Omella pide "convertirnos en instrumentos de paz" en la Jornada de Oración por el fin de la guerra en Ucrania
La CEE se une a la iniciativa convocada por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa que pide "que callen las armas" y se cuide "a las víctimas del conflicto"
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“Orar, callar y admirar”. Con esta invitación, el cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española ha iniciado su homilía de la misa por Jornada de oración para invocar la paz para Ucrania. Una celebración que tiene lugar en toda Europa este miércoles, 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la cruz.
Esta iniciativa está convocada por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), concretamente por su presidente Gintaras Grušas, arzobispo de Vilnius.
Además, la CEE se suma a esta jornada con una adoración eucarística, en la que participarán todas sus oficinas. “Hoy tenemos la jornada de adoración para pedir por la paz. ¡Qué bonito! Busca el silencio, ten alerta el corazón, calla y contempla. Así podríamos empezar el día adorando al Señor en la Eucaristía”, ha recordado Omella, rememorando una conocida melodía. “Cuando yo callo dejo hablar a Dios y Él puede entonces hablarme y yo lo puedo escuchar”. Pero “no solo es callar la boca, callar los sentimientos… es ir un poquito más allá, y al final, ese silencio, dará lugar a la palabra de Dios”.
No nos olvidemos de "las guerras verbales"
En ese rato de oración, ha pedido el cardenal, “recemos de manera especial por la paz en Ucrania y en el mundo entero. Pero no nos olvidemos de las guerras verbales, que esas también hacen mucho daño”. Por último, ha destacado la necesidad de convertirnos “en instrumentos de paz, portadores de paz. Porque si nosotros insultamos, estamos haciendo guerra y hacemos que esa guerra suba el nivel. Si nosotros somos constructores de paz, la paz llegará”.
Así, el presidente del episcopado ha dado tres claves para empezar la jornada: “Rezar, cuidar la cruz y mirarnos los unos a los otros”. “En ese misterio de comunión que es la Iglesia para ser misioneros, cada uno de nosotros contribuirá para evangelizar en nuestro mundo tan necesitado, tan sediento de la Palabra de Dios”.
Sed de Dios
“Cuánta gente hay que no encuentra sentido a su vida” ha expresado Omella pensando en el día a día de los habitantes de las grandes ciudades que no encuentran “un oasis en medio de ese desierto”. Por eso, “hay que buscar pequeños oasis, por ejemplo una pequeña parroquia que es un lugar de acogida, que es una familia que vive con gozo la fe, que vive la caridad, la solidaridad”.
De alguna manera, ha destacado el purpurado, en Madrid, “tenemos también este pequeño oasis que es la Conferencia Episcopal, donde cada uno tiene también su don. Lo digo porque comenzamos el curso y cada uno aporta su granito de arena”.
“Todos somos distintos, pero todos aportamos en la comunión, adoptados en la Iglesia, unos son profetas y apóstoles. Cada uno tiene su función. Y aquí también. Y aprender primero a valorar a la persona que tengo al lado, que es distinta de mí. Aprender a valorar. Segundo, respetarlo. Y tercero, que en comunión logremos entender mejor el trabajo mejor de todos”, ha destacado el presidente de la Conferencia Episcopal Española.
Todo ello, lo ha enlazado el arzobispo de Barcelona con el Sínodo, “que tiene que quedar grabado en la mente y en el corazón de todos nosotros. Comunión y participación para la evangelización”. Todo es evangelizar, ha expresado Omella, “los números, el ordenador, el discurso, todo sirve si se hace con amor y unidos”
En todas las Iglesias de Europa
. Asimismo, desde el CCEE se han realizado numerosos llamamientos
para que hagan todo lo que esté a su alcance para poner fin a la guerra actual que está destruyendo vidas y causando un sufrimiento incalculable.
Esta iniciativa, llamada «cadena eucarística», está concebida como signo de la cercanía de la Iglesia a las víctimas del covid y a sus familias. Este año se ha convertido también en una oportunidad para rezar por las víctimas de la guerra e invocar la paz en Ucrania.
Año de la Santa Cruz, en la Iglesia de Ucrania
Por su parte,
. En una carta publicada con motivo del inicio del Año de la Santa Cruz, los obispos ucranianos declararon que «en este momento, sentimos más que nunca lo que es la violencia contra los inocentes, lo que es la crucifixión de los inocentes.
entendemos su sufrimiento y su muerte como un Cordero inocente que fue crucificado por personas que se entregaron al servicio del mal».
, durante la Jornada Europea de Oración por Ucrania, en el Santuario de la Pasión del Señor en Sharhorod.