José Manuel, el párroco que obra milagros con los adictos gracias a sus proyectos: "Si luchan, salen adelante"

El sacerdote de San Ramón Nonato coordina más de cuarenta proyectos en la parroquia con el objetivo de "reintegrar en la sociedad" a personas presas de sus adicciones

Santiago Tedeschi Prades

Publicado el - Actualizado

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José Manuel Horcajo, párroco en San Ramón Nonato, iglesia madrileña del barrio de Vallecas, lleva más de 10 años ayudando y creando proyectos para ayudar a los más necesitados.

Llegando delante de la parroquia te das cuenta enseguida que hay bastante movimiento, un comedor social justo al lado del templo que durante la pandemia ha llegado a entregar 1000 comidas al día, voluntarios que no paran de ayudar, monjas que te preguntan si necesitas algo.Todo esto José Manuel lo resume como “calor de familia y calor del Señor. Toda la gente, tanto los que vienen a ayudar como los que piden ayuda, se sienten como en casa”.

El cura de la parroquia de Vallecas añade que “no es una ONG o un servicio social, es un lugar donde te sientes como en casa”. Normalmente el párroco suele ser quien manda, pero en este caso, nos dice José Manuel, es el que obedece, “como la gente pide muchas cosas estoy al servicio de todos. Como hay muchas actividades y más de 40 proyectos, todos tienen que estar cohesionados y coordinados”.

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Una parroquia con más de 40 proyectos

José Manuel tiene claro que sin todos sus voluntarios que lo ayudan no podría mantener los más de 40 proyectos que tiene la parroquia: “Van surgiendo poco a poco según las necesidades. El primer proyecto que iniciamos fue el apoyo escolar a menores, niños que suspendían hasta el recreo, y luego la ayuda de alimentos, las familias, las dependencias, las discapacidades”.

Durante la pandemia el comedor social San José, que se encuentra a pocos metros de la parroquia, ha llegado a entregar más de 1000 comidas al día.

“Hace cinco años empezamos el comedor por qué los otros en Vallecas estaban saturados y nos planteamos no solamente quedarnos mirando esas necesidades, sino dar un paso más e iniciar el servicio de comida con poquitas personas” nos cuenta el cura. Lo que pasó durante la pandemia fue “un aluvión de gente y llegamos a dar 1000 comidas diarias”.

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Expertos en humanidad

Los proyectos con las personas adictas se integran dentro de los grandes proyectos de la parroquia, ya que “al final las necesidades se vinculan unas a otras, las personas que tienen esas adicciones tienen necesidad también de comida, de alojamiento, de trabajo. Cuando atiendes una persona, atiendes todos sus problemas y allí salen las adicciones”.

José Manuel subraya la labor social de la Iglesia con las personas adictas: “Nosotros no somos especialistas en medicina, pero sí somos expertos en humanidad como dijo San Juan Pablo II”.

En San Ramón Nonato, cuando llega una persona en dificultad se les dice claramente que “no soy un médico, pero sí entiendo que eres una persona que necesita esperanza, escucharle, acogerle y vincularle al ser personas que se han quedado aisladas, sin amigos y familia”. En ese momento lo más importante es darle confianza y esperanza: “Cuando no luchan no salen adelante” subraya José Manuel.

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El objetivo, volver a "integrarse en la sociedad y en la Iglesia"

El objetivo final, según el párroco de San Ramón Nonato, es “que se integren en la sociedad y en la Iglesia. Si no encuentran a Dios se hace dura la vida. Encuentran en Dios un motivo para vivir, para reestructurar su familia, sus amistades y volver a la sociedad”.

La mejor terapia para las personas adictas es el voluntariado: “Cualquier persona con depresión, con adicción, con desesperanza, viene, ayuda, aunque sea barriendo o partiendo cebolla y al final se siente muy feliz, útil y tiene un motivo para levantarse al día siguiente”. Todo el mundo sabe que cuando haces voluntariado, como dice José Manuel, “recibes más de lo que das”.

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Las tres palabras clave

Las personas se quedan en la parroquia no solamente por qué la comida del comedor “está muy rica”, como dice José Manuel, sino que “se les da una forma de vida, un hogar. Aquí tú eres el protagonista, no solo eres el espectador de las ayudas”.

Para José Manuel hay tres palabras clave para la ayuda a las personas adictas: “Primero la acogida, segundo el amor y tercero Jesucristo. Si no empezamos por Jesucristo, nada tendría sentido”.