Los fieles de Sevilla claman por una Iglesia con "carisma para liderar" y mayor implicación de los jóvenes
El proceso sinodal en la Archidiócesis hispalense ha concluido con éxito de participación, aunque reconocen a ECCLESIA que han echado en falta a más jóvenes: "Cuesta atraerlos"
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El responsable del proceso sinodal llevado a cabo en Sevilla, Óscar Díaz, ha reconocido que el número de jóvenes que han participado en estos meses ha sido menor del deseado, si bien ha puesto en valor la alta participación por parte del pueblo de Dios de la Archidiócesis hispalense.
“Se ha pasado del escepticismo de una convocatoria más a un entusiasmo en el seno de la Iglesia, en las comunidades y personas de a pie que la vivieron con entusiasmo. Tras la pandemia, de la que aún quedan coletazos, tampoco se esperaba este vuelco al volver a encontrarse, y eso ha sido un incentivo grande para que la gente vuelva a encontrarse en las iglesias”, ha subrayado en declaraciones a ECCLESIA.
Pese a que la participación ha sido de todas las edades, la media ha rondado los cincuenta años. La ausencia de jóvenes ha sido la nota algo más negativa, y sobre lo que ha reflexionado el responsable sinodal en Sevilla: “Cuando se les llama a participar en temas solo para ellos participan más, pero cuando se hace con toda la comunidad cuesta. Aunque se les ha convocado a la participación no ha sido la deseada. Los grupos precisamente se preguntaban cómo seguir la implicación de los jóvenes, no solo por el lenguaje que usamos sino por la falta de acogida a las propuestas. Se les propone que hablen, pero no lo hacen”, lamenta Óscar Díaz.
En cuanto a las principales demandas de los participantes en el proceso sinodal de la diócesis, Óscar Díaz ha hecho hincapié en la petición de una “liturgia cercana, participativa, que se cuente con la implicación de los laicos y formación del sacerdote en la escucha, el diálogo y la empatía. Lo que se pide sobre todo es encuentro fraterno real, y que el proceso que se inicia tenga continuidad”, ha enumerado.
Ahora toca lo más difícil, aplicarlo. Para ello, opina, es necesario un lenguaje cercano, así como cuidar la forma de expresarse: “Hay que apostar por la formación para que la gente conozca el vocabulario básico del cristianismo. Por tanto, cercanía y apostar por la formación para que no seamos siempre iniciados, sino que madure nustro conocimiento de lo que es la Iglesia”, ha expuesto.
De esta manera, Díaz cree que la Iglesia, pese a su carácter sacramental, ha de orientarse hacia un liderazgo compartido entre los sacerdotes, diáconos y laicos: “Un buen líder es quien consigue hacer funcionar al equipo, no por imposición sino por carisma. Hay crisis en la sociedad actual de autoridad y la gente necesita gente con carisma a la que seguir. Jesús era un hombre con carisma que arrasaba, y quizás debe ser el referente, porque era una persona atrayente, no imponía sino que proponía, y ese debe ser nuestro estilo. Al sacerdote se le pide mcho y no es fácil. Pero para eso el sacerdote no puede estar solo, sino que los laicos deben apoyar llegar hasta donde no llegan”, ha concluido.
Este sábado, 11 de junio, tendrá lugar la Asamblea final del Sínodo. La Fundación Pablo VI reunirá a representantes de todas las diócesis, de las congregaciones religiosas, de movimientos y los distintos grupos eclesiales. Con este encuentro se clausura la fase diocesana del Sínodo, que se inició el pasado 17 de octubre.