De marxista a católico: "Pensaba que Jesucristo era el primer comunista de la historia"
La vida de Henrique, un joven portugués cambió por completo al entender que el cristianismo es más que una ideología
Madrid - Publicado el - Actualizado
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“Es un gran misterio para mi vida, y lo será para siempre, hasta la eternidad”. Así comienza el testimonio de Henrique, un joven portugués cuya vida cambió por completo. Realizó un camino de conversión desde el marxismo hasta el cristianismo. Tras una vida marcada por los ideales y las luchas de esta ideología, conoció a personas que le enseñaron el rostro real del cristianismo: el de Jesús, como cuenta en su testimonio, publicado en la web portuguesa del Opus Dei. Antes de eso, "pensaba que Jesucristo había sido el primer comunista de la historia".
El momento cúlmen de su conversión llegó cuando entró en una Iglesia, se derrumbó y rompió a llorar, como recoge también Religión en Libertad . "Sentí una paz que nunca había tenido antes", explica.
Un inicio vital lleno de dudas
Henrique nació en una familia de pensamiento soviético. Él y sus hermanos recibieron una formación desde la perspectiva política y la ideología de Karl Marx. Los padres querian educarlos para "luchar y actuar siempre por una idea de lo bueno, lo justo y lo igualitario". Además, trataron de alejarles de la fe. La familia pasaba los domingos visitando museos, asistiendo a conciertos, obras de teatro y practicando deporte.
La madre de Henrique parecía leer el pensamiento de sus hijos, afirma el joven. Especialmente cuando la preguntaba sobre Dios. “Creía que mi que mi madre leía nuestros pensamientos. Ella siempre sabía lo que íbamos a decir, y no era posible mentirle". Un día, volviendo de la escuela, le preguntó: "Mamá, ¿Dios existe?". Ella le respondió tajantemente con un “no”. Henrique volvió a preguntar a su madre: "¿Pero entonces, ¿Por qué hay gente que cree?”, y ella le contestó que "porque fueron educados de esa manera".
El muchacho comenzó a ver el cristianismo como una ideología más. Por ello, siendo adolescente, decidió seguir los pasos de su hermana mayor. “Mi conocimiento del cristianismo se basaba en numerosos prejuicios. Me uní a la Juventud Comunista Portuguesa. Al partir del año siguiente, mi actividad política se intensificó brutalmente, me convertí en una figura prominente en la escuela e hice la vida negra de maestros y directores 'reaccionarios y fascistas".
El joven portugués creía también que sólo se podía ayudar al prójimo desde una perspectiva marxista .“Sólo cuando todos puedan tener oportunidades materiales desde una perspectiva marxista, para ser feliz y tener los derechos básicos asegurados, la comida en la mesa y el derecho a la educación, a la salud, al trabajo, entonces la felicidad se produciría naturalmente. El Partido Comunista fue una figura paterna muy importante y pensaba que no podría ser feliz si el resto del mundo no lo era", subraya.
Buscando la verdadera alegría
Sin embargo, los ideales y la lucha marxista no terminaban de convencer a Henrique. La bandera soviética se había convertido en una renuncia a su "propia felicidad por un bien mayor", como él mismo cuenta en la entrevista. No osbtante, ese "bien mayor" y la poca felicidad que observaba en su entorno, le hicieron sumirse en la tristeza.
Desde pequeño, a Henrique le entusiasma la música. Por ello, estuvo estudiando piano en el Conservatorio Nacional. Pero en el examen final suspendió, e intentó cambiarse al Instituto Gregoriano. Aprobó la prueba de piano, le fue muy mal en la de formación musical pero logró ser admitido.
Durante su estancia en el Instituto Gregoriano conoció a quienes son sus mejores amigos. Allí comprendió además en qué consiste la fe. "En el Gregoriano es cuando empiezo a tener contacto con familias católicas que no tienen problemas en afirmar su fe, conservadoras, con las cuales discordaba al 100% en casi todo, pero que sí se han se han convertido en mis mejores amigos”, explica.
Se sintió llamado a una aventura cristiana
Con sus nuevos amigos, tuvo muchas conversaciones de todo tipo. Política y cristianismo también estuvieron sobre la mesa. Henrique quedó admirado por la alegría genuina con que ellos transmitían la fe. Hasta él mismo fue consciente de que estaba sonriendo mucho más que antes.
Henrique, poco a poco, se estaba acercando a Dios. "Esta relación fue muy buena, porque yo formaba parte de un grupo de amigos católicos con los que discutía. "Yo pensaba que los temas religiosos eran cuestiones políticas y que Jesucristo había sido el primer comunista de la historia". En ese tiempo, decidió leer la Evangelii Gaudium del Papa Francisco. Quería comprender en qué consiste la “Alegría del Evangelio” para encontrar la Verdad.
Cuando todo parece perdido Él llama a quienes están cansados y agobiados
Desde pequeño, soñaba con ser actor. Intentó entrar en la Escola Superior de Teatro e Cinema, pero sufrió una nueva decepción. Henrique creía que “iba a entrar seguro”. Pero no le admitieron y se sintió desesperado.
Por ello, llorando, se preguntó si había merecido la pena servir a un ideal político. "Cuando tomo en mis manos el destino de mi vida y no se concreta ¿Cómo es eso? ¿Qué significa esto?". Buscó otras alternativas, que parecía que daban fruto. "Me fui a cursar estudios artísticos, especialmente estudios de teatro en la Facultad de Letras. Empecé a frecuentar un curso en el teatro musical de formación de actores. Obtuve muchos buenos frutos, incluyendo las clases de canto”.
Comenzaba a ser feliz, o al menos eso creía. Además, había comenzado a salir con una chica católica. Sin embargo, el camino no era tan fácil como creía pues, de pronto, la joven decidió terminar la relación.
Fue entonces cuando Henrique decidió entrar en una iglesia y vivió algo que le cambió la vida. "El día después de que esa novia rompiera conmigo fue horrible, estaba emocionalmente deprimido. Nunca lo había pasado tan mal en mi vida. En medio de toda esa desesperación, hay una fuerza que me atrae y voy hacia la iglesia de Campo Grande, sin mirar hacia ningún lado y preguntarme '¿A donde voy?'. En un torbellino de emociones, en tal desesperación, que entro en la iglesia y, de repente, todo se derrumba. Toda mi angustia en ese momento es absorbida. Y siento una paz que nunca había tenido antes".
Entró en la iglesia siendo ateo, salió de allí siendo cristiano
Cuando salió de la iglesia, Henrique quedó muy impresionado y con algo muy claro: "No puedo volver a decir que no creo en Dios". Hasta entonces no estaba bautizado y desconocía la fe cristiana. Pero comenzó a ir a misa y a escuchar lo que los sacerdotes decían sobre Dios.
"Empecé a entender lo que es el amor de Dios, y cómo Dios nos ama personalmente". También, aprendió a mirar a sus nuevos amigos desde lo que estaban haciendo con, y por, él. "Los amigos católicos estaban haciendo esto, trabajo de acompañamiento en amistad, en la sencillez de su amistad y su presencia".
Henrique, en los ensayos para la boda, conversó con los novios acerca del cristianismo. Ellos, que pertenecen al Opus Dei, también le hablaron sobre la Obra, contribuyendo a su conversión. Decidió bautizarse, y recibió también la Primera Comunión en 2016.
Ese momento es el más feliz de su vida. Henrique se siente realmente feliz.