FESTIVIDAD DE LA PALOMA

Cardenal Osoro: "Que todos tengamos el atrevimiento de María fiel y servidora de Dios".

A las 13 horas ha dado comienzo la Misa en honor de la Virgen de la Paloma, en Madrid, este miércoles, 15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de la Virgen a los Cielos.

Osoro preside la Misa de la Paloma

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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«La Virgen nos reúne a los madrileños y nos enseña a no tener miedo a apuntar más alto», a «apuntar hacia la santidad». Así lo ha asegurado el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, este miércoles, 15 de agosto, por la mañana en la tradicional Misa en honor a La Paloma.

Ante un templo repleto de fieles, en el que también estaban la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, el purpurado ha recordado que esta advocación «nace de la vida sencilla de Madrid». «Un día, unos niños se pusieron a jugar con este retrato de la Virgen que habían tirado a la basura. Viendo qué era, una mujer modesta los convenció para cambiarlo por unas monedas. Colocó la imagen en un lugar donde pudieran rezarla todos. Y hoy seguimos los madrileños invocando a la Madre de Dios a través de esta imagen sencilla y le decimos: ¡Salve María, Virgen de la Paloma!», ha explicado.

Como es tradición, el cuadro rescatado por Isabel Tintero ha sido bajado por los bomberos al final de la celebración y esta tarde procesionará por las calles del centro. El arzobispo ha invitado a contemplarlo y ha subrayado que la Virgen «dijo con todas las consecuencias al Señor: “aquí estoy”, “hágase en mí según tu Palabra”» y «no se resigna a ser inocua o demasiado destilada», sino que «quiere encontrarse con la gente, quiere abrazar al mundo, a todos los hombres y los quiere acoger, no los desea retener».

«Así, como María, ha de ser la Iglesia. Así hemos de ser nosotros los discípulos de Cristo. Debemos sorprender pues, queridos hermanos, una Iglesia sin capacidad de sorprender es débil, enferma, moribunda y hay que llevarla a cuidados intensivos. Os invito hoy a que tengamos el atrevimiento de María», ha aseverado.

«La presencia de Jesús nos cambia»

Al hilo de la contemplación de la imagen, el cardenal Osoro también se ha detenido en la ropa que porta la Virgen: «Tiene un vestido blanco que cubre todo su cuerpo y nos habla de que toda Ella es de Dios, así como una capa negra que nos remite a acoger a todos los hombres en la situación en la que estén».

«La presencia de Jesús obra en nosotros, nos comunica actitudes interiores que se traducen en comportamientos según el Evangelio: docilidad a la Palabra, fraternidad entre los hombres, la caridad de Cristo acogida con corazón abierto… Nos cambia al introducir la vida de Dios en nosotros, nos transforma mirando a los demás como hermanos, nos hace capaces de amar no según la medida humana que es limitada, sino según la medida de Dios, que es un amor sin medida», ha concluido.

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