Sor Fernanda, de la Cocina Económica de Oviedo: "A todos nos hace falta abrir los ojos frente a los pobres"

Desde 1888, esta organización alimenta a los más necesitados de la ciudad, pero no solo en cuestión de comida, "sino también alimentando su alma y su esperanza"

Sor Fernanda, de la Cocina Económica de Oviedo: "A todos nos hace falta abrir los ojos frente a los pobres"

Sara de la Torre

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

La Cocina Económica de Oviedo, regentada por las Hijas de la Caridad, alimenta a la ciudad de Oviedo desde hace más de cien años. En la actualidad, con más de 300 menús al día, las hermanas y los voluntarios continúan alimentando no solo el cuerpo, sino también el alma.

Así lo ha explcado a ECCLESIA sor María Fernanda García, responsable de la Cocina Económica, que en esta Jornada Mundial de los Pobres impulsada por el Papa Francisco, invita a “mirar a nuestros hermanos” desde “su propia realidad”. “Nos hace falta abrir los ojos, para detectar el cambio de perfil de personas que asisten tanto a nuestro comedor como a las familias que recogen alimentos, que tienen menores. Una de las cosas que más nos satisfacen es que la Cocina es muy querida en la ciudad, es un miembro más de la familia en cada familia de Oviedo”.

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Mantener la esperanza

La pandemia también fue un duro golpe para la sociedad de Oviedo, y ha dejado tras de sí la sombra de una recesión económica profunda que ya ha comenzado a asentarse de forma abrupta. No obstante, las Hijas de la Caridad aseguran mantener la esperanza “de la colaboración de todos para seguir atendiendo a estas personas, no solo en el alimento, sino a nivel integral, algo que es muy importante para recuperar la dignidad perdida”.

Uno de los objetivos que pretenden es “facilitar a quienes lo precisen una alimentación sana y nutritiva a precio asequible”. Además, como explica sor Fernanda, hay que satisfacer, en la medida que los recursos lo permitan, “la alimentación a personas desplazadas de su domicilio por razón de estudios, trabajo o cualesquiera otras circunstancias”.

Una misión

La Cocina Económica de Oviedo se financia con las aportaciones de los socios y benefactores. Además, concluye, “es digna de mención la aportación personal del voluntariado, sin los cuales no se podría llevar a cabo esta misión”.

Por su parte, los usuarios satisfacen una contribución simbólica de 50 céntimos por comida, sustancialmente inferior al coste del cubierto, haciéndose partícipes y protagonistas, además de beneficiarios, de la obra de la Institución. Sin embargo, nadie se queda sin comer si es que no dispone de esa cantidad, pues la atención al necesitado es absolutamente prioritaria. La Cocina Económica lleva funcionando desde 1888 y recibiendo apoyo municipal desde 1982. Las colas para adquirir estos menús comienzan a las doce y media del mediodía y se repiten de nuevo entre las cuatro y las cinco de la tarde.

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La idea de impulsar esta Jornada surgió el 13 de noviembre de 2016, durante el cierre del Año de la Misericordia y cuando en la Basílica de San Pedro el Santo Padre celebraba el Jubileo dedicado a las personas marginadas. Al finalizar la homilía, y de manera espontánea, Francisco expresó un deseo: «quisiera que hoy fuera la Jornada de los Pobres».

En esta sexta edición, bajo el lema “Jesucristo se hizo pobre por vosotros”, Francisco lanza un llamamiento a la solidaridad en medio de un mundo herido por la violencia y la guerra. Frente a los millones de refugiados de los diferentes conflictos en Oriente Medio, África Central y ahora Ucrania, el Santo Padre invita a “compartir lo poco que tenemos con quienes no tienen nada, para que ninguno sufra”.

El patrimonio de seguridad y estabilidad alcanzado por algunos países gracias a la iniciativa privada y a leyes que han apoyado el crecimiento económico puede ahora, según Francisco, “ser compartido con aquellos que se han visto obligados a abandonar su hogar y su país para salvarse y sobrevivir”. “Como miembros de la sociedad civil, mantengamos vivo el llamado a los valores de libertad, responsabilidad, fraternidad y solidaridad”, añade.

El papa recuerda que la caridad “no es una obligación sino un signo del amor, tal como lo ha testimoniado el mismo Jesús”. “La generosidad hacia los pobres encuentra su motivación más fuerte en la elección del Hijo de Dios que quiso hacerse pobre Él mismo”, señala.

Francisco subraya que la “experiencia de debilidad y limitación que hemos vivido en los últimos años y ahora la tragedia de la guerra” nos debe “enseñar que no estamos en el mundo para sobrevivir, sino para que a todos se les permita tener una vida digna y feliz”. “El mensaje de Jesús nos muestra el camino y nos hace descubrir que hay una pobreza que humilla y mata, y hay otra pobreza, la suya, que nos libera y nos hace felices”.

Por ello, Francisco recuerda en esta VI Jornada Mundial que es necesario “hacer un esfuerzo para que a nadie le falte lo necesario”. “No es el activismo lo que salva, sino la atención sincera y generosa que permite acercarse a un pobre como a un hermano que tiende la mano para que yo me despierte del letargo en el que he caído”.