El mensaje de agradecimiento de un seminarista de Madrid a su padre viudo: "Es el hombre más importante de mi vida"
La festividad de San José siempre ha sido un día especial para Carlos Tejedor y su padre, Luis. Y es que Carlos, que cursa el cuarto curso en el Seminario, ha recorrido un largo camino desde que, en 2018, sintiera por primera vez el llamado del Señor

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La festividad de San José siempre ha sido un día especial para Carlos Tejedor y su padre, Luis. Y es que Carlos, que cursa el cuarto curso en el Seminario, ha recorrido un largo camino desde que, en 2018, sintiera por primera vez el llamado del Señor.
"Son dos momentos", recuerda Carlos. "El 22 de julio de 2018, en una peregrinación de la archidiócesis de Madrid, noté que el Señor me llamaba, y solo era el comienzo del camino. Luego, durante la pandemia, encerrados en casa, pude rezar mucho y no vi motivos para dilatar más la decisión. Decidí entrar", ha explicado en 'Ecclesia es domingo'.
Antes de dar este giro a su vida, Carlos estudiaba Matemáticas en la Universidad. "Mi sueño era un cuarto lleno de pizarras", confiesa con una sonrisa. Aún echa de menos las ecuaciones y los problemas complejos, pero el tiempo ha ido paliando esta añoranza.
Luis vio venir la vocación de su hijo
Luis, su padre, no se sorprendió cuando Carlos le comunicó su vocación. "Desde pequeño era una persona con mucha vida interior. Cuando se preparaba para la Primera Comunión, hacía preguntas con siete años que me dejaban atónito. Se notaba que tenía una presencia de Dios natural y feliz".
Años más tarde, durante un Camino de Santiago, Carlos compartió experiencias con dos seminaristas. "Les pareció gente normal", dice su padre entre risas, y empezó el proceso.
La vida no ha sido fácil para ellos. La madre de Carlos falleció cuando él solo tenía diez años, y Luis tuvo que asumir ambos roles, el de padre y madre. "Yo he respetado su libertad", asegura. "Cuando me dijo que se iba al seminario, le aconsejé terminar la carrera porque ya estaba en el ecuador, pero me dijo que no y acepté. El resto de la familia tuvo sus más y sus menos, pero él fue muy sincero", añade.
Luis, clave en el nacimiento de la vocación de su hijo Carlos
Para Carlos, la figura paterna ha sido clave en el desarrollo de su vocación. "Es el hombre más importante de mi vida. Cuando pienso en alguien fuerte, responsable, que me ha enseñado a amar y a desvivirse por los demás, pienso en él. Viendo cómo se ama, se aprende a amar".
Luis, por su parte, insiste en la importancia de la formación desde la infancia. "Yo he educado a mis hijos en su libertad personal y responsabilidad. La vida de piedad cristiana hay que vivirla sin imposición. La mejor manera de educar es con el ejemplo. Nunca se les ha impuesto rezar el Rosario o ir a misa, aunque de pequeños hay que tirar un poco de ellos. Pero nunca les hemos obligado a ir a los oficios de Semana Santa o a realizar ciertas prácticas".
A medida que la ordenación de Carlos se acerca, las emociones se intensifican. "Me emociona la referencia que hace a su madre", confiesa Luis. "La perdió con diez años, y yo no he sido consciente de haberle provocado esos sentimientos en su vocación", ha confesado.
Carlos también piensa en ese día tan especial, aunque con calma. "Es una imagen que me impone mucho. Lo veo en mis compañeros que se van ordenando y te cuentan que no pasa nada, pero de repente toda tu vida ha cambiado".
Luis no sabe cómo se sentirá ese día, pero una cosa la tiene clara. "Mi mujer estará allí. Y yo me emocionaré. Es como una boda sin novia".