El legado de Toni Vadell en Barcelona tras cuatro años como obispo auxiliar: "Ha dejado tocado a mucha gente"
Ramón Ollé, delegado de Medios de comunicación del arzobispado de Barcelona y diácono permanente, estuvo con el obispo Toni durante los últimos días de su vida
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El obispo Vadell, fallecido hace una semana en Barcelona, llegó como auxiliar a la Ciudad Condal en 2017, con 45 años, convirtiéndose en uno de los obispos más jóvenes de España. Por eso mismo, comenzó sus labores pastorales especialmente trabajando con los jóvenes y las personas más volcadas en nueva evangelización, entre otros ámbito.
Ramón Ollé, delegado de medios de comunicación del arzobispado de Barcelona y diacono permanente, estuvo con el obispo Toni durante los últimos días de su vida, junto a él en el hospital.
Los últimos días en el hospital
Fueron días muy difíciles, "días de profunda emoción para todos aquellos que estábamos a su lado. Es duro ver a un hombre joven sufrir y él sufrió mucho porque tuvo una situación de gran desgaste constante, día tras día, y podías ver como el cáncer se le iba comiendo”.
Sin embargo, Toni Vadell “mantuvo siempre un espíritu de lucha y esa fe que lo mantenía vivo. Basta con decir una anécdota muy importante y significativa: cuando podía tener una buena conversación, aunque fuese muy esquemática y sencilla, él se ponía tan contento y parecía que había cargado las pilas y entonces te decía de celebrar Misa. Su máxima ilusión de una mañana en el hospital era poder celebrar la Misa a veces con su hermano o con dos personas más. Y eso era una forma de ver cómo él hacía posible el aumento de energías porque pensaba en la Misa. Descargaba allí toda su energía y por la tarde volvía a una situación de gran cansancio y de dureza física”.
Los tres aspectos de la personalidad de Toni Vadell
Ramón destaca 3 aspectos fundamentales de la personalidad de Toni: “En primer lugar, su capacidad comunicativa que le hacía ser un hombre de gran atracción, porque no solamente explicaba y hablaba muy bien, sino que su lenguaje corporal y sus mismas manos eran un momento de atracción”.
“El segundo aspecto – dice Ramón – era su capacidad de ver la vida desde el optimismo porque todo lo veía positivo: cualquier acción, actividad, lugar que iba a visitar, cualquier persona que encontraba...siempre tenía un aspecto positivo que subrayar”. Y por último, “era quizás lo más desconocido: su espiritualidad muy profunda que se manifiesta evidentemente en sus escritos y en sus sermones. Creo que estos tres aspectos son esenciales para que un obispo pueda ser atractivo y atrayente, tan querido y queriendo”.
El legado del obispo Toni en Barcelona
Toni Vadell deja un legado importante en la Ciudad Condal: “Yo creo que su legado son sus catequesis particularmente a la juventud. Siempre tenía un gran mensaje, único, su eje central era que los jóvenes tenían que ser unos enamorados de Cristo. Esa palabra estaba permanentemente en su boca y ese enamoramiento lo expresaba de una manera muy simple a los jóvenes. Este es un rasgo único de su predicación y, en tiempos como los que corren, ha dejado tocado a mucha gente porque era un entusiasta”.
También a Ramón le hemos preguntado por una frase o una palabra para definir a Vadell y Ramón no tiene dudas: “Un optimista del espíritu”.