El día a día de Jorge de Dompablo, el sacerdote que comparte techo con personas en riesgo de exclusión

Desde su fe y el Evangelio, el religioso acoge a drogodependientes e inmigrantes: "Tenemos que ser solidarios unos con otros"

Lucía Para

Publicado el - Actualizado

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El sacerdote Jorge de Dompablo comparte su casa con los excluidos desde hace 30 años. Un hogar marcado por el calor de la vida compartida en fraternidad que acoge a toxicómanos e imigrantes. Procede de una familia religiosa de un pueblo de Ávila, tiene 14 hermanos, y es desde ahí donde descubrió su vocación y la necesidad de entregarse a los demás, ser solidario y compartir lo que tenía con los otros. Él ha tenido unas vivencias complicadas “por la familia, por el barrio en el que vivía y por la situación social en la que pasó su juventud”.

Jorge descubrió a dos tipos de curas muy diferentes: “Uno de mi pueblo y otro de Madrid. Me atrajeron con mucha fuerza, el uno muy espiritual y el otro muy social. Eso me llevó a descubrir el seminario, que era muy abierto: vivíamos en comunidades en barrios, con unos profesores de aquel tiempo, de una sensibilidad social muy fuerte”, ha explicado el sacerdote. Es allí donde le dieron una visión, que le marcó, del ser cura: “Mereció la pena por encima de otras muchas formas de vida”.

Para Jorge ser cura era, por una parte, responder a Dios en este mundo. Además, con todas las situaciones que había vivido de sufrimiento y de marginación en su barrio descubrió que Jesucristo era la respuesta a todo eso, para así poder transformar la situación y acabar con el dolor.

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Un hogar: El sacerdote Jorge, drogodependientes y africanos

Cuando sale del seminario le dan una casa para él solo. En ese momento vivía con otros dos curas, pero tenían habitaciones libres y había mucha gente con problemas viviendo en la calle. A Jorge de Dompablo le destinaron a la parroquia de Santa María del Parque, situada en Hortaleza, donde había mucha droga y marginación. “Empezamos a acoger a chicos con problema de droga en esa casa parroquial”, ha confesado.

El sacerdote pasó varios años viviendo en diferentes casas parroquiales junto con las personas excluidas. Le dejó una casa el Canal de Isabel II: “Estamos viviendo aquí desde hace 23 años”, ha subrayado. “22 años trabajando y viviendo con chicos con problema de drogas, y los últimos 12 años con africanos”, ha remarcado. “Para poder mantener esto hicimos una asociación que se llama San Francisco de Asís. Desde ahí hemos ido dando repuesta a todas las situaciones que se nos van presentando”, ha explicado.

La casa esta situada entre la vía del tren y la carretera: “Tenemos terreno, huerta, jardín, gallinas, y en un ambiente de campo muy positivo”. Desde el principio, se negó a poner normas o leyes en el hogar: “Lo que vivimos es una familia, que sus pros y sus contras. Vivimos desde la libertad y el cariño. Ningún día nos hemos quedado sin comer”.

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La misión que le pidió Dios

Se siente orgullo de la familia que está formando. Su misión es acoger en su casa inmigrantes y personas drogodependientes que lo necesitan. “Me aportan una humanidad enorme, de entrega, cariño, comprensión y una espiritualidad tanto desde los cristianos como de los musulmanes”, ha manifestado el cura.

Desde su alegría, Dios le pedía esta misión: “No concibo otra forma de vivir más que esta. Lo tengo clarísimo. Dios habla, y habla por medio de las personas, cosas y experiencia de vida que vas teniendo”, ha explicado el sacerdote Jorge.

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Una historia marcada en el corazón de Jorge

“Hay muchas situaciones duras”, se ha sincerado el cura. Al preguntarle por una historia que le haya marcado en este tiempo, nos ha contado la historia de un chico que no tenía familia, solo un hermano, por tanto, estaba solo: “Ha tenido muchas situaciones en su país. Le llevaron a otro, con su hermano, por la guerra, de alguna manera abandonados”.

Cuando llegó a España estaba en una asociación. Se fue de ella porque le llamaron para trabajar en Murcia, y cuando llegó no tenía trabajo. “Habla conmigo y le pago el billete para que venga con nosotros”, ha manifestado. La pregunta que le hizo el sacerdote Jorge fue: “¿Cuál es tu familia? A ello el chico le respondió: “No tengo”. El cura se quedó impactado. Sufrió por el desarraigo, cuando, en cambio, él ha tenido la suerte de tener tanta gente a su alrededor. “Esta es tu casa”, le dijo Jorge.

Para ‘Aleluya’ ha explicado que ahora vive con una chica, con la cual ha tenido un niño precioso. “Su casa sigue siendo la nuestra”, ha remarcado. “El ir descubriendo como una persona lleva un camino, y ahora podía seguir solo y perdido. Pero, ha encontrado una familia, una casa y una forma de vida”, ha concluido el sacerdote.

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El mensaje que envía a la sociedad

Desde su fe y desde el Evangelio, el sacerdote Jorge, pide que seamos solidarios unos con otros. “Estar muy bien es fruto de un estilo de vida, y de compartir tu vida con personas. Aunque hay algunos que no salen hacia delante, cuando vas viendo vidas perdidas que se van encontrado y que van teniendo caminos de futuro, te renueva la vida constantemente”, ha confesado. Su mensaje es "de solidaridad y de amor hacia los demás".