El Vaticano, muy preocupado ante el desperdicio y la contaminación del agua: "Que acabe de una vez por todas"

Con motivo del Día Mundial del Agua, el Pontífice reitera el valor de este recurso indispensable y la urgencia de modificar los estilos de vida y el lenguaje para la tutela

El Vaticano, muy preocupado ante el desperdicio y la contaminación del agua: "Que acabe de una vez por todas"

Redacción Religión Vatican News

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin ha enviado un mensaje, en nombre del Santo Padre Francisco, al director general de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), S.E. Sr. Qu Dongyu, y a la directora general de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), la Excma. Sra. Audrey Azoulay, así como a los participantes en el evento virtual que tiene lugar con motivo del Día Mundial del Agua 2021, que se celebra este lunes, 22 de marzo.

'Valorar el agua' y ser más responsables

El tema elegido para este año es ‘Valorar el agua’, que como dice el Papa “nos invita a ser más responsables en la tutela y utilización de este elemento tan fundamental para la preservación de nuestro planeta”, ya que “sin agua, en efecto, no habría habido vida, ni centros urbanos, ni productividad agrícola, forestal o ganadera”.

A todo esto, el Santo Padre recuerda que “este recurso no ha sido cuidado con el esmero y la atención que merece. Desperdiciarlo, desdeñarlo o contaminarlo ha sido un error que continúa repitiéndose también en nuestros días”. En el siglo XXI, en la era del progreso y de los avances tecnológicos, el acceso al agua potable y segura no está al alcance de todos. Así, el Papa recuerda en la encíclica Laudato si’, número 30, que el agua es “un derecho humano básico, fundamental y universal, […]condición para el ejercicio de los demás derechos humanos”.

Todos tienen derecho a acceder al agua

Además, ha explicado en el mensaje que a esta “triste realidad”, también se añaden “los nocivos efectos del cambio climático: inundaciones, sequías, aumento de las temperaturas, variabilidad repentina e impredecible de las precipitaciones, deshielos, disminución de las corrientes de los ríos o agotamiento de las aguas subterráneas”.

Todos los fenómenos nombrados anteriormente “perjudican y merman la calidad del agua y, por consiguiente, impiden una vida serena y fecunda”. Por otra parte, el Papa Francisco ha subrayado que contribuye a este estado de cosas “la difusión de la cultura del descarte y la globalización de la indiferencia, que llevan al hombre a sentirse autorizado para saquear y esquilmar la creación”. Es verdad que la actual crisis sanitaria también “ha agrandado las desigualdades sociales y económicas existentes, poniendo en evidencia el daño causado por la ausencia o la ineficiencia de los servicios hídricos entre los más necesitados”.

Terminar con la contaminación de los mares y los ríos

El Santo Padre quiere invitar a todos a trabajar para para terminar con la contaminación de los mares y los ríos, de las corrientes subterráneas y los manantiales. Y todo ello, ha remarcado, se puede hacer “a través de una labor educativa que promueva el cambio de nuestros estilos de vida, la búsqueda de la bondad, la verdad, la belleza y la comunión con los demás hombres en aras del bien común”.

El lema de este año ‘Valorar el agua’ significa cambiar nuestro propio lenguaje. Como ha explicado el Pontífice, “en lugar de hablar de su “consumo”, debemos referirnos a su “uso” sensato, en función de nuestras necesidades reales y respetando las de los demás”. Además, en la encíclica Fratelli Tutti, número 117, recuerda que “si alguien tiene agua de sobra, y sin embargo la cuida pensando en la humanidad es porque ha logrado una altura moral que le permite trascenderse a sí mismo”.

Es necesaria la colaboración entre los Estados

Finalmente, el Secretario de Estado dijo que, para garantizar el justo acceso al agua es de vital urgencia actuar sin dilación, para acabar de una vez por todas con su desperdicio, mercantilización y contaminación. Es más necesaria que nunca la colaboración entre los Estados, el sector público y privado, así como la multiplicación de iniciativas por parte de los Organismos intergubernamentales. Es igualmente urgente una cobertura jurídica vinculante, un apoyo sistemático y eficaz para que a todas las zonas del planeta llegue, en cantidad y calidad, el agua potable.