Rosa Parra: de estudiar Bellas Artes en Valencia a ser religiosa gracias al encuentro con una ciega y a Juan Pablo II

Rosa Parra ingresó en las Hermanitas de los Ancianos Desamparados tras el Jubileo del Año 2000. En el programa 'La esperanza nace en Navidad' ha compartido cómo descubrió su vocación

Redacción Religión

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Rosa Parra estudiaba Bellas Artes en Valencia, hasta que el Jubileo del año 2000 de Roma cambió su vida radicalmente. Fue donde descubrió su vocación religiosa. Y es que como decía Benedicto XVI, uno de los signos de la esperanzas fundadas sobre la fe son las vocaciones.

 

El Jubileo, que volveremos a vivir en este 2025, es buen momento para que cada creyente se pregunte “¿para quién soy?”, que es precisamente el lema del Congreso Nacional de Vocaciones que se celebrará en Madrid del 7 al 9 de febrero.

Rosa se planteó aquella cuestión con el cambio de siglo. Su sueño era ser restauradora del arte. Pertenece a una familia sencilla con tres hermanos mayores y padres panaderos: “Siempre hemos sido de tradición cristiana, y en la parroquia de San Roque a la que pertenecía estaba el movimiento juvenil Junior, que en Valencia está muy arraigado”, ha explicado en el programa 'La esperanza nace en Navidad'.

En aquellos años, y con la JMJ del año 2000, Rosa cayó en la cuenta de que realmente no era feliz pese a que estudiaba lo que quería: “Notaba un vacío, solo tenía ganas de que llegara el viernes para entregarme a la catequesis y transmitir la fe en la parroquia”, ha relatado.

La experiencia en lourdes con una invidente que marcó un antes y un después para rosa

A raíz de aquello Rosa inició un periodo de discernimiento que se prolongó durante dos años, en el que la hoy religiosa contó con la ayuda de un sacerdote. En aquel periodo de reflexión Rosa peregrinó a Lourdes o Santiago de Compostela. Precisamente en el santuario mariano francés vivió una experiencia muy intensa con una joven ciega.

“En Lourdes me hice cargo de una joven de treinta años que estaba ciega e inválida. Fue una mala noche y la experiencia de tenerla que cuidar y su fe me ayudó a sacar polvo a mi poca fe, porque en la explanada, la tarde en la que exponen al Señor en que el Santísimo va enfermo por enfermo, ella me dijo que cuando el Señor estuviese frente a ella le hiciera un gesto como de que el Señor estaba delante de ella, y eso creó en mi una inquietud, por qué ella que no ve cree y yo que veo no creo. Estaba ciega de fe”, ha recordado.

"La fe no se puede vivir solo"

Y es que como ha señalado Rosa, la fe es importante compartirla con la comunidad enriquecerla: “La fe no se puede vivir solo. La fe se cree que se busca en libros, en grandes teologías, en Google pero no, la fe es ponerse ante el calor del Sagrario y los hermanos de nuestra comunidad”, ha comentado.

Tras el periodo de discernimiento, Rosa Parra ingresó en las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Sintió la llamada tras viajar a Roma durante el Jubileo, donde experimentó momentos de alta intensidad con otros jóvenes comprometidos con sus parroquias.

Y es que como ha resaltado Rosa, el Jubileo es un momento propicio para hacerse preguntas:Juan Pablo II decía que son fiestas de fe, donde uno disfruta de poder hablar del Señor, del carisma, de poder compartir preocupaciones, anhelos, luchas, obstáculos... Porque en aquel 2000 el Santo Padre nos decía que no era fácil decir sí y ser creyentes. Yo creo que los jóvenes y creyentes no solo necesitamos fiestas de los sacramentos, sino sentarnos y hablar de nuestros temas comunes, que es Cristo, para ir configurándonos con él y hacer la revolución del amor”, ha puntualizado.