Un experto en bioética, contundente contra el bajo coste de la eutanasia frente a los paliativos: “Convertimos a un sanitario en un verdugo"

El director del Instituto de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, Julio Tudela, ha analizado en 'Ecclesia al día' el aumento de peticiones de eutanasia en 2024: "Mueren 70.000 pacientes con dolor intenso evitable"

Redacción Religión

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España registró un total de 766 solicitudes de eutanasia, lo que supone un 24% más que en el año anterior. El miedo al sufrimiento en la etapa final de nuestra vida o el déficit en los servicios paliativos podrían estar detrás de estas cifras.

 

Una cuestión que ha abordado 'Ecclesia al día' con el director del Instituto de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, Julio Tudela, quien considera que las peticiones de eutanasia obedecen a “un problema antropológico que no permite a la persona afrontar el sufrimiento”, pero a su vez se podría explicar a la falta de respuesta sanitaria para “los pacientes que tienen sufrimiento crónico”.

En este sentido, Tudela ha facilitado un dato muy revelador a la par que aterrador, y es que en España mueren cada año 70.000 pacientes con dolor intenso evitable “porque no reciben la atención médica necesaria”.

Ante esta falta de acceso a los cuidados paliativos para los pacientes incurables, hace que en los centros sanitarios se les ofrezca la prestación de la eutanasia: “La eutanasia es provocar de forma deliberada la muerte de un paciente. Ante otras alternativas, hace que en los países donde se aprueba la eutanasia vaya aumentando su extensión y va reduciendo la exigencia para su aplicación”, ha lamentado el director del Instituto de Bioética de la Universidad Católica de Valencia.

Para Julio Tudela, la eutanasia atenta contra la vocación del sanitario “de curar, aliviar y prevenir”, para convertirse de repente “en un verdugo que termina con la vida de su paciente”.

Este cambio de paradigma, alerta Tudela, hace que “aumente la permisividad no solo entre los pacientes, sino entre los sanitarios. Es un problema enorme porque cuando mucha gente aprueba que un médico, un enfermero un farmacéutico participen en un acto cuyo objetivo es terminar con el paciente, cuando esto se acepta, ¿qué nos está pasando?”, se ha cuestionado el experto.

Los cuidados paliativos, una alternativa más cara que la eutanasia: "Sesenta euros"

Julio Tudela también ha hecho hincapié en el bajo coste que implica solicitar la eutanasia en países como Holanda frente a la atención pluridisciplinar que requiere cuidar de un paciente en estado terminal: “Sesenta euros cuesta un 'kit' de eutanasia, una atención paliativa es muy cara, hay que acompañar al paciente muchas veces durante meses o años, consume rehabilitación, consume instrumental, consume personal, consume material, es caro. No se dedican recursos a esta partida porque, con una mentalidad utilitarista, hay una especie de reticencia en invertir recursos para una persona que se va a morir”, ha explicado.

Por ello, el director del Instituto de Bioética de la Universidad Católica de Valencia ha reclamado a los profesionales tener “unos ojos que contemplen la dignidad humana del que sufre para invertir en él recursos cuando sabes que no se va a curar, que se va a morir, y lo que hace es acompañarle para que viva lo más dignamente posible”.

Estudios revelan la práctica de "eutanasias involuntarias" en países como Holanda o Bélgica 

A juicio de Tudela, entender la llamada 'muerte digna' como la eutanasia es una falacia, ya que lo que existe es “la vida digna”, y añade que “contemplar en toda persona un ser humano digno merecedor de cuidados y acompañamiento como todos los demás, es una cultura ética que hemos de difundir”, ha proclamado.

Además, Julio Tudela ha denunciado que en países que hace décadas regularizaron la eutanasia como Holanda o Bélgica, está provocando “eutanasias involuntarias” en ancianos mayores de ochenta años residentes en geriátricos, según determinados estudios.

“Esto responde a la pendiente resbaladiza, cuando se aprueba la ley suele ser muy exigente en las circunstancias para conceder la aplicación de la eutanasia, pero las restricciones iniciales se van relajando. Al final la eutanasia se acepta por la población, por el colectivo sanitario y se extiende hasta el momento en el que puedes pedir la eutanasia porque estás cansado de vivir, no está enfermo, no está deprimido, no tiene ningún dolor, pero está cansado de vivir, solicita la eutanasia y se le concede. Es un síntoma preocupante de que nuestra civilización está verdaderamente enferma”, ha alertado.