El proyecto que detecta el cáncer de útero a mujeres del Congo que desarrolla un médico de Navarra: "No tienen acceso a revisiones"

El proyecto está impulsado por la fundación ‘Amigos de Monkole’, que trabaja por mejorar las condiciones de vida de la población congoleña, marcada por la pobreza, el expolio de sus recursos y la corrupción

José Melero Campos

Publicado el

3 min lectura

La República Democrática del Congo enfrenta una grave crisis de violencia y desplazamiento de la población cristiana. La situación alcanzó un punto crítico el pasado 19 de febrero, cuando un grupo vinculado al Estado Islámico llevó a cabo una masacre en una iglesia, dejando un saldo de setenta cristianos decapitados. 

Este ataque se suma a los 261 asesinatos registrados en el país solo en 2024, reflejando la creciente inseguridad y persecución que sufren las comunidades cristianas.

El presidente de la fundación ‘Amigos de Monkole’, Enrique Barrio,  advierte en 'Ecclesia al día' que la situación empeora cada día. “Yo que llevo quince años yendo allí, veo cómo la gente sufre saqueos constantes, desplazamientos forzosos... Me contaba la embajadora de España en el Congo que hace un año visitaron Goma y vieron cómo un colegio había convertido su patio en un campamento improvisado para refugiados”, relata Barrio.

La crisis no solo es de seguridad, sino también sanitaria y económica. La corrupción, los conflictos por el control de los recursos naturales, como el coltán, y la injerencia de potencias extranjeras como Rusia y China han agravado la situación. “La población está muy desanimada”, añade Barrio, evidenciando la desesperanza de miles de familias congoleñas.

La labor de ‘Amigos de Monkole’

A pesar del difícil panorama, organizaciones como ‘Amigos de Monkole’ trabajan incansablemente para mejorar las condiciones de vida de la población. En 2024, esta fundación ha brindado apoyo a más de 27.000 personas en áreas como salud, educación y agricultura. Uno de sus proyectos más destacados es el ‘Proyecto Elikia’, liderado por el doctor Chiva, ginecólogo de la Universidad de Navarra.

“El proyecto comenzó hace cinco años con expediciones médicas para detectar el cáncer de útero en mujeres congoleñas. Hasta ahora hemos logrado examinar a unas 1.200 mujeres. Es un trabajo duro, ya que el 10% de ellas presentan cáncer y, en muchos casos, nunca han tenido acceso a revisiones médicas”, explica.

Gracias a la capacitación de médicos locales, el proyecto ahora es permanente y atiende a unas 200 mujeres al mes. “Esperamos que con el tiempo las revisiones ginecológicas se conviertan en una práctica habitual”, afirma con optimismo.

Además de la atención médica, la fundación impulsa la formación profesional. “Si queremos un cambio real, debemos apostar por la educación y la formación de médicos, gestores y líderes comunitarios. Un hospital no solo necesita médicos, sino también administradores capacitados en gestión de recursos y resolución de conflictos”, destaca Barrio.

Intereses y el papel de la mujer en el Congo

La República Democrática del Congo es un país con enormes riquezas naturales, pero sufre un expolio constante por parte de grupos armados y potencias extranjeras. “Es un conflicto con múltiples actores, como Rusia, Estados Unidos y China, además de los países vecinos. A esto se suma la corrupción interna, lo que hace que la población viva en situaciones límite”, explica Barrio.

A pesar de la violencia, Barrio resalta el carácter pacífico de la sociedad congoleña. “He dormido en tiendas de campaña en poblados a treinta kilómetros de Kinshasa y nunca he sentido miedo. La gente es amable y acogedora, pero viven una realidad muy dura. El Congo podría ser uno de los países más ricos del mundo si se gestionaran adecuadamente sus recursos”, lamenta.

Un aspecto fundamental en la sociedad congoleña es el papel de la mujer. “Son ellas quienes sostienen a la familia, consiguen el dinero y se encargan de la educación de los hijos. Sin embargo, todavía enfrentan dificultades debido al machismo imperante”, comenta Barrio. Para mejorar su situación, la fundación ha centrado muchos de sus programas en la formación y empoderamiento de las mujeres. “Uno de nuestros principales objetivos es garantizar que la maternidad no sea un riesgo constante para ellas”, concluye.