El cardenal Cobo abre la Puerta Santa de la cárcel de Soto del Real: "Nadie es irrecuperable"

El arzobispo de Madrid realizó su primera visita al centro penitenciario para celebrar a la Virgen de la Merced, y permitió a los presos cruzar una puerta de papel como acto de penitencia y esperanza durante el Año Jubilar 2025

Begoña Aragoneses / Archimadrid

El arzobispo saluda a un interno en uno de los módulos

Redacción Religión

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En la tarde del viernes, y aunque no era una Puerta Santa como tal, el cardenal José Cobo participó en la cárcel de Soto del Real en un acto simbólico en el que los internos pasaron a través de una puerta de papel marrón "en sentido de penitencia y arrepentimiento", como ha explicado Paulino Alonso, capellán de la prisión. 

Durante unas horas, esta puerta ha bloqueado el acceso al salón de actos del penal, hasta que el arzobispo de Madrid rompió el papel para que los presos lo atravesaran. Toda la prisión se ha vestido de fiesta para celebrar a la Virgen del Merced, la patrona de los presos y de todos los trabajadores de instituciones penitencias.

"Las personas privadas de libertad entendéis como nadie lo que significa una “puerta abierta” en medio de altos muros de hormigón y medidas de seguridad", ha señalado el cardenal Cobo durante la homilía de la Misa celebrada con los presos. "Por eso, si en algún lugar tiene sentido disponernos para el Año Jubilar de la Esperanza es, precisamente, en este centro penitenciario". 

Con la apertura de este año, "la Iglesia quiere expresar que, a pesar de todas las dificultades, por oscuras que sean, ¡hay un futuro concreto para cada uno de nosotros! La misericordia de Dios abre un portón de esperanza incluso en el aislamiento de una prisión". El Señor, ha continuado, "no se detiene ante los muros y nos pone por delante un camino de redención y una llamada a la libertad más profunda. Tenemos que empezar a trabajarla incluso cuando aún estamos entre rejas".


El arzobispo de Madrid también ha tenido palabras para los trabajadores de Soto, "que ponéis corazón, trabajo y cabeza en este centro para que la esperanza, que tiene siempre que ver con el futuro, en vuestro caso con la tarea de reinserción, no sea una quimera". Nada, ha recalcado, "está irremisiblemente perdido. Nadie es irrecuperable. Ninguna persona debe sentirse ajena a la salvación, al amor y a la misericordia que Cristo nos trae. Dios confía en que nadie queda sepultado definitivamente por el peso de su culpa. No importa cuál sea el delito. Nada queda al margen de la misericordia de Dios. Quien está dispuesto a cruzar la puerta de la esperanza y del perdón lo experimentará".

De hecho, ha recordado, "la historia de la salvación está llena de personajes que, a pesar de errores y fracasos, encontraron en la fuerza de la misericordia de Dios una nueva oportunidad para recrearse. Sí, Dios puede hacer y hace todas las cosas nuevas. Puede hacer posible lo aparentemente imposible cuando nos fiamos de Dios y de quienes, como Él, apuestan por nosotros".

Sorprende el silencio reverencial a lo largo de la celebración, la devoción con la que los internos rezan el padrenuestro y el momento de la paz, con saludos festivos y alegres entre ellos. De igual modo, la unción con la que comulgan a Jesús de Nazaret, que les predica el padre Paulino, y que se ha hecho realmente presente intramuros. Ya se lo había dicho el arzobispo en su predicación: "Jesús no rechaza a nadie y está deseando quedarse con nosotros".


Para terminar, el cardenal Cobo ha pedido a los presentes que la experiencia de la esperanza sea compartida: "Esta comunidad de esperanza no se limita a quienes estáis privados de libertad o trabajáis en este centro; esta comunidad de esperanza se expande a vuestras familias, que sufren con vosotros y os acompañan. También, seguro, a los que por razones diversas os han podido dar la espalda y con la fuerza del bien tendréis que reconquistar. También a la sociedad entera, a la que nunca habéis dejado de pertenecer. Por supuesto, incluye a la Iglesia, representada en la capellanía de Soto del Real. Sin olvidar a los Gobiernos, a los que el Papa pide promover indultos particulares como medida de gracia que debemos animar".