Los obispos, preocupados por la Ley del Aborto y la Ley Trans: "Es necesario instaurar la cultura de la vida"

La Subcomisión de Familia alerta de que en los últimos meses se han incoado iniciativas legislativas que "atentan gravemente" contra la dignidad de la persona

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida han publicado este lunes una nota ante la nueva Ley sobre salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo y ante la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI.

Al principio de la nota, los prelados han recordado que “la Iglesia tiene la misión en este mundo de defender y mostrar la dignidad de cada persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, y de alzar la voz proféticamente cuando esta dignidad se ve amenazada de distintas maneras”. Los obispos de la CEE han alertado que en los últimos meses se han incoado iniciativas legislativas que, lejos de promover el bien de la persona y su dignidad, “atentan gravemente contra la misma”.

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"Preocupación" y "rechazo" ante la aprobación de la nueva Ley del Aborto

En primer lugar, los obispos muestran su “preocupación” y su “rechazo” ante la aprobación de la nueva ley del aborto y subrayan algunos aspectos reprobables de esta ley: “Incidir en promulgar el aborto como un derecho, el atentado a la igualdad que supone permitir el aborto a los discapacitados hasta los 5 meses y medio, la posibilidad de que las chicas de 16 y 17 años puedan abortar sin el consentimiento de sus padres, la obligatoriedad de que los médicos que rechacen realizar abortos tengan que inscribirse en un registro de objetores de conciencia o la eliminación del período de reflexión antes de abortar y de la información sobre alternativas al aborto”.

En segundo lugar, los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida expresan su “inquietud” por la posible aprobación de la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI: “Contiene en su articulado elementos realmente preocupantes de imposición de la teoría queer, teoría que cuestiona radicalmente la identidad sexual de las personas, en todos los ámbitos de la vida personal, familiar y social”.

Ante este horizonte de “colonización ideológica”, los obispos quieren recordar “la antropología adecuada que nos muestra que la persona es la unión de cuerpo y alma, siendo el cuerpo un bien de la creación y expresión de la persona” y desde este fundamento subrayan 10 puntos.

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Las 10 claves de la nota de los obispos de la CEE

1. Son muchos los testimonios de familias, madres, jóvenes y adolescentes que han sufrido las consecuencias que produce la llamada teoría queer o la teoría del gender. A todos ellos queremos mostrar nuestro apoyo y ayuda y tenderles la mano para iluminar la perversión de una legislación ideológica.

2. Es preocupante la implicación directa de la Administración y de los poderes públicos en la promoción de los postulados de la ideología de género. Un estado democrático no puede imponer una peculiar y reducida visión antropológica en todos los ámbitos: educativo, jurídico, sanitario, laboral, en los medios de comunicación, en la cultura, el deporte y el ocio.

3. Es llamativo que en los últimos años se haya incrementado considerablemente el número de adolescentes que piden cambiar de sexo sin presentar una auténtica disforia de género, sino como manifestación de inestabilidades afectivas propias de esa edad. Todos los estudios científicos coinciden en que más del 70% de los niños que piden cambiar de sexo, cuando pasan la adolescencia, no siguen pidiendo el cambio.

4. La despatologización de la transexualidad se identifica con favorecer una intervención médica, pero sin criterios médicos, sino con criterios subjetivos del paciente. Despatologizar significaría poder solicitar y aplicar tratamiento médico e incluso quirúrgico de forma arbitraria, obligando al personal sanitario a obedecer los deseos de los pacientes, aunque ello conlleve graves riesgos para la persona. Estamos ante un ejemplo claro de irracional dogmatismo ideológico.

5. Se regula por ley que el transexual es fruto de una elección de la identidad de género, evitando que la ciencia, a través de la medicina, estudie y determine el tratamiento más aconsejable. Podemos decir, por tanto, que se niega la posibilidad de tratamiento psicosexual e incluso la necesidad de obtener un diagnóstico de las personas con trastorno de identidad de género, confundiendo el diagnóstico médico con un intento de anulación de la personalidad.

6. No se puede decir que la reasignación de sexo hormonal y quirúrgico soluciona los problemas que conlleva los trastornos de disforia. Son muchos los testimonios de personas que se han sometido a la reasignación y no han visto solucionado su situación. Igualmente hay que valorar bien los tratamientos y explicar las secuelas, los efectos secundarios y las complicaciones de los mismos. Las actuaciones médicas que se lleven a cabo en los menores, después de una serena reflexión, nunca deben ser de carácter irreversible dada la incertidumbre sobre los cambios que pueden darse en el desarrollo de la personalidad durante las fases de la pubertad y la adolescencia.

7. La comunidad cristiana y, en particular, los pastores debemos desarrollar, siempre, sentimientos de acogida hacia las personas con disforia de género, a quienes les asiste el derecho ser respetados y a ser tratados con los medios lícitos puestos a disposición por la medicina para conseguir el nivel de salud física, psíquica y relacional más alto y satisfactorio que sea posible, en los límites de su condición y en el respeto pleno de la verdad y de la dignidad humana.

8. Los fieles que se encuentran en esta situación son hijos amados del Padre, y como cualquier otro fiel se han convertido, a través del bautismo, en herederos de la vida eterna. Ellos están llamados por Jesucristo a la santidad y a realizar, animados por el Espíritu Santo la voluntad de Dios en sus vidas, uniendo al sacrificio de la cruz los sufrimientos y las dificultades que puedan experimentar a causa de su condición.

9. Hay que alzar la voz con fuerza y denunciar el uso de tratamientos irreversibles aún más cuando no se está seguro de la existencia de una auténtica Disforia de Género. Hay que denunciar la aplicación de un tratamiento prematuro e irreversible. Aquí hay que aplicar, ante la legislación, la objeción de ciencia y conciencia.

10. Hay que respetar la libertad de pensamiento y de ciencia a todos los profesionales de los diversos ámbitos de la vida social sin condicionar el desempeño profesional, en libertad y en conciencia. Nos preocupa que se quiera imponer un adoctrinamiento que condicione el desempeño profesional en el campo educativo, sanitario, función pública, judicatura, cultura, medios de comunicación.

"Instaurar la tan necesaria cultura de la vida y caridad"

Al final de la nota, los obispos recuerdan que “la Iglesia es una Madre que quiere salir al encuentro de las mujeres en riesgo de abortar porque se encuentran solas y sin recursos, de las mujeres que han abortado y padecen las consecuencias de esta decisión” y acoge en su seno a las personas “que sufren por su disforia de género y a las familias de los niños y adolescentes que experimentan confusión en su identidad y necesitan acompañamiento”.

Los prelados piden a la Virgen María, “que interceda por nosotros para que nos dé creatividad para instaurar la tan necesaria cultura de la vida y caridad para atender a las personas que permanecen heridas al borde del camino”.