La pobreza creciente en algunas zonas de Córdoba, principal enemiga de una Iglesia que se siente desbordada

ECCLESIA se ha adentrado en algunos de los barrios de la provincia cordobesa con mayores índices de desigualdad social: "La esperanza no la perdemos, pero no llegamos a todo"

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

8 min lectura

El porcentaje de personas en siutación de pobreza en la provincia de Córdoba alcanza el 35%. Una cifra que ha empeorado aún más con la pandemia, y que ha supuesto una regresión en las condiciones de vida de sus habitantes.

Y es que Córdoba cuenta con unas de las tasas de paro más elevadas de España, con en torno al 22% de desempleados, y unos salarios medios que apenas superan los 15.000 euros de media.

Algunos de los barrios de Córdoba están entre los más pobres de nuestro país. Las Palmeras, Guadalquivir, Sector Sur o Las Moreras, todos ellos en Córdoba capital, son barrios marcados por las desigualdades, la pobreza y el desempleo.

Fuera del principal núcleo urbano de la provincia, los problemas son acuciantes en algunas barriadas de Puente Genil, concretamente de Juan Rejano, donde la labor de las administraciones es insuficiente (por no decir nula) para paliar la pobreza de sus vecinos.

Una vez más la Iglesia, con sus instituciones, trabajan de manera incansable para acompañar y dar esperanza a unos vecinos resignados a su suerte, mientras las administraciones miran hacia otro lado, también en periodo de campaña electoral. En 'Informe ECCLESIA: la Iglesia en Andalucía', analizamos la realidad de algunos de los barrios.

Las Moreras: el barrio cordobés donde la pobreza se palpa con tan solo pisar su suelo

El abandono del barrio de las Moreras, integrado por unos 15.000 vecinos, es palpable nada más pisar su suelo. Sus calles, parques y edificios están marcados por el deterioro. La economía sumergida es el medio de superviviencia, la Policía apenas patrulla por sus calles y espacios como las pistas deportivas llevan décadas abandonadas.

En medio del caos brilla con luz propia la labor de la Iglesia, por incomparecencia de otras instituciones públicas y privadas. Una de las parroquias, Santas Margaritas, cuenta con amplios programas de ayudas para estos habitantes tan castigados.

Su párroco, el Padre Antonio Juan Caballero, llegó en 1999 a Las Moreras. Por ello, precisa en ECCLESIA que la pobreza del barrio viene heredada: “Aquí piden ayuda nietos de hombres y mujeres que vinieron hace más de veinte años”, precisa.

Actualmente, la parroquia cuenta con dos proyectos de promoción: por un lado el centro de la mujer y otro para menores: “En el centro de la mujer tenemos matriculadas a unas setenta mujeres que vienen a los talleres, mientras que el de los niños ofrecemos desde la parroquia una sala de lecturas, donde hay libros ordenadores, etc. para que puedan hacer las tareas”, explica el sacerdote.

Además, el Padre Antonio Juan Caballero ha detallado el programa del que últimamente se han beneficiado un total de quince familias con niños pequeños, por el cual a través de un código QR pueden acceder a la compra en supermercados con los que mantienen acuerdos con Cáritas: “Les ingresamos una cantidad y pueden hacer la compra con el código. Es decir,

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asegura.

Asimismo, se encuentra la actividad de Cáritas para acompañar y atender a las familias: “Tenemos un programa de inserción laboral, a personas que le faltan pocos meses o años de cotización y poder jubilarse con algo de pensión se les busca un trabajo... En fin tratamos de llegar hasta donde podemos”, ha agregado el párroco de Santas Margaritas.

Todo suma en un barrio como Las Moreras, marcado por el deterioro provocado por la pobreza y necesitado de un plan integral por parte de las administraciones públicas: “El problema no es la inseguridad o la suciedad, sino la falta de empleos dignos. Muchas mujeres que se van a una casa para limpiar, lo que le dan no les llega para llevar una vida digna. Muchas de ellas mantienen a familias numerosas. El problema del barrio es que no hay estabilidad económica, no hay sueldos dignos, demasiadas familias desestructuradas....

El Padre Antonio Juan Caballero confiesa que la Iglesia está desbordada en el barrio desde que estalló la pandemia, motivo por el que tuvieron que ser más exigentes con las ayudas que ofrecían a las familias: “A muchas personas que les dábamos ayudas acudían también a otras instituciones, por lo que desde la pandemia pedimos los documentos de los servicios sociales para demandar el Ingreso Mínimo Vital. No es lo mismo una señora que está sola con una pensión de 700 euros, que otra señora que percibe el mismo dinero pero del que dependen hijos y nietos. Es decir, ayudamos más al que más lo necesita. Desde que pedimos estos documentos, atendemos a unas ochenta familias”.

Drogas, desigualdad y una Iglesia activa: el día a día en Sector Sur de Córdoba

El Sector Sur de Córdoba es uno de los espacios con mayor tasa de pobreza en España. Según se desprende de la estadística de los declarantes del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), esta zona de la capital es la tercera del país con menos renta bruta media de España.

El Padre Ramos Domingo trabaja en la parroquia de San Martín de Porres desde 2017, y como párroco desde hace año y medio. En este tiempo ha podido comprobar de primera mano la pobreza y las desigualdades que proliferan en el barrio cordobés.

“No es tanto pobreza material como espiritual. Es verdad que tenemos muchos problemas de economía sumergida, con ingresos no declarados. Se notan los negocios negros. La realidad social y económica es degradante”, asegura el religioso.

En cuanto al tráfico de drogas, está presente en el día a día del Sector Sur, especialmente entre los jóvenes: “La patrulla policial es constante, por la calle te encuentras con chavales y jóvenes drogadictos... a mí me llegaron a amenazar con agredirme un día. Hay un ambiente de dejadez y de gente que vaga por la calles sin nada que hacer”, ha relatado el Padre Ramos Domingo.

Más de 200 familias se veían beneficiadas por la labor de la Iglesia en el Sector Sur antes de la pandemia, gracias a Cáritas parroquial. Luego, reestructuraron la solicitud de los programas para evitar engaños: “Ahora tenemos unas ochentas familias a la que repartimos alimentos, les buscamos cursos de formación de economía doméstica, talleres de costura y alfabetización...”, ha manifestado el sacerdote.

Con el encarecimiento del nivel de vida provocado por la inflación o la subida de la luz, el Padre Ramos Domingo afirma que la Iglesia está desbordada en el Sector Sur de Córdoba: “en los últimos meses se nota mayor demanda de servicio en Cáritas, sobre todo para los suministros”.

Juan Rejano, el barrio de Puente Genil donde Cáritas está desbordada

Puente Genil es un municipio de Córdoba que cuenta con unos 30.000 habitantes. Su enclave geográfico es privilegiado, al estar en la frontera con la provincia de Sevilla. Su localización es idónea a nivel de comunicaciones por ferrocarril y carretera, estando a poca distancia de las capitales andaluzas más importantes.

Pero esas posibilidades que presenta el municipio no llega económicamente a todos los vecinos. Es el caso de la barriada de Juan Rejano, donde la desesperanza marca el día a día: “Es una barriada muy amplia donde viven muchas personas vulnerables”, ha explicado para ECCLESIA Carmen Roldán, voluntaria de Cáritas en Puente Genil.

En total, la ONG de la Iglesia atiende a unas sesenta familias. El motivo por el que Juan Rejano ha sido motivo de abandono por parte de las administraciones es que se ha ido convirtiendo en un gueto: “Eran pisos de protección oficial que tenían alquileres muy económicos, pero se fueron traspasando, cambiado de titulares y ocupándolas otras personas en situación de pobreza".

La mayoría de sus habitantes son inmigrantes, aunque hay de todo. Una vez finalizan su periodo en el centro de acogida de Cruz Roja, muchos de ellos optan por quedarse en Puente Genil, pero al no disponer de recursos se ven obligados a instalarse en Juan Rejano por su bajo coste o posibilidad de ser ocupas.

Barrios que presentan una imagen de deterioro, con pisos en mal estado, un porcentaje de absentismo escolar elevado y reyertas: “Todo ello es producido por la falta de trabajo”, sostiene Carmen Roldán.

“Ves cómo el centro cuenta con un bonito alumbrado, pero el contraste es grande con estos barrios. Es una desigualdad tremenda, parece que son ciudadanos de segunda”, continúa explicando la voluntaria de Cáritas.

De esta manera, la ONG de la Iglesia trabaja en la acogida y el acompañamiento a sus habitantes: “Tenemos en muchos casos que actuar rápido, porque si una familia está en una situación gravísima y tiene pendiente un corte de luz o desahucio, acuden a la Iglesia. Dependemos de las donaciones de los feligreses, y la gente es muy solidaria en Puente Genil. Con esas donaciones intentamos engancharles a la luz, que tengan sus necesidades básicas cubiertas y salgan de esta situación”, ha apostillado.

Y lejos de menguar, la demanda de ayudas no deja de aumentar debido al encarecimiento de la vida, provocada por la inflación o la guerra de Ucrania: “Desde Cáritas estamos desbordados porque cada semana vienen más gente pidiendo ayudas. La esperanza no la perdemos y estaremos junto a ellos porque se sienten queridos, pero se llega hasta donde se llega”, advierte.

Uno de los problemas con el que se encuentran las administraciones en Juan Rejano es que buena parte de sus habitantes están en situación irregular dada su condición de inmigrante: “Muchos no pueden recibir ayudas de las administraciones. Algunos reciben formación en su país o aquí pero al no tener los papeles en regla las administraciones no pueden hacer nada, por lo que acuden a Cáritas pero estamos limitados. O se aceleran los trámites o lo que creamos es algo que nos preocupa mucho en la parroquia, porque puede explotar en cualquier momento”, alerta Roldán en ECCLESIA.

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