El mensaje del cardenal Omella sobre la injusticia: "¿Has pensado que quizás los injustos somos nosotros?"

El presidente de la Conferencia Episcopal Española ha reflexionado sobre aquellos mensajes que acusan a Dios de ser injustos

El mensaje del cardenal Omella sobre la injusticia: "¿Has pensado que quizás los injustos somos nosotros?"

Redacción Religión

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El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, ha empleado su cuenta de Twitter para lanzar una reflexión en torno a la justicia. Y es que para el Arzobispo de Barcelona, no es cierta la acusación que muchas personas lanzan contra Dios, al que a veces califican de injustos.

Sin embargo, para el cardenal Omella, la injusticia se da entre nosotros en la Tierra: “Muchas veces acusamos a la vida, incluso a Dios, de ser injustos. ¿No te has parado a pensar que quizás los injustos somos nosotros?

Una injusticia auspiciada por los humanos, que explica un sistema económico que avanza a dos velocidades, dando lugar a un mundo dividido entre ricos y pobres, el mundo desarrollado y el subdesarrollado.

Solo desde esta injusticia se explica que haya millones de personas en el mundo que no puedan cubrir sus necesidades básicas para vivir de una manera digna, mientras en otras partes del planeta es el consumo extremo lo que nos invade y nos impide mirar más allá de nuestro entorno.

En este punto, cabe recordar que Dios es perfectamente justo en su trato con sus criaturas. Dios no muestra ninguna parcialidad, Él ordena que no se maltrate a los demás , y Él ejecuta perfectamente la venganza contra los opresores.

Asimismo, Dios es justo en el cumplimiento de las recompensas: " Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún" (Hebreos 6:10). Es igualmente justo en el cumplimiento de los castigos: "Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas". La justicia y la rectitud, que siempre van de la mano, son el fundamento del trono de Dios (Salmo 89:14).