación del obispo de Canarias, José Mazuelos Pérez

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Redacción Religión

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Este sábado, 12 de noviembre, se reúnen en Madrid los delegados diocesanos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida en torno al tema “La familia, escuela de discernimiento vocacional”. El encuentro se abrirá con la presentación del presidente de la Subcomisión, el obispo de Canarias, José Mazuelos Pérez.

Uno de los objetivos de esta jornada será profundizar en el planteamiento de la vida como vocación al amor y de la familia como lugar privilegiado para ese discernimiento.

Este tema se abordará este sábado por la mañana, con una ponencia del director del secretariado de la Subcomisión Episcopal para los Seminarios, Sergio Requena.

Asimismo, se han programado dos comunicaciones en las que se va a informar sobre los Itinerarios catecumenales para la vida matrimonial, para los que se están elaborando unos materiales, y sobre la Semana del matrimonio. Además, se ha reservado un tiempo para compartir experiencias, necesidades y propuestas de las delegaciones diocesanas de Familia y Vida.

Itinerarios catecumenales para la vida matrimonial

El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida publicó el pasado mes de junio unos Itinerarios catecumenanles para la vida matrimonial. Se trata de unas orientaciones pastorales para las iglesias particulares. Este documento se hizo público una semana antes del Encuentro Mundial de las Familias que tuvo lugar en Roma del 22 al 26 de junio.

El papa Francisco, en el prefacio del texto, explicó que se trataba de una herramienta pastoral preparada por este Dicasterio "a raíz de una indicación que he expresado en repetidas ocasiones, o sea, «la necesidad de un “nuevo catecumenado” en preparación al matrimonio" que constata "a grave preocupación de que, con una preparación demasiado superficial, las parejas corran el riesgo real de celebrar un matrimonio nulo o con unos cimientos tan débiles que se “desmorone” en poco tiempo y no pueda resistir ni siquiera las primeras crisis inevitables".

Por tanto, puntualizaba el Pontífice, "existe ante todo el deber de acompañar con responsabilidad a quienes expresan la intención de unirse en matrimonio, para que sean preservados de los traumas de la separación y no pierdan nunca la fe en el amor"