La cofradía de Zaragoza que desde la Edad Media recoge cadáveres: "La pandemia nos ha quitado la humanidad"

La Hermandad de la Sangre de Cristo sigue fiel a su cometido también durante estos meses tan difíciles. En 2020 trasladaron a 550 fallecidos y en la última semana, a una veintena.

Hermandad de la Sangre de Cristo

Santiago Tedeschi Prades

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

La Hermandad de la Sangre de Cristo es una cofradía de Zaragoza que se dedica a recoger los cadáveres cuando ha de intervenir el juez porque hay un homicidio, un suicidio, un accidente o una persona que muere abandonada. Esta cofradía, según la tradición, proviene de una comunidad de religiosos que ya en el año 1200 se había instalado en Zaragoza. En 1280 la Hermandad tuvo reservada una capilla en la que se adoraba una imagen de Jesucristo.

Desde ese año la Hermandad se dedica al levantamiento y acompañamiento de cadáveres. Según los estatutos actuales de la cofradía, como se puede leer su página web, el fundamento de la existencia de esta Hermandad es “recoger los cadáveres de los desamparados y de los sujetos a actuaciones judiciales en los que intervenga algún órgano judicial competente en el municipio de Zaragoza, acompañando la conducción de los mismos al Depósito Judicial”.

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550 servicios anuales

La Cofradía está compuesta por un máximo de 50 hermanos y según explica Nacho Navarro a Aleluyatodos los que tienen más de 25 años puede entrar en la Hermandad. Tienen un tiempo de aprendizaje, tres semanas completas de guardia hasta que se decide que pueden entrar en la cofradía”.

Nacho nos cuenta que la hermandad “efectúa unos 550 servicios anuales”. El procedimiento es siempre el mismo: reciben la llamada del juzgado de guardia con las instrucciones, acuden en el furgón de la hermandad junto a un conductor y un camillero. “Siempre hay un hermano de guardia. Hay 40 hermanos y cada uno tiene una semana, 7 días, las 24 horas” nos cuenta Nacho.

Sobre el procedimiento Nacho nos cuenta que no ha cambiado: “En Zaragoza cuando hay un fallecimiento que precisa de autopsia solamente puede ser trasladado y manipulado por nosotros. El juzgado de guarda nos avisa y nosotros llegamos a la parte del médico forense. Ponemos el cadáver en el sudario y lo precintamos”.

Cofradia de Zaragoza

El duro trabajo durante la pandemia

Nacho reconoce que su trabajo ha cambiado “radicalmente” durante la pandemia de la covid-19: “Durante el confinamiento en marzo y abril no hubo muertes violentas, pero se substituyeron con muertes por covid-19” nos cuenta Nacho. Aunque no entra directamente en sus competencias, el desbordamiento de las funerarias les hizo incluir entre sus misiones el traslado desde los centros sanitarios al anatómico forense o al cementerio.

El cambio radical ha sido en la protección de “cada uno de nosotros. Nos estábamos jugando la vida” dice Nacho que además nos cuenta que la hermandad ha abierto una cuenta para posibles donaciones de materiales. Con la pandemia algunos costes se han disparado, como los “buzos, que pasaron de 2,50 a 30 euros”. También en estas primeras semanas del 2021 el trabajo está siendo muy duro: “La semana pasada se recogieron 21 cadáveres”.

Nacho recuerda que los primeros meses de la pandemia trabajaron “con mucho miedo, lo pasabas mal, con crisis personales por qué veías la pandemia muy cerca de ti”.

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"Una sensación que no me voy a olvidar en la vida”

Aleluya ha podido hablar también con el presidente de la Hermandad, Iker Giménez, que entró en la Cofradía con 25 años. “Yo ya vivía la Semana Santa de una manera muy intensa y para mí no era una historia desconocida” afirma Iker. “Lo que sí no conocía era esta labor de recoger cadáveres y hasta que no tienes los primeros casos, siniestros, como hay que actuar, no sabes muy bien que hacer” nos cuenta el Hermano mayor de la Cofradía. “Vieron que yo valía para eso y pensé que era una buena obra, me gustó sobre todo el hecho de reconfortar a la gente” subraya Iker.

Iker no se puede olvidar su primer servicio, “fue una limpiadora atropellada por una furgoneta, hace más de 30 años. Es una sensación que no me voy a olvidar en la vida”.

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La pandemia nos ha quitado la humanidad"

Iker quiere también destacar un aspecto muy importante de estos meses de pandemia: “Todos los hermanos coincidimos, sin quitar mérito a las funerarias, que nosotros aportamos ese punto de calidez humana e intentamos que ese mal trago sea lo menos mecánico y frío posible”. “La pandemia nos ha quitado la humanidad y eso no nos gusta” subraya Iker.

Los Hermanos están siguiendo a raja tabla los protocolos establecidos, pero “dar un pésame con mascarilla y gafas no es lo mismo, pierdes esa proximidad con la familia y los amigos. Nos da mucha tristeza no poderte acercar a ellos”.

Según Iker, la historia de Zaragoza no se puede entender sin la historia de la hermandad. Desde el año 1280 “hemos estado aquí, nos iremos adoptando a las nuevas normativas, pero seguiremos estando presentes para la ciudad de Zaragoza”. Para Nacho “el futuro de la sociedad aragonesa pasa también por la Hermandad, esperemos que el apoyo de las instituciones seguirá siendo el mismo durante muchísimos años.”

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