El legado de Miguel Manzano, mucho más del '¡Qué alegría cuando me dijeron!'
Miguel Manzano Alonso (1934-2024) falleció el pasado 15 de mayo dejando un legado enorme como músico, compositor e investigador de folclore castellano
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Como dice Juan Carlos Asensio, experto en gregoriano, compañero y amigo de Miguel Manzano, la providencia quiso que falleciese el día de las gentes del campo, el 15 de mayo. Y es que, aparte de componer música religiosa, como explicaremos a continuación, Miguel Manzano dedicó el grueso de su actividad profesional a recopilar e investigar el testimonio y cantos populares de la gente de los pueblos. Bailes, refranes, romances y música religiosa.
Cualquier investigador que trabaje con fuentes orales en historia, antropología o etnomusicología debe conocer los cancioneros de Burgos, Zamora y León que hizo, entre otras investigaciones de otras provincias. Miguel Manzano marcó escuela en la forma de organizar y estudiar el trabajo de campo recopilado.Su trabajo le llevó a ser catedrático de Folklore del conservatorio de Salamanca. Además, por esta labory y sus composiciones, el conservatorio de Zamora lleva su nombre.
David Rivas, músico y compositor zamorano, que también conoció al maestro Manzano le recuerda como ''un hombre bueno que ayudó a todos, trabajador incansable y referente. Tenemos que recordarle siempre''.
Cómo se hizo el 'Qué alegría cuando me dijeron'
Unos años antes de comenzar su labor investigadora, en 1966, la Iglesia en España presentó los 150 salmos traducidos al castellano. El trabajo lo acometió el jesuita Alonso Schoekel. Por primera vez desde la Biblia traducida por Alfonos X el Sabio, las Sagradas Escrituras se traducían oficialmente al español.
Schoekel recurrió a las fuentes hebreas, las más cercanas a los salmos originales, para devolverles la métrica musical con la que fueron compuestos hace casi tres mil años. Durante siglos las versiones latinas de la Biblia perdieron esa característica, aunque Schoekel insitió que la Vulgata de san Jerónimo se basó también en las versiones hebreas. Sin emabargo, no siempre fue la traducción oficial de la Iglesia Universal.
En aquel 1966, Miguel Manzano tenía 31 años, era el organista de la catedral de Zamora. De la lectura y meditación de los salmos traducidos, empezaron a ocurrírsele. En base a sus conocimientos de gregoriano, polifonía, música popular y del góspel, que estaba descubriendo, compuso las melodías. En 1968 grabó 13 musicalizaciones de salmos para la discográfica PAX. En sus memorias explica cómo compuso y grabó ese disco de ''Salmos para el pueblo''.
Dos de esos salmos, ''Qué alegría cuando me dijeron'' (salmo 121) y ''Este es el día en que actuó el Señor'' (salmo 117) son muy conocidos en el mundo hispanohablante. Se siguen cantando, aunque mucha gente recuerda también ''Desde lo hondo'' (salmo 129) o ''A ti levanto mis ojos'' (salmo 122).
''Unas aportaciones que se han convertido en himnos'' comenta David Rivas, músico y compositor zamorano, amigo de Miguel Manzano. No sólo son canciones fáciles porque se escribieron en castellano, sino porque las hizo así a propósito de que se aprendiesen en seguida. ''Es una música que la escuchas dos veces y eres capaz de reproducirla'', analiza Rivas. ''Sin olvidar que las letras y el mensaje se tiene que entender''.
Anteriormente, Miguel Manzano había compuesto la Misa Cantada Popular, con todo el Ordinario (cantos que no cambian la letra en la misa: Santo, Gloria, Cordero de Dios, etc) en castellano. Aunque la de Tomás Aragüés fuese más conocida, y del mismo año, Manzano respondió con esta misa también a la necesidad de cantar en lengua vernácula los textos y momentos de la liturgia.
Dos años después de los salmos vendría ''Aquí en la tierra''. Música y letra son suyas, y aquí encontramos títulos también muy cantados en la Iglesia hispanohablante: ''Con vosotrs está y no le conocéis'', ''Navidad sin pandereta'' o ''Pequeñas aclaraciones'', que reza en su estribillo: 'Va Dios mismo en nuestro mismo caminar'.
Además de estos dos discos, Miguel Manzano compuso hasta 30 obras musicales. Si con ''Salmos para el pueblo'' revolucionó la música cristiana, también puso un punto y aparte en la Semana Santa de Zamora a comienzos de los años 80's. La Hermandad del Espíritu Santo contó con dos himnos musicalizados: 'Christus Factus Est' y 'Crux Fidelis'. Y para la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte compuso el ''Jerusalem'', musicalizando textos de la liturgia de las horas del Jueves Santo.
Miguel estuvo bien de salud hasta unas semanas antes de fallecer. Se le recordará como una persona buena, dispuesta, amable, generosa y sencilla, que abría la puerta a cualquiera que quisiese verle o hacerla una consulta. Un hombre inquieto, un creador que, hasta el final siguió trabajando. Seguro que su Zamora natal y la Iglesia hispanohablante le recordarán durante mucho tiempo.