Los religiosos disponen ya de un protocolo ante los abusos sexuales a menores y adultos vulnerables
La CONFER publica una guía práctica para prevenir comportamientos violentos como el maltrato físico, psicológico o emocional, los castigos físicos, humillantes o denigrantes
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Tras meses de trabajo la CONFER ha publicado una política marco de protección y actuación en casos de abusos sexuales a menores y adultos vulnerables con el asesoramiento de Holistic, de la Universidad Pontificia Comillas.
Según informa la misma Conferencia, es "una guía práctica para los Institutos religiosos, sus miembros, y los laicos o sacerdotes vinculados a las actividades de los mismos como colaboradores, trabajadores o voluntarios". Ahora, a partir de este protocolo cada instituto religioso adaptará el documento "a sus propias circunstancias y misión".
El buen trato
"Si bien el objeto de este documento es la prevención y protección frente a abusos sexuales, los Institutos deberían adoptar una política destinada también a desterrar otro tipo de comportamientos violentos tales como el maltrato físico, psicológico o emocional, los castigos físicos, humillantes o denigrantes, el descuido o trato negligente o las amenazas, injurias y calumnias", aseguran, recordando que esta política debería poner en el centro el buen trato.
En la legislación española el buen trato se entiende "como aquel que respetando los derechos fundamentales de todas las personas, promueve activamente el respeto mutuo, la dignidad del ser humano, la convivencia democrática, solución la pacífica de conflictos, el derecho a igual protección de la ley, la igualdad de oportunidades y la prohibición de discriminación".
Criterios de selección de trabajadores
Las orientaciones que recoge el protocolo establecen "criterios de selección y de formación para quienes trabajen o se relacionen con ellos, así como un código de conducta que recoja las conductas que en ningún caso pueden darse y las consecuencias de las mismas, las que puedan ayudar a mejorar la protección y las buenas prácticas que fomenten el buen trato, la cultura de respeto y de protección, y la creación de espacios seguros para estas personas frente a posibles abusos o agresiones".
Además, estas orientaciones buscan reparar el daño causado a la víctima y trabajar con el victimario la rehabilitación.