La migración, ¿un derecho reconocido?

Alrededor de 80 personas han perdido la vida y varias decenas permanecen desaparecidas. Es la última tragedia ocurrida en el mar, la de los migrantes naufragados en Grecia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Se cumple un año de la tragedia vivida en Melilla tras el salto masivo a la valla en el que fallecieron 37 personas. 77 continúan aún desaparecidas. La mayoría venían de un país en conflicto, como es Sudán. Huyen víctimas de la guerra, la violencia, el hambre, las catástrofes naturales o simplemente en busca de un futuro mejor. Pero no lo tienen nada fácil. ¿Dónde queda el derecho a migrar?

El Papa francisco habla de cuatro verbos que resumen el compromiso de la Iglesia con los emigrantes y refugiados: acoger, proteger, promover e integrar. Los conflictos armados, como la guerra de Siria o la de Ucrania, las condiciones de vida y las catástrofes naturales son los motivos que desencadenan las migraciones.

Detrás de cada cifra, un rostro, una persona con nombre y apellidos y con una historia de vida. Como la de Djibi, un joven de Senegal de 32 años que llegó a España con tan solo 14, cuando embarcó solo rumbo a las Islas Canarias en busca de un futuro mejor. Gracias a la labor de los religiosos mercedarios y su Fundación La Merced Migraciones, Djibi pudo ampliar sus estudios y, en la actualidad, es trabajador de la propia fundación en un proyecto de salud mental. Djibi ha cumplido su sueño, pero no todos los que migran corren la misma suerte.

Los obispos españoles pedían esta semana, tras lo vivido frente a las costas griegas, políticas y leyes que garanticen vías legales y seguras para los flujos migratorios. Es el compromiso de la Iglesia con la acogida, la protección, la promoción y la integración de refugiados y emigrantes. De todo ello tiene gran experiencia la Comunidad de San’tEgidio. Una comunidad cristiana donde la oración, los pobres y la paz son sus referentes fundamentales. Y que dedica especial atención a las periferias de las que tanto habla el Papa Francisco.

Estamos sin duda, ante uno de las grandes cuestiones que plantea el mundo actual: el reto migratorio. “Espero que no veamos la migración como algo normal, pero Europa corre el riesgo de una deshumanización. Estamos verdaderamente ante un riesgo de perder la humanidad”. Así lo ha explicado en ‘Ecclesia’ Tíscar Espigares, la responsable de la Comunidad de San’t Egidio en Madrid.

“La falta de futuro en países de origen, el despreciable lucro de las mafias y las políticas y leyes europeas, así como el rechazo al migrante que se va extendiendo por la sociedad” es parte del llamamiento de los obispos ante la migración. Ante esto desde el año 2016 están funcionando los corredores humanitarios promovidos por San’tEgidio que ha conseguido que más de 6.000 personas hayan llegado de forma segura y que trabajen en los lugares de acogida. La comunidad de San’t Egidio ha sido puente en una nueva experiencia de corredor humanitario en Andorra.

“Es la oportunidad de dar un futuro a la gente que viene”, ha dicho Tíscar en TRECE. En España los corredores aún no existen y las negociaciones con el gobierno en esta materia están detenidas, algo que la responsable de Sant´t Egidio considera como necesario: “La primera prioridad de cualquier país debe ser la de salvar vidas humanas. Tiene que garantizarse la posibilidad de vivir en el país de origen y aprender a mirar al otro como un hermano”.