Carlos Osoro: “Sin libertad religiosa, no hay verdadera libertad”
El arzobispo de Madrid ha hablado sobre la "cultura del encuentro" en la '3ª Conferencia de religiones y su contribución a la concordia y la paz'
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El cardenal arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, ha sido uno de los representantes de la Iglesia católica que han participado en la sesión matutina de la '3ª Conferencia de religiones y su contribución a la concordia y la paz' sobre las minorías religiosas que organiza la Fundación Evsen.
El cardenal Osoro ha puesto en valor el papel que tienen las religiones a la hora de pacificar el mundo. En este sentido, ha explicado que “tomar el nombre de Dios en vano” y “una interpretación torcida e interesada de Dios” son las razones por la que se han podido abrir frentes de confrontación en nombre de la religión.
Sin embargo, ha afirmado que la experiencia de Dios de los creyentes va más allá del credo: “es una invitación a abrirnos al misterio y a la presencia del Totalmente Otro, y una convocatoria para vivir la fraternidad desde el reconocimiento concreto del rostro del otro, que es nuestro prójimo”. Ha añadido que, sobre esta base es sobre la que se quiere construir lo que el Papa Francisco llama la “cultura del encuentro”, es decir, “un mundo presidido por la concordia, la justicia y la paz”.
“La libertad religiosa es un derecho fundamental que está siendo perseguido”
Sobre el tema del encuentro, el respeto a las minorías, Carlos Osoro ha instado a que su protección sea “regla de oro”, sobre todo en casos de vulnerabilidad. Por esa razón, ha considerado como un deber el recordatorio de varias zonas del mundo donde existe persecución contra el cristianismo. Siria, Irán, Irak, Egipto o Venezuela son los ejemplos que ha señalado. También ha hecho mención a que ese cuidado de las minorías procede de otra protección, la de la libertad religiosa. O, como ha dicho el propio cardenal: “de la conciencia más viva de la dignidad humana y del empeño en proteger del mejor modo los derechos inalienables de la persona”.
El cardenal arzobispo de Madrid se ha referido a la “mutua hospitalidad” como valor que debe regir las relaciones entre las grandes religiones y con el mundo. Posteriormente, ha llamado a focalizar el trabajo en su raíz: la libertad religiosa. “No se trata de competir por qué confesión tiene más perseguidos, si no de denunciar la lógica del odio y de la persecución por motivos religiosos, que viola un derecho fundamental, el primero en ser reconocido históricamente como es la libertad religiosa. Donde no hay libertad religiosa no hay verdadera libertad”.
Las razones de esos esfuerzos serían, según Osoro, que no se cayera el edificio de los derechos humanos como vertebradores de la convivencia en la diversidad. No obstante, ha denunciado los “máximos inasumibles de persecución religiosa”. Ha llamado la atención sobre el fenómeno de la cristianofobia en países de tradición cristiana: “Es una patología social a la que no hay que perder la pista si de verdad queremos construir un mundo justo, fraterno y en paz”.
“La cultura del encuentro persigue un encuentro real”
Osoro ha expresado su preocupación por esa cultura del encuentro que defiende el Santo Padre. Ha pedido a los asistentes que se pregunten con él: “¿Qué podemos hacer para construir la cultura del encuentro y ser profetas del encuentro?” Se trata de una cuestión que él trabaja día a día, ha subrayado. Fruto de ese trabajo, ha alertado de dos de los peligros que pueden impedir ese encuentro: los extremos del espiritualismo y la ideologización.
“El espiritualismo siempre nos lleva siempre a situar la cultura del encuentro en una especie de devoción o romanticismo extraño al desarrollo de la historia o del futuro”. Como contrapeso a esa situación, ha recordado que “la cultura del encuentro encuentra una belleza especial en nuestras religiones, porque busca un encuentro real”.
Es más grave la idelogización para Monseñor Osoro. Esta, consiste en reducir la cultura del encuentro a “un suceso meramente temporal ligado a concepciones contingentes que reducen lo religioso a una especie de organización social”. “Ideologizar la cultura del encuentro es traicionar esta cultura”, ha sentenciado.
Para concluir, ha aunado las condiciones para construir un mundo según los designios de Dios: “El respeto absoluto a las minorías religiosas, la desaparición del discurso del odio hacia lo religioso y la alianza por la paz entre las religiones”.