Julián Ruiz Martorell toma posesión de Sigüenza-Guadalajara: "Seamos bendición de Dios"

El obispo ha hablado de la cercanía de n¡la Navidad: "Hemos de estar atentos a la gran enseñanza del misterio que nos disponemos a celebrar"

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Redacción Religión

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Vuelve a ver la toma de posesión del nuevo obispo de Sigüenza-Guadalajara

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“Necesitamos descalzar nuestros pies porque estamos a punto de pisar tierra sagrada, la tierra que el Señor santifica al plantar su tienda entre nosotros. Necesitamos purificarnos, renovarnos interior y profundamente para disponernos a celebrar el gran acontecimiento de la Navidad”. Así ha comenzado su homilía el obispo de Sigüenza-Guadalajara, que ha tomado posesión de la diócesis este 23 de diciembre. Es preciso, ha dicho, “eliminar la escoria superficial que se adhiere a nuestro ser como una segunda piel para que nuestra ofrenda, la ofrenda de nuestra vida, sea agradable al Señor”.

A través de la familia se renueva el mundo, “y el Señor ilumina con su presencia todas nuestras relaciones. En Navidad, el Señor mismo se hace luz en medio de nosotros, para que podamos contemplar en el rostro de cualquier persona el perfil de un hermano. Nuestros ojos aprenden a ver con mirada limpia a todas las personas, especialmente a las más necesitadas”.

La enseñanza de la Navidad

En Navidad, no solamente contemplamos y agradecemos, sino que también aprendemos. “Hemos de estar atentos a la gran enseñanza del misterio que nos disponemos a celebrar. Un misterio que nos enseña el valor de la humildad, de la sencillez, de la pobreza, de la austeridad, de la genuina alegría, del gozo de compartir, de la felicidad que encontramos cuando nos sentimos inmensamente amados por Dios y testigos de su amor en el mundo”.

En estos días, “la mano del Señor, el dedo creador de Dios, está a punto de tocar de nuevo a la humanidad. Con un toque respetuoso, acogedor, renovador. La mano del Señor se abre a la humanidad para suscribir una alianza nueva, más perfecta, magnífica”.

En Navidad, “hemos de mirar hacia el Señor que tiende hacia nosotros su mano providente. Hemos de celebrar esta iniciativa desconcertante. Hemos de agradecer este signo asombroso. Hemos de vivir esta experiencia transformadora. Hemos de dar testimonio de esta oportunidad histórica. No podemos descuidar el encuentro trascendental”. El obispo no ha querido concluir su alocución sin recordara su predecesor, Atilano Rodríguez, “su nueva etapa de ministerio episcopal”. Además, ha agradecido “la cercanía demostrada durante estos meses. Gracias a quienes habéis demostrado vuestra capacidad de servicio preparando con tantos detalles de cordialidad y buen hacer esta celebración”.

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