Familia misionera en Kiev: “Los edificios se pueden reconstruir, pero las heridas son más difíciles de curar"
Pedro y Begoña son una familia misionera del Camino Neocatecumenal. Llevan 12 años en Kiev junto a sus hijos y a pesar de la amenaza rusa continúan ayudando a los ucranianos
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Desde una localidad de Murcia, San Pedro del Pinatar, hasta el epicentro de la actual guerra en Ucrania: Kiev. La familia formada por Pedro, Begoña y sus 12 hijos viven en este país desde el año 2010, y se han topado en este último año con el conflicto de la invasión de Rusia a Ucrania. Un año después, en el programa ‘Ecclesia’ de TRECE del domingo, Pedro y Begoña han contado cómo han vivido de primera mano las consecuencias de la guerra y cómo a pesar de ello la misión continúa.
Para permanecer en la misión, Pedro y Begoña encuentran un apoyo indispensable, porque “siempre entre la familia nos ayudamos, pero el Evangelio sirve para el hombre en cualquier situación que se encuentre”. Para Pedro, la trascendencia de este conflicto y del mal en el mundo no se queda sólo en guerras como la de Ucrania, sino que “hay un conflicto mucho más profundo por el odio que Jesucristo ha venido a romper". "Los edificios o las ruinas, con el tiempo y la ayuda de los hombres, se pueden reconstruir, pero las heridas de la guerra interior son más difíciles de curar”.
A pesar de estar en medio de un conflicto, Pedro reconoce que “dentro de lo que cabe lo llevamos bien. Con las precariedades, los bombardeos, las alarmas... el Señor nos ayuda y nos da lo que necesitamos”. Además, aunque es esta guerra la que está presente en todo el mundo, “no es el primer conflicto que vivimos aquí en Ucrania”, asegura Pedro, que sin embargo, se muestra convencido de que “Dios me trajo aquí a encontrarse conmigo, y vimos que era Su voluntad venir aquí”. “Si fuera por vivir bien... yo vivía bien en España, tenía mi empresa y mi trabajo”, se sincera el español residente en Ucrania, que desde que llegó a este país se dio cuenta de que “nosotros no podemos hacer nada; es más lo que hace el Señor con nosotros”.
"Hay muchas personas que han tenido que salir de Ucrania”
“No elegimos ir a Ucrania”, ha explicado Begoña, sino que fue por sorteo en una convivencia internacional del Camino Neocatecumenal en Italia donde les tocó desplazarse hasta este país. Sin embargo, reconoce que “luego entendí que el Señor me trajo a Ucrania para sanar mis heridas”. Aunque su misión va mucho más allá: “Llevar el Evangelio a la gente y anunciar el amor de Dios”. Esta familia misionera se dedica en cuerpo y alma a esta tarea, evangelizando “en los parques, en la pastoral de posconfirmación, primera comunión, catequesis... ayudamos donde nos piden y cada día tenemos algo que hacer”.
En cuanto a la realidad del Camino Neocatecumenal en Kiev, “hay muchas personas que han tenido que salir de Ucrania”, pero Pedro y Begoña han podido comprobar cómo “el Camino sigue funcionando en comunidades más pequeñas, y a pesar del toque de queda y de que a veces no hay transporte, se sigue celebrando la Liturgia, la Palabra y la convivencia de cada día”.