Los obstáculos con los que se encontró Santa Teresa de Jesús por ser mujer: "Sabía de la valía de su obra"
La filóloga Ana Menéndez ha dado a conocer la importancia de la santa en la historia de la Iglesia, en un contexto social donde la mujer estaba relegada a un segundo o tercer plano
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La fuerza de sus fundaciones y sus escritos, son los dos aspectos de Santa Teresa de Jesús que ha destacado la filóloga Ana Menéndez, que el pasado 6 de octubre ofreció la ponencia 'Santa Teresa, maestra y escritora' en la Basílica del Sagrado Corazón en Gijón.
Menéndez ha destacado la figura de la santa en un momento donde el papel de la mujer estaba en un segundo o tercer plano, hace cinco siglos. Una realidad la de entonces que también padeció en sus carnes Santa Teresa, pero logró sobreponerse a ello.
“Le toca vivir una época muy convulsa y con muchos problemas, también dentro de la Iglesia. En aquellos momentos había otros reformadores: San Ignacio de Loyola o el propio Cardenal Cisneros, pero Teresa tenía el inconveniente además de ser mujer. En el contexto que le tocó vivir a las mujeres se les reservaba únicamente la oración vocal, no mental”.
Por ello, los escritos de Teresa siempre estaban bajo vigilancia, pero logró disfrazar sus conocimientos y sortear la censura como charlas femeninas para ilustrar a monjas y otras mujeres: “Era una mujer consciente de la valía de su obra. Lo que pasa es que no le quedaba más remedio que disfrazarlo un poco para que pudiera llegar a sus destinatarios”, ha explicado la filóloga.
Fue una de las primeras mujeres en introducir la oración mental, de la que este colectivo quedó apartado bajo el pretexto de que “les podían venir ilusiones”: Pese a todo, llega a establecer que todas sus monjas tienen que tener un espacio y un momento para la oración mental, para que no todo sea un hecho repetido, sino que tienen que tener ese espacio y ese momento, y así lo plasma en sus Constituciones. También, que lean y que todas puedan acceder a los libros. Para ella era muy importante esa preparación. Y todo esto pudo sortearlo, no sin dificultad porque tuvo sus encuentros con la Inquisición, incluso después de la fundación de Sevilla fueron denunciadas y tuvo que recurrir a personas que conocía para librarse, porque se trataba de acusaciones muy fuertes”, ha explicado.
Sobre sus escritos, Ana Menéndez ha subrayado el valor de sus obras, del que la propia santa era consciente: “En una carta, dice que no pensaba que “El libro de la vida” le había de salir tan bueno. Es más, como el destinatario de sus escritos, el primero era el censor, el confesor, ella como estrategia le decía “corrija usted si bien le parece”. Luego sabemos que en realidad le parecía muy mal cuando le corregían y que volvía a poner de su mano todo lo que le habían quitado”.
Sobre sus cartas, la filóloga ha lamentado que se conservan pocas, aunque a raíz de su canonización “se le tejió un halo hagiográfico tan grande que ahora hay que buscar a la Teresa escritora porque quedó tan inmersa en ese halo de santidad que hemos perdido a la escritora”.
“Ya hace algunos años, yo creo que el primero aquí en España fue Víctor García de la Concha, se habla de ella ya con un estilo propio, y de la dificultad que tuvo para poder llegar a sus experiencias místicas en un lenguaje llano y que llegara a todos”, ha agregado.