El obispo de Ávila pide "ahora, más que nunca, hacer caso" a santa Teresa: "Seamos amigos fuertes de Dios"

José María Gil Tamayo ha abierto este 13 de marzo la Puerta Santa de la iglesia del convento de Santa Teresa de Jesús, dando comienzo al Año Jubilar

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Auxi Rueda

Publicado el - Actualizado

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“Abridme las puertas del triunfo”. Con estas palabras, el obispo de Ávila, José María Gil Tamayo abría la Puerta Santa de la iglesia del convento de Santa Teresa de Jesús. Eran poco más de las diez y media de la mañana de un soleado y frío día en Ávila, cuando el himno de España y el repique de campanas acompañaban el crujir de la reja. A sus pies, una frase de la Santa: “La puerta para entrar en este castillo es la oración”.

Comienza así de forma oficial un Año Jubilar, cuya gracia se prolongará en Ávila durante más de año y medio.

La Iglesia nunca ha dejado de invitar a sus hijos a ser santos

Así lo calificaba en su homilía el obispo diocesano, quien expresaba asimismo la convicción de que “la Iglesia nunca ha dejado de invitar a sus hijos a ser santos. De que sean, como señala el Evangelio, perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”.

Como muestra, citaba el Concilio Vaticano II, quien señaló que “todos los fieles cristianos son llamados por el Señor a la perfección de aquella santidad de nuestro Padre que es perfecto”. Pero también al Papa Francisco en Gaudete et Exultate, “donde pide que toda la Iglesia promueva la santidad. Incluso con preguntas muy concretas: ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales”.

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Exigencia de santidad en tiempos recios

“No podemos – continuaba Gil Tamayo – quedarnos en ser cristianos, católicos, creyentes y no practicantes”. Para ello, pedía volver “la mirada a estos santos” (en referencia a todos cuantos fueron canonizados junto a Santa Teresa de Jesús: San Isidro Labrador, San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola). “Ellos no nos remiten a un recuerdo de un pasado glorioso, sino a la exigencia de la santidad en estos tiempos recios en los que hacen falta amigos fuertes de Dios”.

“Estamos aquí por una vocación humana y sobrenatural, a realizarnos como personas, en comunidad, pero también como cristianos, en una irrenunciable vocación a la santidad. Santos de la puerta de al lado, nos pide el Papa”, apuntaba el obispo de Ávila, quien invitaba a los presentes a realizar una “mirada profunda desde la fe a Santa Teresa de Jesús y a esos cuatro grandes santos quienes la acompañan en este IV Centenario de su Canonización. Santos de una talla impresionante, llenos de virtudes”.

“Imitemos a Santa Teresa, su oración, su espiritualidad”

“¿Y qué decir de nuestra Santa? Una mujer excepcional, como la calificó San Pablo VI. Muy humana. Agraciada con el don de saberse expresar, siendo una de las grandes cumbres de nuestra literatura. Pero todo esto queda en nada si no descubrimos desde la fe la verdadera hondura de su personalidad, que fue tocada por Cristo, hija de Dios, esposa de Cristo”.

Y de nuevo, un llamado a seguir los pasos de la Santa hacia la santidad. “Imitemos a Santa Teresa, su oración, su espiritualidad, poniendo a Dios por encima de todo, en ese solo Dios basta, frente a las dificultades de nuestro mundo”, pedía Gil Tamayo.

Antes de concluir su homilía, el obispo abulense ha querido una vez más pedir por la paz, “para que acabe el conflicto injusto de la invasión de un pueblo que quiere vivir en libertad. Ayudemos todos con solidaridad cristiana, en ese obras son amores y no buenas razones”