Los jóvenes de la diócesis de Huelva reciben los símbolos de la JMJ
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Eran las 9 de la mañana cuando, llegados desde la diócesis de Cádiz y Ceuta, los jóvenes de Bollullos Par del Condado recibían la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y el Icono de María Salus Populi Romani en el Centro de Formación Profesional Ntra. Sra. de las Mercedes. Tras un breve acto con os alumnos del centro, los símbolos han viajado hasta el Colegio Diocesano Sagrado Corazón de Jesús de Huelva capital, donde los alumnos de secundaria, bachillerato y cliclos han participado en una oración celebrada en la capilla del colegio que ha sido acompañada por las voces del Coro Escolar formado por alumnos de primaria.
A continuación, la Delegación de Pastoral Universitaria ha recibido los símbolos en la iglesia universitaria Santa María Sedes Sapientiae del Campus del Carmen , donde ha tenido lugar una oración con la comunidad universitaria. A la conclusión, han sido trasladados a Ayamonte donde esperan los jóvenes del lugar, acompañados por muchos otros jóvenes llegados de toda la diócesis, para pasar el testigo a los portugueses, con lo que dará inicio una peregrinación por todo el país vecino destino a la JMJ de Lisboa 2023.
Los actos en Ayamonte estarán presididos por el obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez Sierra, que estará acompañado de Mons. Américo Aguiar, obispo auxiliar de Lisboa y responsable de la JMJ Lisboa 2023, y Mons. Manuel Quintas, obispo de la vecina diócesis portuguesa de Algarve. Para Enrique Uzcátegui, responsable de la Pastoral de Juventud, "es una oportunidad para que nuestros jóvenes reconozcan que la Iglesia es una gran familia que trasciende cualquier tipo de frontera".
Estos símbolos llegaban a España el pasado 5 septiembre, en concreto a la parroquia de María Auxiliadora de Fuentes de Oñoro, localidad fronteriza de la diócesis de Ciudad Rodrigo. Tras una peregrinación por todas las diócesis españolas, se despide de nuestros jóvenes la tarde de hoy en el muelle de Ayamonte destino Vila Real de Santo Antonio.
Los símbolos de la JMJ
En los meses previos a cada JMJ, los símbolos parten en una peregrinación para anunciar el Evangelio y acompañar, de manera especial, a los jóvenes en las realidades en las que viven.
La recepción y acogida de los símbolos ha dado muchos frutos un poco por todo el mundo. En África, estos dos símbolos instaron a los jóvenes a convertirse en una generación no violenta, encabezaron varias marchas por la paz y fueron tocados por miles, que también los saludaron con los trajes típicos de sus países. También ayudaron a lograr la reconciliación donde había tensión, como en Timor Oriental.
La cruz peregrina
Con 3,8 metros de altura, la cruz peregrina, construida para el Año Santo en 1983, fue confiada por Juan Pablo II a los jóvenes el Domingo de Ramos del año siguiente, para que la llevaran por todo el mundo. Desde entonces, la cruz peregrina, realizada en madera, inició una peregrinación que ya la ha llevado a los cinco continentes y a casi 90 países. Se ha convertido en un verdadero signo de fe.
Se transportó a pie, en barco e incluso haciendo uso de medios poco habituales como trineos, grúas o tractores. Recorrió la selva, visitó iglesias, centros de internamiento de menores, cárceles, escuelas, universidades, hospitales, monumentos y centros comerciales. Durante su recorrido se enfrentó a muchos obstáculos: desde ataques aéreos hasta dificultades de transporte, como la imposibilidad de viajar por no caber en ninguno de los aviones disponibles.
Se estableció como un signo de esperanza en lugares especialmente sensibles. En 1985 viajó hasta Praga, en la actual República Checa, en un momento en que Europa estaba dividida por el telón de acero, convirtiéndose en signo de comunión con el Papa. Poco después del 11 de septiembre, viajó al Ground Zero, en Nueva York, donde tuvieron lugar los ataques terroristas que mataron a casi 3.000 personas. También pasó por Ruanda en 2006, después de que el país sufriera una devastadora guerra civil.
El icono de Nuestra Señora Salus Populi Romani
Desde el año 2000, la cruz peregrina cuenta con la compañía del icono de Nuestra Señora Salus Populi Romani, que representa a la Virgen María con el Niño en los brazos. Este icono también fue introducido por el Papa Juan Pablo II como símbolo de la presencia de María entre los jóvenes. Con 1,20 metros de alto y 80 centímetros de ancho, el icono de Nuestra Señora Salus Populi Romani está asociado a una de las devociones marianas más populares de Italia. Existe una antigua tradición de llevarlo en procesión por las calles de Roma para ahuyentar peligros y desgracias o acabar con las pestes. El icono original se encuentra en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, donde el Papa Francisco acude a rezar y a depositar un ramo de flores antes y después de cada viaje apostólico.