Omella pide la unidad de todos para hacer frente a la pobreza o al desempleo juvenil: “Hemos quedado tocados”
En su discurso inaugural de la Plenaria, el cardenal reclama a las instituciones huir de la crispación y trabajar por reducir la brecha social que han provocado las últimas crisis
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El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, ha llamado a la unidad ciudadana para dar respuesta “a los retos que nos plantea la sociedad en la que vivimos, escuchándonos los unos a los otros a la luz del Espíritu Santo”. Así se ha expresado el arzobispo de Barcelona durante el discurso inaugural de la Asamblea Plenaria, que se prolongará hasta este viernes, 19 de noviembre.
Para lograr esta cohesión social, el cardenal Omella ha reclamado a la case política poner fin a la crispación y arrimar el hombro de cara a un mundo con tantas dificultades como el actual. En este sentido, ha recordado las tremendas desigualdades sociales que ha causado primero la crisis del año 2008 y, más recientemente, la pandemia.
“Hemos quedado profundamente tocados y muchos hermanos nuestros han sucumbido en la miseria y la pobreza. Es cierto que algunos apenas van a sentir los efectos de esta crisis, o que incluso van a salir beneficiados económicamente, pero también es un hecho, que ya estamos comprobando, que son muchos, muchísimos, los hermanos y hermanas nuestros que están sufriendo o van a sufrir en sus carnes la dureza de esta crisis”, ha subrayado.
Omella reclama un pacto entre todas las instituciones para hacer frente al desempleo juvenil
En su alocución, el arzobispo de Barcelona ha manifestado el interés de la Iglesia y de sus fieles por colaborar con las instituciones políticas y civiles para hacer posible una mejor salida de esta crisis, poniendo el acento en el sistema educativo.
“Qué necesario es para el futuro de nuestra juventud que los Ministerios de Educación y Trabajo, que las patronales de los empresarios, que los sindicatos, que las asociaciones educativas privadas y que la Iglesia con su multitud de instituciones educativas trabajemos unidos y cooperemos activamente para potenciar la formación profesional. En este ámbito de la formación profesional la Iglesia puede ofrecer su gran experiencia demostrada durante decenios formando profesionalmente a millares de jóvenes. Apartemos ideologías y caminemos juntos para hacer frente al reto del paro juvenil”, ha señalado.
También ha hecho referencia a los índices de pobreza que existe en España, y que impiden a muchas familias sacar adelante sus hogares y, en el caso de los jóvenes, emanciparse como consecuencia de la alta precariedad laboral que impera en el mercado español.
“Según datos de Cáritas y de otras entidades de la Iglesia, en España viven entre nosotros 40.000 personas sin hogar. Y no solo eso, sino que, además, actualmente existen dos millones y medio de personas que están en situación de extrema vulnerabilidad. A ello podemos sumar, por un lado, la situación de los jóvenes que están perdiendo su entusiasmo ante los elevados índices de desempleo juvenil, la inestabilidad provocada por la falta de un contrato fijo y unos sueldos muy bajos que les impiden el acceso a una vivienda, con unos precios desorbitados... Todo ello les imposibilita su emancipación, así como asumir con normalidad compromisos de largo alcance y mirar al futuro con esperanza".
Omella no ha querido olvidarse de la soledad que padecen miles de ancianos, aunque también afecta a colectivos de menor edad: “A pesar de estar hiperconectados por las redes sociales, muchos jóvenes experimentan la soledad por la ausencia de encuentro real con las personas. Además, las redes sociales impulsan a los jóvenes a ponerse muchas máscaras que les impiden mostrarse, aceptarse y ser queridos tal y como son”, alerta el presidente del episcopado.
Frente a la desesperanza, “sinodalidad para escucharnos unos a otros”
Frente a la desesperanza, el arzobispo de Barcelona recuerda que el Papa Francisco invita a todo el Pueblo de Dios “a redescubrir y a poner en marcha una de las dimensiones propias de la Iglesia, esto es, su carácter sinodal”.
Para el presidente de la Conferencia Episcopal Española, la sinodalidad “es un reto necesario y providencial para este momento de nuestra sociedad y de la Iglesia, pues la sinodalidad tiene como base fundamental la corresponsabilidad y la participación de todos los bautizados en la edificación de la comunión y en la tarea evangelizadora. El Concilio Vaticano II proclamó con carácter general que la misión de la Iglesia no es exclusiva de los pastores (ni siquiera colegialmente), sino que todos los bautizados (cada uno en su condición) están llamados a participar en ella”, recuerda.
El cardenal ha agregado que esta corresponsabilidad “pasa por escucharnos los unos a los otros y, juntamente, escuchar al Espíritu de Dios que habla a sus hijos. Para ello es esencial ponerse en clima de oración, que ayuda a discernir y reconocer la voz de Dios en las palabras de los hermanos. Es cierto que el diálogo va a generar diferencias. No nos gusta encontrarnos y escuchar al que no piensa como nosotros. No nos tienen que dar miedo las diferencias. El diferente, el otro que no piensa como yo, me puede ayudar, me enriquece y, lo más importante, el Espíritu Santo me puede hablar a través de él”.