El Sínodo también se vive en las cárceles: "¡Los presos somos sinodales!"
El departamento de la Pastoral Penitenciaria de la CEE publica un documento con respuestas "que han sido claras, directas y sin adornos lingüísticos"
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Uno de los objetivos del sínodo es dar voz a los excluidos. Entre ellos están las personas privadas de libertad. “¡Es nuestro tiempo!, y también ¡nuestra oportunidad!.¡Los presos también son sinodales!”, expresan los propios presos en un documento en el que se han recogido sus aportaciones en este proceso.
“Los presos, extrañados que se les consulte sobre la Iglesia, han respondido positivamente a esta invitación, con la confianza que sus opiniones se escuchen y no se pierdan en el camino”, expresan desde el departamento de la Pastoral penitenciaria de la CEE, que ha publicado un documento con “respuestas que han sido claras, directas y sin adornos lingüísticos”. En las páginas se hace balance de “lo mucho que los presos valoran mucho la Iglesia dentro de la cárcel, la Pastoral Penitenciaria, y piden cambios a la Iglesia más institucional”.
Sí se sienten Iglesia
A pesar de las dificultades “que la pandemia nos creó”, han participado 20 prisiones, la cuarta parte de las consultadas, 773 presos y presas y 171 voluntarios. Con este dossier «Sinodalidad desde la Pastoral Penitenciaria», se recogen los diez núcleos temáticos que ofrece la secretaría del Sínodo.
Unos núcleos temáticos adaptados a la realidad penitenciaria, donde preguntamos a los presos, “si se sienten Iglesia”, “si la Iglesia también los juzga, como la sociedad”, “si las celebraciones en la cárcel les dicen algo”, “si se sienten escuchados por la Iglesia” y otras preguntas cuyas respuestas conviene que tenga en cuenta la Iglesia. “Los presos también son sinodales”, concluyen.
Marginación social
Hay un sentimiento de marginación social, de “estar apartados” de la sociedad, también ese sentimiento se extiende a la Iglesia. Aunque haya gestos muy personales que se pueden valorar como que “cuentan para la Iglesia”, especialmente por parte de la Pastoral Penitenciaria, el sentimiento generalizado es que igual que son marginados de la sociedad, también lo son de la propia Iglesia.
El hecho de haber sido ayudados por la Iglesia, no significa que sean considerados un miembro más de la comunidad eclesial. Este sentimiento lo veremos más adelante cuando expongamos la idea que tienen los presos de la Iglesia.
Pedir a la sociedad
Aunque las peticiones han sido más numerosas a la Iglesia, “lo cierto es que por quien más se ven cuestionados los presos es por la propia sociedad en la que viven y en la que, en muchos casos, les ha enviado a prisión”. Especialmente porque, “aunque no participe en la Iglesia su vida puede seguir, pero en cambio sino encuentra un lugar en la sociedad, o no se le deja, su vida se complica mucho. Por eso entre las peticiones no se puede abstraer de pedir también a la sociedad”.