La monja que acompaña a mujeres en el corredor de la muerte: “Voy a ver a Dios por la mañana"
La hermana Gerard lleva 30 años acompañando a mujeres condenadas a muerte a raíz de una experiencia con una presa
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La hermana Gerard tiene 82 años y comenzó a acompañar a mujeres en el corredor de la muerte hace treinta años. Reclusas que han cometido los peores crímenes, en un país como Singapur. Comenzó a hacerlo hace casi 30 años, cuando una exalumna del colegio religioso donde trabajaba, fue condenada a la pena máxima por matar a dos niños.
Por tanto las palabras que pronuncia la religiosa son todavía más contundentes hablando sobre su labor: “Cada persona vale más que lo peor que ha hecho. No importan los pecados cometidos". Catherine había sido una niña “dulce y sencilla”. En una noticia publicada por la BBC, sor gerard recuerda que le entristeció mucho la noticia de esta condena, “pero sabía que tenía que ver” a Catherine.
Durante su estancia en prisión la hermana Gerard visitó a Catherine en prisión y rezaba con ella. El día de su ejecución, la condenada pidió que la religiosa estuviera presente en el momento de su muerte.
Acompañamiento a todos
Pero no se quedó en estas historia, la hermana Gerard ha acompañado a 18 mujeres condenadas a muerte desde entonces. "Una condena a muerte no es algo que uno acepte fácilmente”, por eso asegura que “se necesita un tiempo para que la persona acepte su destino”.
Ella ve esta labor como una misión: “Los condenados a muerte necesitan mucho apoyo mental, espiritual y emocional. Querría ayudarles a que entendieran que con perdón y sanación, pueden ir a un lugar mejor”.
Otra presa le llegó a decir desde su celda que su presencia le traía consuelo. Poco antes de morir, le dijo: “Voy a ver a Dios por la mañana y cuando lo haga, le contaré todo sobre ti”. La hermana cuenta que “que alguien comparta sus penas más profundas y permita entrar en su corazón durante sus últimos momentos es amor y confianza al más alto nivel”.
La madre de un narcotraficante ya ejecutado recuerda que la amistad de la hermana Gerard fue “muy positiva” en la vida de su hijo. “Ella nunca lo juzgó ni se dio por vencida”, aseguró la madre según Aciprensa. Según explicó la “ira y el resentimiento” que tenía su hijo se transformaron “en aceptación y remordimiento” gracias a la hermana Gerard.