La Iglesia se prepara para celebrar la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, "parábola de fraternidad"
El objetivo de esta celebración es ayudar a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca y dedicar su vida a Él
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El próximo 2 de febrero la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Este año bajo el lema “La vida consagrada, parábola de fraternidad en un mundo herido”.
El objetivo de esta jornada es ayudar a toda la Iglesia a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca y dedicar su vida a Él.
El mensaje de los obispos para la Jornada Mundial de la Vida Consagrada
La Comisión Episcopal para la Vida Consagrada dedica esta jornada a estos hombres y mujeres que, en medio de innumerables desafíos, al borde del camino o en el rincón más inhóspito de una barriada cualquiera, se convierten en ayuda para las heridas del mundo. En la actualidad, los consagrados también ayudan con una mirada especial a personas que experimentan nuevas formas de injusticia, aflicción y desesperanza: los afectados por la covid-19.
La vida consagrada es "una parábola de fraternidad en un mundo herido": así lo escriben los obispos en su mensaje para la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, prevista para el 2 de febrero, fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo. "Esperanza para el mundo", "fermento de Cristo en la masa de la humanidad", las personas consagradas son recordadas por los prelados con gratitud y aprecio por el "compromiso" y el "testimonio" que ofrecen al mundo.
Un aniversario especial: 25 años de la primera Jornada Mundial de la Vida Consagrada
Al mismo tiempo, la celebración de la Jornada de la Vida consagrada, “quiere ayudar a toda la Iglesia a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca mediante la práctica de los consejos evangélicos y, al mismo tiempo, quiere ser para las personas consagradas una ocasión propicia para renovar los propósitos y reavivar los sentimientos que deben inspirar su entrega al Señor”.
Citando las palabras de San Juan Pablo II, la CEE afirma: "A las personas consagradas, pues, quisiera repetir la invitación a mirar el futuro con esperanza, contando con la fidelidad de Dios y el poder de su gracia, capaz de obrar siempre nuevas maravillas”. La Iglesia española recuerda sucesivamente que en este 2021, la Jornada Mundial de la Vida Consagrada cumplirá 25 años.
El Papa Juan Pablo II instituyó la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, cuya primera celebración tuvo lugar en la fiesta de la Presentación del Señor en el Templo del año 1995.
Un mundo herido
Refiriéndose al tema elegido para el aniversario, la CEE destaca cómo “evoca la vocación y misión de las personas consagradas en la Iglesia y en la sociedad, como signo visible de la verdad última del Evangelio, de la llamada perenne de Jesucristo y de la cercanía del Padre para con cada ser humano”. Por ello, en el mundo herido y en el mar turbulento del siglo XXI, los obispos españoles exhortan a la hermandad, al reconocimiento de la "dignidad de cada persona humana", a caminar como una sola humanidad.
El mundo está herido, subraya la CEE, y "en gran parte de nuestro planeta, la herida supura sin descanso, noche y día, más allá o más acá de los vaivenes de la política, la economía, la vida social, etc”. Tanto es así que los abusos y el sufrimiento “ya se han vueltos crónicos”. El hambre, la indigencia, la guerra, la persecución o la explotación - dicen los obispos - no son cosa del pasado: siguen teniendo rostro concreto en tantos que están apaleados al borde de los caminos, por más que muchos pasemos de largo, apremiados por tantas urgencias que no lo son tanto, como vamos descubriendo aún sin remediarlo.
A estos rostros que quizá ya no nos sobrecogen como deberían se unen hoy otros que experimentan nuevas formas de injusticia, aflicción y desesperanza: los afectados por la pandemia de la covid-19, que se está cebando con los enfermos, los mayores y los más vulnerables; las víctimas de la degradación acelerada del planeta y de las catástrofes naturales, cada vez más violentas; los inmigrantes y refugiados, que huyen por miles del horror y no terminan de encontrar comprensión y cobijo en nuestras posadas.
En todos esos “rostros descartados”, las personas consagradas “se miran y se sienten llamados”, porque es precisamente en ellos donde ven “a Cristo sediento, maltratado, abusado, extranjero, encarcelado; en todos esos abismos de la humanidad se arrodillan y se entregan, haciéndose prójimos de cada uno sin excepción. En su corazón misericordioso y misionero son parábola de la fraternidad humana”.
El mensaje del Santo Padre
A propósito de la Jornada, el Papa Francisco presidirá la celebración Eucarística el 2 de febrero desde san Pedro, el Dicasterio para la Vida Consagrada ha hecho llegar una carta a todos los consagrados y consagradas del mundo donde pide, de forma tácita, seguir las enseñanzas de la encíclica Fratelli Tutti: "Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos" (Carta encíclica Fratelli tutti, n.8 ).