Escuelas Católicas rechaza la prohibición de dispositivos tecnólogicos en las aulas y pide desvincular la Educación de "la crispación política"
El nuevo nuncio ante la Unión Europea, Bernardito Auza y los obispos de León y Lugo han ensalzado en la Asamblea General de Escuelas Católicas "el valor esperanzador y humanizador" que aportan los centros católicos
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Escuelas Católicas ha rechazado la prohibición generalizada del uso de dispositivos tecnológico en las aulas que van a implantar algunas comunidades autónomas como Madrid. En la Asamblea General anual celebrada en la capital de España, la institución denuncia que esta medida está siendo tomada sin ningún tipo de diálogo con la comunidad educativa.
El secretario general de Escuelas Católicas, Pedro Huerta, ha criticado duramente estas decisiones y recalca que “educar no se consigue con prohibiciones, sino desde el equilibrio de libertades”.
En este sentido, Huerta ha defendido una gestión responsable, crítica y pedagógicamente fundamentada de la tecnología en las aulas, alineada con organismos internacionales como la UNESCO, la OCDE o el propio Consejo de la Unión Europea.
Tecnología con sentido pedagógico, no como castigo
Escuelas Católicas considera que el contexto digital actual exige una competencia digital integral tanto en alumnos como en docentes y familias. Por ello, apuesta por la formación en el uso seguro y responsable de las tecnologías, en lugar de vetarlas.
“Es inexplicable que quienes dicen defender la libertad solo sepan legislar desde la imposición”, denuncia Huerta, recordando que la LOMLOE también respalda la integración de la tecnología en el aprendizaje. Además, citó al Consejo Escolar del Estado, que recomienda fomentar el debate en los centros antes de tomar decisiones tan drásticas.
Pedro Huerta en su discurso aprovechó además para reivindicar la necesidad de alejar la educación de la polarización política y construir consensos reales. Exigió un compromiso firme para mejorar las becas, garantizar recursos para la salud mental de los alumnos, dignificar la profesión docente y fortalecer la participación de las familias en el proceso educativo.
"No nos cansamos ni bajamos los brazos, porque en educación somos, por definición, peregrinos de esperanza. ¡Basta ya! Saquen la educación de la polarización política", ha puntualizado el secretario general.
Bernardito Auza y los obispos de León y Lugo destacan la labor de las escuelas católicas
Más allá del debate tecnológico, la Asamblea General ha reflexionado sobre el papel de la escuela católica en la sociedad actual. Bernardito Auza, nuevo nuncio ante la Unión Europea, y otros representantes eclesiales como Luis Ángel de las Heras y Alfonso Carrasco, obispos de León y Lugo respectivamente, han subrayado el valor esperanzador y humanizador de la educación católica.
Auza ha ensalzado el reconocimiento social que tiene la enseñanza católica por su labor educativa basada en los valores del Evangelio, su contribución al progreso social y su apertura a todos, convirtiéndose así en “signo de esperanza”. Destacó, asimismo, que la función de los colegios católicos no es solo la formación académica, sino también la formación integral del ser humano.
Por su parte Luis Ángel de las Heras, también presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, aseguró en su intervención que “la misión de la educación es para la Vida Consagrada una prioridad”, en la que se opta por los más vulnerables, aquellos para quienes “la educación debe ser un camino de esperanza”.
Alfonso Rouco ha apuntado que las escuelas católicas cumplen una misión importante y un verdadero testimonio de la verdad de la fe. Para Carrasco, “la Iglesia es educación” y reconoció el tesoro inmenso que supone la escuela católica, “como obispos y Pueblo de Dios, debemos ser conscientes de ello”, ha concluido.
También se abordaron temas como el liderazgo educativo y la identidad docente, en una ponencia a cargo de Jesús Manso, decano de la Facultad de Formación de Profesorado de la UAM. En palabras de Ana María Sánchez, presidenta saliente de Escuelas Católicas, la educación es “una misión de la Iglesia al servicio de la sociedad” que camina con esperanza, compromiso y vocación de servicio.