La increíble petición que recibió este joven sacerdote cuando se desató la DANA en Valencia: "Estaba saltando por el tejado"
Federico Ferrando acude cada día junto a otros voluntarios a repartir rosarios y a ayudar con las labores de limpieza en el municipio de Paiporta
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Federico Ferrando tiene 27 años y es el protagonista de una foto que ha dado la vuelta a España por lo que aparece en ella. En la instantánea, este joven sacerdote coadjutor de la parroquia de San Pascual Baylón, en la capital valenciana, aparece en el centro junto a unos cuantos chicos más, inmersos todos en los trabajos de limpieza de unas de las calles anegadas de Paiporta, la que ha sido bautizada como 'la zona cero' de la catástrofe que se desencadenó el pasado 29 de octubre.
En COPE, hemos tenido oportunidad de conocer de primera mano, cómo está realizando esos trabajos Federico junto a sus compañeros, quien nos ha atendido en un descanso desde Paiporta y nos ha contado qué es lo que le une a este pueblo y desde cuándo acude al municipio para echar una mano a los damnificados: "Soy testigo ocular de lo que acontece en Paiporta porque mis padres viven aquí. De hecho, yo sigo teniendo el domicilio aquí, aunque sea sacerdote desde hace 2 años. Y la situación, al menos en mi calle, es que las unidades de emergencia militar y demás todavía no han podido acceder, siguen todos los escombros en medio de la calle y está todo muy muy afectado con muchísimos coches y necesidades básicas urgentes", declaraba Federico.
Cuando llamé a mi hermana estaba saltando por el tejado a casa del vecino y me pidió la bendición iba con su bebé que la semana que viene cumple cumple un año"
Además, este joven sacerdote también nos ha contado cuál fue el momento en el que se dio cuenta de lo que acontecía en el municipio valenciano, la riada que ha provocado cientos de pérdidas humanas y también materiales: "En el momento en el que saltó la alerta, yo estaba en la parroquia donde soy vicario, en San Pascual Bailón, y sabía que mi familia estaba aquí. Y mi hermana en una alquería, cuando le llamé estaba saltando por el tejado a casa del vecino y me pidió la bendición por iba con su bebé, que la semana que viene cumple un año", contaba Federico a los micrófonos de COPE.
Así es un día de trabajo en paiporta junto a federico y el resto de voluntarios
"Entonces salimos de madrugada, a las seis, todos los días, varios grupos de jóvenes. Previamente rezamos en la capilla de la Virgen de los Desamparados en la parroquia y rezamos laudes de camino e intentamos llegar hasta donde nos dejen y tocamos a las puertas para ayudar en lo que haga falta. Después de haber rezado un poco, solemos llegar a a la casa donde están mis padres durmiendo porque no se quieren ir por los robos y demás que están acaeciendo y empezamos a cargar nuestras palas, nuestro material de limpieza y nuestros rosarios y detentes, porque aparte de utilizar nuestra fuerza para ayudar estamos intentando hacer apostolado. Entonces vamos llamando casa por casa y ayudamos a vaciar trasteros, remolcando coches y haciendo breves pausas para comer, rezar y continuar la misión hasta que hasta que cae la tarde y tenemos que volver a la parroquia.", declaraba Federico Ferrando.
LA ACTITUD DE LOS VECINOS DE VALENCIA SIETE DÍAS DESPUÉS DE LA IRRUPCIÓN DE LA DANA
Hemos aprovechado la oportunidad para preguntar a nuestro invitado cómo siente que se encuentran los vecinos de Paiporta, ahora que han transcurrido siete días desde que irrumpiera el temporal: "Me sorprende enormemente el buen talante que están teniendo todos los vecinos de ayuda, de servicio, de ordenación al bien común, a pesar de que las pérdidas humanas y materiales son incalculables. La apertura que están teniendo hacia la caridad, la solidaridad y hacia la gracia es increíble. Es una oportunidad para que en medio de la prueba del sufrimiento de la cruz se manifieste el rostro de Cristo", apuntaba Federico, quien además es uno de los curas diocesanos más jóvenes de Valencia.
ADEMÁS DE LA AYUDA, UN ROSARIO PARA CADA VECINO DEL MUNICIPIO VALENCIANO
"Con las personas que nos vamos cruzando, repartimos un rosario, preguntamos cómo están, prometemos oración por ellos y repartimos detentes. También una capitana de la UME que está aquí al servicio, que es muy católica, pues ha pedido esos detentes para entregar. Generalmente se emocionan, se ponen a llorar y dicen, 'nunca me lo quitaré, nunca dejaré de rezarlo", finalizaba nuestro invitado.