Chabolismo y desempleo: el 'Informe ECCLESIA' sobre la Huelva más deprimida a la que atiende la Iglesia

En plena campaña de las elecciones andaluzas, ECCLESIA dirige su mirada a las zonas de la provincia onubense más deprimidas y olvidadas por las administraciones

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La atención de Cáritas Huelva en los asentamientos chabolistas

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

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Algunos estudios revelan que la provincia de Huelva es una de las provincias más pobres de toda España, con una tasa de pobreza y desigualdades que las sucesivas crisis económicas de la última década han agudizado.

Se estima que el 36% de la población onubense está anclada en la pobreza, y en torno a 10.000 familias no perciben ningún tipo de ingreso, según los datos recogidos por la 'Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social'.

La población inmigrante en Huelva ha ido creciendo en los últimos años, debido a un modelo de producción agrícola intensivo y de exportación que demanda una gran cantidad de mano de obra en un corto espacio de tiempo. Un fenómeno que puede ser visto como un elemento positivo, aunque el problema reside en las condiciones en las que viven muchos de estos temporeros en la provincia onubense.

Por ello, Cáritas Huelva trabaja de manera incansable en atender a la población inmigrante que reside en los asentamientos chabolistas e infraviviendas de la zona del Condado Occidental onubense (Moguer, Lucena del Puerto, Palos de la Frontera y Mazagón), en la zona de la costa (Lepe) o en otros municipios.

La atención de Cáritas en los asentamientos chabolistas

Se estima que Cáritas atiende unos treinta asentamientos en la zona del Condado Occidental, que en personas se cifra en unas mil. Muchos de ellos son temporeros que permanecen en estas chabolas en periodos de campaña de la fresa, pero otros son permanentes, tal y como ha revelado en ECCLESIA Susana Toscano, Técnica del Proyecto Atención en Asentamientos de Cáritas Huelva: “Cuando la campaña concluye es verdad que el número de personas disminuye, pero otros trabajan esporádicamente todo el año y se quedan”.

La realidad de los asentamientos es muy dura, la mayoría alejados de los núcleos de población. El agua potable o las condiciones higiénicas brillan por su ausencia: “Hay gente que tiene que caminar kilómetros para conseguir agua potable. La basura no pasan a recogerla... son chabolas de plástico y cartón que en invierno con el frío y las lluvias es dificultosa, y en verano con el calor tampoco es agradable estar”, precisa Toscano.

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Para paliar las necesidades de las personas que malviven en los asentamientos, Cáritas ofrece dos líneas de ayuda: intervención social y acompañamiento por un lado, y por otro búsqueda de empleo: “Con personas documentadas tratamos de buscarles un trabajo, pero siempre con la condición de que se le dé una vivienda a quien está en el asentamiento”, cuenta Susana Toscano en ECCLESIA.

Para erradicar definitivamente estos asentamientos chabolistas, la técnico de Cáritas Huelva tiene claro que todo pasa por la unidad entre administraciones, entidades y empresariado: “La unión hace la fuerza, y si todos queremos trabajar por intentar velar y eliminar esta realidad, sería posible”, ha expresado.

El problema de acogida a temporeros en municipios como Lepe

En el caso de Lepe, son cientos los temporeros que cada año acuden a trabajar en la campaña de la fresa. Muchos de ellos llegan a la localidad sin alojamiento, lo que obligan a estos trabajadores mayoritariamente inmigrantes a pernoctar en la calle.

En periodos de campaña, Lepe puede reunir a unos 700 temporeros. No hay cobijo para todos, por lo que es habitual la fotografía de estas personas durmiendo con mantas y cartones en los apeaderos de autobuses, las inmediaciones del cementerio o el polígono comercial. Cáritas ayuda en lo que puede en el acompañamiento.

El Ayuntamiento de Lepe prohibió la construcción de nuevos asentamientos chabolistas, debido a los incendios que se producían en estos espacios, tal y como ha relatado en ECCLESIA Manuel Roque, trabajador de Cáritas parroquial de la localidad onubense. “No hay alojamientos para todos. No se pueden constituir chabolas pero no hay lugar alternativo para estas personas”, lamenta.

Lepe cuenta actualmente con un albergue municipal inacabado, pero que hace unos meses estuvo ocupado por unos 130 temporeros que llegaron en los meses anteriores para alojarse en un patio techado.

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Hasta ahora, las soluciones por parte de las administraciones brillan por su ausencia. La única propuesta ha partido desde la Junta de Andalucía, que el pasado mes de enero anunció un presupuesto de 600.000 euros para construir dos albergues para inmigrantes en Lucena del Puerto y en Lepe. En el caso de este último, ese dinero podría invertirse en rehabilitar el albergue municipal para acoger a más personas, aunque no hay nada concretado según el trabajador de Cáritas.

“Hace unos años se habló de construir un albergue, pero no se concretó. Ahora las administraciones quieren terminar las obras del albergue municipal pero primero hay que desalojar primero a quienes están dentro y buscar otro sitio donde alojarse. Otra propuesta era hacer casas prefabricadas, pero de momento no está hecho”, explica.

Torrejón y Pérez Cubillas, dos barrios de Huelva sumidos en la depresión económica

Si nos dirijimos a la capital onubense, la situación es también muy complicada en miles de familias. Se estima que unos 30.000 vecinos de Huelva residen en zonas desfavorecidas. Torrejón o Pérez Cubillas son algunas de las zonas que más escasez de recursos presentan sus vecinos.

“Cuando uno pasea por Torrejón se puede comprobar el nivel económico de muchas familias. Hay problemas para encontrar un trabajo y falta cualificación profesional. Es verdad que otros salen adelante humildemente con unas condiciones dignas”, precisa en ECCLESIA el Padre Juan José Feria, párroco de la Sagrada Familia del barrio.

A unos kilómetros de distancia, ya en la periferia de la ciudad, se encuentra Pérez Cubillas. La pobreza está anclada en la mayor parte de su población, integrada por inmigrantes en su mayoría. Hace cuatro años el Padre José Manuel Barrás se hizo con las riendas de su iglesia, San Francisco de Asís. Tiempo en el que ha tenido que lidiar con los problemas acarreados por la pandemia, que han agudizado la precariedad de muchas familias.

“Hay una fuerte presencia de africanos, de marroquíes, rumanos y de población venida del este de Europa. Buena parte de los autóctonos del barrio, por distintas circusntancias, pudieron cambiar de domicilio y otros fallecieron, por lo que las viviendas han sido ocupadas por esta población inmigrante. Luego están los vecinos que se han quedado en el barrio y que están marcados también por la pobreza y el déficit cultural. No consiguen abandonar esta inercia”, explica en declaraciones a ECCLESIA.

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Torrejón, uno de los barrios de Huelva capital sumidos en la depresión económica

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Ambos párrocos coinciden en apuntar el desempleo como la principal lacra de Torrejón y Pérez Cubillas, aunque a la hora de repartir responsabilidades, Juan José Feria y José Manuel Barral tienen diferentes visiones.

“En Torrejón los vecinos tienen la sensación de abandono por parte de las administraciones. Hay edificios que se caen y su arreglo es lento. Se echa un poco en falta más cuidado, el estar encima para transformar la mala fama”, explica Juan José Feria.

Por su parte, José Manuel Barral echa de menos un mayor empuje por parte de los vecinos para tratar de cambiar su suerte: “El Ayuntamiento de Huelva y la Diputación tienen planes y proyectos para canalizar los planes de ayudas, y luego están instituciones como Cruz Roja y asociaciones religioasas como 'Nuevo Horizonte' de los Hermanos Maristas que ayudan a los jóvenes en la promoción cultural y educativa. El problema es que tantas ayudas crean dependencia en la propia población. Piensan que como los recursos de las administraciones van a llegar, caen en una especie de letargo y no intentar abrir caminos por si mismos”, precisa el párroco de Pérez Cubillas.

En lo que sí coinciden Juan José Feria y José Manuel Barral es que la labor de la Iglesia es hoy por hoy esencial para la supervivencia de cientos de familias en ambas barriadas de la capital de Huelva. En Torrejón, a la atención espiritual se suma la del acompañamiento y reparto de material.

“Cáritas atiende a quienes más lo necesitan, enfocado para que las personas se desarrollen y no quede la caridad en algo puntual, sino que la persona se implique para salir de su situación, ayudarla a buscar un empleo, fomentar la educación... Hay un programa dirigido a las mujeres de atención familiar para facilitar su acceso al mercado laboral, otro para el acompamiento de los enfermos, etc. La parroquia funciona como altavoz”, precisa el párroco de Sagrada Familia en Torrejón.

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Pérez Cubillas, zona de Huelva con elevada tasa de pobreza y desempleo

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En Pérez Cubillas, además de la labor de Cáritas, se suman iniciativas como la Hermandad del Señor de la Sentencia, que procesiona en Semana Santa: “Destinan sus recursos a la atención de desayunos para niños que van al colegio”, ha comentado José Manuel Barral.

En cuanto a lo que reclaman a la clase política en este periodo de campaña electoral en Andalucía, los dos religiosos lo tienen claro: “Que miren por el barrio no solo en campaña, sino de manera continuada”, expone el párroco de Pérez Cubillas; “que no sean promesas incumplidas”, agrega el de Torrejón.

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