Los perros abandonados que se refugian en una parroquia y que causan furor entre los feligreses
El templo está lleno de adultos, jóvenes, niños, padres, abuelos se sienten conmovidos cuando asisten a la parroquia
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Es domingo y suenan las campanas de la parroquia. Los padres acicalan a sus hijos y el barrio se acerca a la iglesia para asistir a la misa. El templo está lleno de adultos, jóvenes, niños, padres, abuelos y perros abandonados. Joao es sacerdote en la Parroquia de Sant'Ana Gravatá, en Brasil y a la Eucaristía acuden hasta los perros abandonados.
Dicen que es el mejor amigo del hombre y, cómo no, iban a la casa del Hijo del hombre. En realidad no acuden a escuchar la Palabra de Dios, sino que el párroco de esta iglesia brasileña, João Paulo Araujo Gomes, les invita para cuidarles un tiempo y que los fieles puedan adoptarlos si quieren.
Joao recoge a los perros que ve abandonados por la calle. Les asea, les da de comer y les busca un dueño entre los fieles de su parroquia."Esto surgió cuando un grupo de personas llegaron a la iglesia a vender galletas para hacer obras de caridad, pero yo les propuse recoger a los perritos adoptarlos y permitirles estar en la iglesia", explicó en una entrevista.
Una labor solidaria
Además de administrar los sacramentos, atender a las personas que se acercan a la parroquia y esta pequeña labor caritativa, Joao es muy activo en redes sociales. Tiene fotos con los perros que encuentra y lleva al veterinario, y expresa su sentimiento por ejemplo en Facebook: "Sueño con una casa de paso, con un pequeño hospital veterinario, un lugar donde los animales callejeros muy enfermos, heridos y en estado crítico puedan ser auxiliados, recuperados y puestos en adopción (...) Dinero no tengo, recursos me faltan, pero tengo fe".
De momento ha conseguido reducir el número de perros abandonados en su ciudad, y además da un valioso testimonio de solidaridad a las personas que asisten a su parroquia. Y que invita a todos a tener fe y practicarla con la solidaridad, especialmente con nuestros hermanos las personas. Y, de paso, cuidar de 'nuestros mejores amigos'.