Una mascota es atacada por tres perros en la playa y lo que sucedió luego dejó a todos con la piel de gallina

El perrito sufrió el duro ataque de varios perros, pero lo que ocurrió posteriormente le cambió su vida para siempre

El perro fiel que esperó a sus dueños durante un año que te romperá el corazón

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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Los ejemplos que demuestran la fidelidad de los perros hacia sus dueños se cuentan por miles. La llegada de las redes sociales ha permitido visibilizar multitud de historias donde las mascotas son los verdaderos protagonistas. Pero la historia que te contamos a continuación, muy pocas veces se ha visto.

Y es que los canes viven las emociones al igual que los humanos y muchas veces pueden tener el corazón roto, especialmente cuando, debido a las circunstancias, viven separados de sus dueños.

Noorung esperó un año, 365 largos días. No le importaba el frío que estaba padeciendo, y la multitud de dificultades que tuvo que soportar viviendo entre las rocas. Ese era justo el lugar donde acudía habitualmente con la pareja de pescadores con quienes residía. Para el perro Noorung, ese lugar, esa isla rocosa, era un espacio agradable para jugar, correr y, sobre todo, disfrutar de los días con sus dueños.

Desafortunadamente, un día, la pareja de ancianos enfermó gravemente y fue trasladada urgentemente al hospital, al otro lado del país. Noorung no pudo acompañarles y, sin comprender la razón por la que se marcharon, decidió esperarles día tras día en aquella isla llena de rocas erosionadas por las olas del mar. Mantenía la esperanza de que, algún día, sus dueñsos regresarían.

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Las adversidades por las que pasó Noorung

Los días no fueron fáciles: durante todo el año, Noorung tuvo que defenderse de los ataques de otros perros, superar las inclemencias meteorológicas o soportar el hambre y la sed. Pero su amor por aquellos dos ancianos, sus compañeros de viaje fue más fuerte que cualquier dificultad. El deseo de volver a verlos, de poder estar nuevamente juntos se impuso a cualquier contratiempo. Era como si estuviera esperando un amigo que no veía desde hace mucho tiempo. Independientemente de las condiciones climáticas, incluso durante el frio invierno, Noorung se negó a buscar un refugio en un lugar más seguro. Cuando llovía se refugiaba debajo de un pequeño arbusto en la roca.

El sacerdote que le dejaba comida todos los días

La presencia del can no pasó desapercibida para algunos lugareños, que alertaron de la situación a los voluntarios de un refugio local que trataron de cogerle. Los vecinos sentían pena por el perro, pero, al mismo tiempo, no podían hacer mucho, ya que Noorung, asustado, no permitía que nadie se acercara a él. A pesar de su comportamiento, un sacerdote, al que todos en el pueblo conocían, le dejaba comida cada día. Los habitantes del pueblo se preocuparon porque Noorung había sufrido un accidente, lo que provocó graves heridas en una pata, después de ser atacado por tres perros, lo que hizo que se precipitara por las rocas.

El sacerdote, tras conocer lo ocurrido, se puso en contacto con los dueños de la mascota para que fuera a rescatarlo, pero había poco que hacer. Se trataban de ancianos delicados de salud, por lo que no estaban en condiciones de hacer el viaje. La promesa de venir a por él cuando mejoraran no era sufiente, ya que no se podía saber si Noorung seguiría vivo para entonces.

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El rescate de Noorung

Los vecinos, junto al sacerdote, decidieron organizar un rescate. No fue tarea fácil dada su disposición a permanecer en ese lugar y tuvieron que recurrir a calmantes para poder cogerlo sin que se hiciera daño durante la fuga.

Afortunadamente, su salud en todo momento fue muy buena, dijeron los veterinarios, y en pocos días Noorung encontró una nueva casa, la Iglesia del párroco. El sacerdote decidió darle una segunda vida a ese fiel y cariñoso perro.