La Virgen del Rocío, una devoción con mucha historia

La “Blanca Paloma” es una de las advocaciones marianas más populares de nuestro país

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Natxo de Gamón

Publicado el - Actualizado

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Si hay una advocación mariana cuya devoción se extiende por toda la geografía española, esa es la de la Virgen del Rocío, que congrega cada primavera a cerca de un millón de personas en la pequeña aldea de El Rocío.

La tradición de venerar a la Virgen en El Rocío viene de lejos. En el siglo XIV aparece la primera referencia escrita a este lugar. Es en el Libro de la Montería, una obra escrita por el rey Alfonso XI. En él, el monarca hace referencia a las primitivas ermitas situadas en las proximidades de lo que en el futuro sería la aldea de El Rocío.

Ya en el siglo XV, un hombre que se encontraba caminando por las cercanías de Almonte, en un lugar llamado La Rocinahalló entre la maleza la imagen de la Virgen, sobre el tronco de un árbol. Se cuenta que este hombre la sacó de donde se encontraba pero, al poco tiempo, decidió pararse a descansar y se quedó dormido. Y al día siguiente, cuando despertó, no la encontró. Volvió al sitio donde la había encontrado y allí estaba, otra vez, en medio de la maleza.

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El clero almonteño, al conocer la historia, decide construir una gran ermita en el lugar de la aparición y, mientras tanto, trasladan a la imagen a la iglesia mayor de la villa.

Es entonces cuando se funda la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, más conocida como Hermandad Matriz, que nace con la vocación de difundir la devoción a la Blanca Paloma. Alrededor de la Hermandad Matriz, con el tiempo van naciendo otras hermandades, denominadas filiales, que también veneran a la Virgen del Rocío desde otros lugares de España.

Desde entonces, viene celebrándose una popular romería el fin de semana que se celebra Pentecostés, que congrega a un gran número de personas alrededor de la imagen de la Virgen del Rocío.

La Romería

Cada año, la semana previa a Pentecostés, los participantes comienzan a llegar a la aldea de El Rocío para celebrar la fiesta de la Virgen durante el fin de semana. Acuden 124 hermandades, que provienen de todos los puntos de nuestra geografía, más la Matriz, que tiene su sede en Almonte. Peregrinan a través del Coto de Doñana -un Parque Nacional de gran belleza- en carros tirados por caballos y mulas.

Cada hermandad porta su simpecado, una insignia con la imagen de la Inmaculada Concepción, en una carreta especial tirada por bueyes. Los caballistas animan el camino y se escuchan sevillanas y otros géneros folclóricos tradicionales.

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Durante el fin de semana, los rocieros se congregan en la aldea de El RocíoCada hermandad tiene una casa para que los romeros puedan alojarse en ella. Hay música, comida y mucha devoción por la Virgen.

La madrugada del lunes siguiente al Domingo de Pentecostés se celebra una multitudinaria procesión, que está precedida por “el salto de la reja”. Se realiza tras acabar el rezo del Santo Rosario, que comienza a medianoche. Todos los simpecados de la hermandades filiales van pasando por delante de la ermita hasta que llega el de la Hermandad Matriz, que entra en la ermita y debe llegar al presbiterio del templo.

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En ese instante, los miembros de la Hermandad Matriz de Almonte, que previamente se han situado alrededor del presbiterio, trepan por la reja de éste para alcanzar la Virgen los primeros y tener el honor de portar sobre sus hombros la imagen de la Blanca Paloma. Por todo esto, nunca puede predecirse con exactitud la hora de salida de la Virgen.

Cada año, la Virgen del Rocío congrega a más y más romeros, en una fiesta que trasciende lo religioso para convertirse, además, en un acontecimiento social y festivo con un fuerte carácter folclórico y tradicional.